Ya queda atrás la Magna Mariana, con sus pros y sus contras, pienso
que ha sido un acontecimiento histórico y que ha merecido la pena. Ahora la
cuestión es que deja, que cambia, que aporta como novedad a los hijos de
Granada. Es de esperar que aflore, avive la llama del Espíritu Santo y el amor
a nuestra Santísima Madre del Cielo, que siempre trae bendiciones a sus hijos y
que esta presencia de 33 imágenes marianas por nuestras calles además de
arrancarnos miles y miles de gestos como hacer la señal de la Cruz nos deje nuestro
compromiso vivificado por la atención de las Hermandades a los más pobres, a
los más necesitados y por una sincera conversión diaria al Evangelio del Señor.
He de esperar que todos los cofrades, los grupos de
acólitos, los costaleros se animen a vivir el día 2, de 5 a 6, la ora ante el Santísimo
Sacramento en el templo de Santo Domingo. Eso será un éxito si los líderes de
cada Hermandad saben comunicarlo a sus hermanos y si insisten en la necesidad
de sentirnos todos Iglesia Universal capaz de orar unida a todo el mundo,
capaces de arrodillarnos ante aquel que VIVE y está presente en el Sacramento
de la Eucaristía. Es
un reto para vosotros, un reto para la Iglesia. Si no oramos juntos no estamos juntos,
si no estamos juntos no podemos estar con El. "Padre -dijo Jesús en un
momento culminante de su vida- no oro por mi, oro por ellos, por los que tu me
diste, para que sean UNO como Tu y Yo somos UNO", para que seamos UNO. Uno
con él.
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