Realmente sí que merece la pena el Evangelio de este Domingo, donde Jesús con dos peces y cinco panes da de comer a toda una multitud, y merece la pena que este mensaje se hace más actualidad con la crisis, pero ojo, no nos engañemos, que llamamos crisis a cualquier cosa, si en esta crisis tengo menos dinero para mis caprichos, para mis viajes, para mis vacaciones… No, la crisis, la de verdad es la que vive el tercer mundo, la crisis la sufre no el que le quitan la casa pero aún tiene posibilidades de conseguir otra, la vive el que nunca ha tenido casa, el y la que tienen que viajar 20 kilómetros para conseguir algo de alimento, agua, algo para sobrevivir en la miseria y en la penuria.
¿Dónde veis el milagro de los panes y de los peces? Yo no lo veo en el poder que tiene Cristo si quisiera en convertir las piedras en panes, eso quiso el demonio que lo hiciera y no lo hizo, lo veo en el compartir, entre los que estaban allí tenían panes y tenían peces, y compartieron, y se hizo el milagro.
Dicen que ya no se hacen milagros así, ¿no será que ya no somos capaces de compartir?, sino que se lo pregunten a la enfermera que regala su tiempo entre las gentes pobres del tercer mundo, que se lo pregunten a los doctores de Médicos sin fronteras, que son capaces de sacar hospitales de debajo de una piedra, si, sí que se hacen esos milagros, y aún mayores que el que nos narra el Evangelio de este Domingo, pero para ver esos milagros dos cosas, tener fe y estar allí.
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