El Cristo de los Favores del Campo del Príncipe
de Granada.
Este mundo
nuestro es contradictorio, confuso y complicado. Nos afanamos por TREPAR,
llegar a lo más alto, tener los mejores puestos, el mayor prestigio, el rango más
alto.
Sin
embargo para Jesús, su plan de vida personal y el que quiere hacer hincapié en
el corazón de sus discípulos es todo lo contrario.
“El que
quiera ser el primero, que sea el último. El que quiera ser el más importante
que sea el servador de todos”.
Santiago
ha captado el mensaje del Maestro, vemos en la segunda lectura de este domingo
como ataja los problemas de las primeras Comunidades cristianas con su
elemental enseñanza:
"Hermanos: Donde hay envidias y
peleas, hay desorden y toda clase de males.
La sabiduría que viene de arriba, ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.
¿De dónde salen las luchas y los conflictos entre vosotros? ¿No es acaso de los deseos de placer que combaten en vuestro cuerpo?
Codiciáis lo que no podéis tener; y acabáis asesinando.
Ambicionáis algo y no podéis alcanzarlo; así que lucháis y peleáis.
No lo alcanzáis, porque no lo pedís.
Pedís y no recibís, porque pedís mal, para derrocharlo en placeres".
La sabiduría que viene de arriba, ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.
¿De dónde salen las luchas y los conflictos entre vosotros? ¿No es acaso de los deseos de placer que combaten en vuestro cuerpo?
Codiciáis lo que no podéis tener; y acabáis asesinando.
Ambicionáis algo y no podéis alcanzarlo; así que lucháis y peleáis.
No lo alcanzáis, porque no lo pedís.
Pedís y no recibís, porque pedís mal, para derrocharlo en placeres".
El gesto
de acoger y abrazar Jesús a un niño y de decirnos “El que acoge a un niño
como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a
mí, sino al que me ha enviado”, nos ratifica este mensaje de Jesús, de búsqueda
de la humildad para heredar la Vida Eterna.
El niño encarna esos contravalores que vive la
sociedad de nuestros días, ese EGO que lleva a nuestro mundo con derroteros tan
nefastos en todos los campos, en lo político, en lo económico, el lo social…
Para Jesús el niño es símbolo de debilidad,
sencillez, fragilidad, desprecio o poco aprecio de sus gustos o su propia
voluntad.
Quiera Dios que no se deje nunca de leer el
Evangelio de Jesús pues tenemos la esperanza de que aunque solamente si fuera
así como gotita a gotita sería capaz de cambiar los corazones engreídos y
transformados en piedra y cambiarlos en corazones de carne y ansiosos de servir
a los demás en sus muchas necesidades, desterrando las envidias, los deseos del
placer por el placer, las ambiciones…
Que por la Gracia de nuestro Dios de paz y de amor tengamos
todos un feliz Domingo día del Señor.
Iglesia de las Dominicas de Zafra de Granada.
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