PAN NEGRO
El cine es mi afición, mi vicio, mi desahogo, por eso este domingo pasado fui al cine, como tantos domingos, no había visto la cartelera, y al llegar no encontré gran cosa que llamara mi atención. Escogí al azar, sin saber de que trataba la película titulada “Pan Negro”, y la vi.
Al salir del cine salí molesto, la película me había gustado, es un trocito de historia contado en casi dos horas, pero solamente un trocito de historia, una historia revanchista en cierto modo, parece ser que los nobles ideales solamente eran del bando republicano, de los “vencidos” y los malos los del bando de la derecha, sí, se que durante cuarenta años era al revés, pero ahora estamos en democracia y parecía que esto estaba ya claro, y por supuesto tenía que salir a relucir la Iglesia , que como pasa últimamente queda bastante mal parada, según en esta película los frailes eran unos vividores huraños y el cura un gordote sin corazón al servicio del poder “reinante”.
Aunque está basada en una novela, no niego que sucedieran no este caso concreto, sino cientos, miles de casos parecidos, porque por desgracia así fue. Pero es una pena que el joven que sale del cine sale con una impresión tan viciada o manipulada de la realidad que hace un juicio negativo de lo que en sí ha sido la realidad española en ese nefasto siglo XX.
En esta película queda claro que uno de los protagonistas, el padre de los nobles ideales de izquierdas, consecuente hasta la muerte había sido influenciado por el maestro de la escuela de su pueblo; el hijo, ya en tiempo de Franco era víctima de la manipulación de la enseñanza del maestro franquista, eso no es novedoso, yo lo viví, en mi infancia gocé de la dicha de tener dos maestras entrañables (que conste que mi infancia fue en tiempo franquista, ya que nací en el 52), pero un maestro que de vez en cuando iba por el pueblo era un tanto parecido al de esta película, donde nos hablaba más de política que de ciencia y donde su crueldad física y sicológica parecía haber sido sacada de una película de terror. Más tarde tuve la dicha de estudiar en Santander con los Hermanos de la Salle. Posteriormente ya de fraile y también en tiempo franquista con los Salesianos.
En mi niñez y juventud, quitando este maestro, nunca me encontré a nadie, ni las maestras del pueblo ni a los frailes, que en las clases glorificaran las hazañas del entonces “Movimiento Nacional Franquista”, sino que simplemente se limitaron a enseñar, y los frailes de la Salle a enseñar particularmente en mi colegio de San Martín de Santander a hijos de obreros pobres, muchos de ellos venidos como era mi caso de la emigración masiva de los pueblos que buscaban una oportunidad de educación para sus hijos en las ciudades.
Pero el motivo de mi disgusto es la visión que hacen de la Iglesia , ese “cura gordo con tantos kilos de grasa que no habían dejado en él espacio para tener un corazón” ya no cristiano, sino humano (palabras dichas en la citada película) al no querer enterrar por la Iglesia al padre de la familia protagonista ejecutado injustamente en la cárcel por no haber querido nunca a los curas, y esa visión de los frailes preocupados más en su alimentación que en la de los tísicos y demás enfermos terminales que cuidaba, deja de manifiesto esa persecución que la iglesia vive desde hace unos años para acá, cuando nuestro “brillante” presidente del Gobierno Español tomó como bandera de su gestión acabar con la ya tradicional lucha por la unidad de los españoles, que con tanto acierto en el gobierno de Suárez hombres de izquierdas y de derechas acordaron romper con esa lacra de desunión que dividía a España en dos, entre ellos además del entonces presidente estaban Carrillo y Fraga, y el Mimos Felipe González, Aznar y otros que trabajaron en esta línea, que ahora con la memoria histórica Zapatero tira por la borda y vuelve a dividir a España, pero la cruda verdad es que la división que está logrando es la de la clase política, de derechas y de izquierdas que viven como los galácticos del deporte, y la de los millones de obreros que cada día se sumergen más y más en la miseria que un gobierno descerebrado e inculto ha llevado y que ahora no tienen ni siquiera ese pan negro de los años malos de la posguerra, y que como siempre acuden por millares a las iglesias para que CARITAS les de de comer y pague sus deudas.
