Ayer jueves, aunque el Corpus se celebra el domingo, quisimos pasar un rato agradable con nuestro amigo del alma Jesús Sacramentado. Fue algo “simple”, sencillo, improvisado casi, pero a la vez entrañable y hermoso.
Se había dicho el domingo pasado en las misas, una invitación, pero el enemigo de estos días, el calor, hace que la asistencia a la iglesia baje mucho, pero ayer fue una sorpresa, la asistencia era mucho mayor que cualquier otro día.
Expusimos el Santísimo, rezamos y meditamos el Santo Rosario, dimos la bendición con el Santísimo y reservamos para celebrar la Eucaristía que era ya de la Vigilia de San Juan Bautista.
Terminada la misa expusimos de nuevo el Santísimo y en procesión le acompañamos hasta el sagrario donde oramos y meditamos para así despedirnos de Él con una satisfacción y una alegría profunda en el corazón, mereció la pena, los feligreses salieron de este templo de Santo Domingo satisfechos de la hora que habíamos vivido.
Nos encontraremos el domingo en la celebración de la Eucaristá el domingo por la mañana y por la tarde en la Catedral.
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