¡ALELUYA! ¡ALELUYA! ¡ALELUYA!

Al finalizar la Vigilia Pascual en el Coro bajo de las Dominicas.

CRISTO HA RESUCITADO. Hemos vivido una bonita experiencia en el Monasterio de las Madres Dominicas con nuestra Semana Santa con ellas, y con la participación de Héctor, acólito dominical que me suele acompañar a las 9 a la celebración de la Misa, con Jorge, gran maestro de ceremonias que es una seguridad tenerle cerca, pues está atento a todo detalle y a engrandecer de fervor y devoción cada celebración litúrgica, y José Antonio, que esta Noche Santa nos ha sorprendido tan favorablemente cantando el Pregón Pascual y la Letanía de los Santos en nuestra celebración y que ha dado gran solemnidad a la misma. Gracias José Antonio, de aquí pronto al Vaticano los tres de ceremonieros pontificios.
Una vez concluida la celebración compartimos un ratito con las Madres Dominicas y nos felicitamos por la fortuna de poder celebrar la Pascua y sentirnos ya, desde ahora, resucitados con Cristo el Señor de nuestras vidas.
Ciertamente que viendo los derroteros que toma nuestro mundo y a tanta gente que van dejando la FE por el camino de sus vidas, es una gran fortuna mantener la nuestra y vivirla en Comunidad y poder decir al Señor desde lo profundo de nuestro corazón: Gracias Padre Santo por el don de la vida, por estar a favor de la humanidad siempre, por tu entrega de amor de Cristo tu Hijo al sacrificio de la Cruz para que con su Gloriosa Resurrección cada uno de nosotros podamos sentirnos resucitados en Él y con Él. Gracias por el don maravilloso de la Fe y por encontrarnos en nuestro camino con gente joven maravillosa que la viven con generosidad de espíritu y rebosantes de alegría como José Antonio, Héctor y Jorge.

Los Acólitos con las Dominicas.

y yo también....

Compartiendo con alegría de la Pascua.

Ya resucitados.

El Altar

Más alegría.

El Cirio Pascual, parte muy importante en nuestra celebración de hoy.