Cosas poderosas que me llaman la atención en todo esto son:
-. El dividir a los españoles entre buenos y malos. En tiempo de Franco los buenos eran la derecha y ahora son los malos, los causantes de todos los males, los que arruinaron a España.
-. El ver en la Iglesia solamente casos aislados de gente que no fueron buenos o dignos del cargo que ocupaban, como está pasando con los casos de los pederastas, pero el poner a todos los frailes y curas en el mismo saco....
¿A quien debe España la cultura que ha recibido en los años malos del hambre y del pan negro? Parece ser que ya no recuerdan esos miles y miles de seminarios y Escuelas Apostólicas repletas de niños, procedentes de barrios obreros y pueblos dejados de la mano de Dios, que con la disculpa de “ir pa cura” hacían sus estudios, comian lo necesario para vivir, la mayor parte mejor y más abundante de lo que comían en su casa y luego conseguían una carrera.
Tampoco se acuerdan en esos mismos años del racionamiento y del pan negro, a los directores de seminarios y colegios Apostólicos, cómo tenían que salir, con riesgo de sus vidas y no terminar en una cuneta por las balas de un guardia civil tantos frailes y curas que con un camión, o un carro tirado por caballo tenían que ir al estraperlo para conseguir comida para los niños, que ya afectados de sus pobres y en muchos casos míseros hogares llegaban para terminar muriendo en los fríos conventos víctima de la peste o la tuberculosis.
Tampoco los "cerebros hacedores de películas" de nuestros días recuerdan la lucha de la Iglesia Católica contra el franquismo, en pro de una justicia y una libertad añorada por todos, la defensa de la gente obrera por parte del clero tanto regular como secular, los líos con el Gobierno y las tantas y tantas acusaciones de curas, frailes y obispos de “rojos” que pasaron riesgos y peligros por estar con el pueblo. Como tampoco recuerdan los insultos que muchos cercanos a Franco recibió el Cardenal Tarancón, siempre crítico y pastor bueno de su pueblo. O los ruegos y súplicas del tan venerable pastor de la Iglesia Pablo VI para que pudiera gozar España de una paz auténtica y una libertad con derechos de igualdad para todos los españoles.
Esto no lo recuerda Zapatero ni muchos de sus ministros por la sencilla razón de que en esos años del pan negro sus antepasados habían cambiado de camisa y militaban en las filas de Franco bien gordos y cebados, muchos persiguiendo con saña a los perdedores de la guerra, sus antiguos camaradas, y que ahora sus descendientes se dan el lujo de condenar cuando tenían que callarse de pura vergüenza por proceder de quien tales cosas hicieron. O si nó informaros bien y vereis que sos hijos, nietos o sobrinos de militares, de guardias civiles, de falangistas y otros cargos cercanos al franquismo.
No creo que con hacer estas películas y con avivar fuegos ya apagados logren nada de provecho. Y que conste que no soy contrario a dar a cada uno lo que corresponde, a que cada familia tenga el derecho de tener a sus abuelos enterrados e identificados correctamente, (en la actualidad el Párroco de mi pueblo, un santo, no ha podido unirse a los muchos mártires de la guerra civil por desconocer el paradero de sus restos). No, no me oporgo a que gocen de las mismas pensiones que gozan los caídos en el bando de los nacionales, a que tengan todos las mismas oportunidades y derechos que se tiene que tener en cualquier país demócrata.
La cuestión es: España, ¿ha estado alguna vez unida?, ¿somos capaces de unirnos para algo?. ¿La democracia nos une?.........
El Duende del Perchel
Málaga
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