viernes, 1 de agosto de 2014

XVIII Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A 03/08/2014



Sellaré con vosotros alianza perpetua


Lectura del libro de Isaías 55, 1-3

Así dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua, 
también los que no tenéis dinero: 
venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. 
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, 
y el salario en lo que no da hartura? 
Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David. »

Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18 R. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

Hermanos:
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21


En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» 
Jesús les replicó:
- «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.» 
Ellos le replicaron:
- «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» 
Les dijo:
- «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tornando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
___________


Comienzo mi periodo de vacaciones, por tal motivo, y dependiendo de la posibilidad que tenga de Internet en el pueblo, atenderé o no a mi Blog en cuanto a las publicaciones semanales de las lecturas bíblicas dominicales y del comentario correspondiente.
De no poder ser así por ese motivo aplicaremos el dicho popular: “En tiempo de melones, no hay sermones”.

En cuanto a la primera lectura por supuesto, Cristo es la fuente, en Él está el manantial que nos surte hasta la vida eterna.

Lo triste es que esto lo sabemos, lo tenemos bien claro quienes estamos familiarizados con la Palabra de Dios, pero en ocasiones nos cegamos, quedamos ofuscados por los “resplandores” momentáneos del mundo y buscamos donde no hay, dejamos las refrescantes praderas adornadas por sus ríos y riveras llenas de arbolados y nos vamos al desierto a buscar esos ricos manantiales que sacien nuestra sed, así que quedamos defraudados por que no encontramos lo que buscamos, y el problema es que buscamos mal, y buscamos mal por que no prestamos oído a la Palabra de Dios.

En la 2ª lectura: Miedo… a qué, ¿Quién puede apartarnos del amor de Dios?, ni las penas, ni las situaciones de conflicto, ni las graves preocupaciones sociales, mundiales, familiares o personales, nada. Dios está en nosotros, está con nosotros para fortalecernos y darnos todo su amor y una vida repleta de ESPERANZA.

El Evangelio saca a relucir lo que es prioritario para nosotros que vivimos en un mundo cada día más individualista, el hombre de hoy está pegado y apegado a su “máquina” móvil o celular que le comunica con “el mundo”, pero deja a un lado a aquellos que precisan compartir la vida con él.

Los problemas de nuestra sociedad se podrían solucionar con compartir, es decir, poner en común todo lo que tenemos, y más tantas cosas que nos sobran, entonces nadie pasaría necesidad.

El “MILAGRO” que realiza Jesús tiene como MOTOR de arranque esos panes y esos peces que alguien, unos, tenían y lo ponen en las manos de Cristo para donarlos a las necesidades del grupo, de la Comunidad que escucha al Maestro, y esa disponibilidad es la que hace posible que todo alcance para todos, no podemos esperar solucionar la pobreza en el mundo ni con sólo oraciones ni con el conformismo que nos acompaña, ha de ser con generosidad y con una Comunidad Eclesial abierta al mundo, sin razas, sin fronteras, sin muros que nos separen.