Un hombre subía una empinada cuesta llevando de las riendas un asno y un caballo. El asno llevaba una pesada carga, pero el caballo trotaba libremente viendo el panorama. El asno, de cuando en cuando y agobiado por el peso de la carga, suplicaba:
-¡Caballo, amigo mío, ayúdame! No puedo más.
El caballo riéndose le respondió:
-¡Peor para ti! El amo que lo ha querido así... ¡Arréglatelas como puedas!
Y continuaron su camino. Al poco, el asno exhausto cayó a tierra muerto.
Entonces el dueño, cogió al caballo, cargo todo sobre él, y se dijo:
-También este asno muerto puede valerme; siquiera venderé la piel para hacer tambores.
Y cargó también sobre el caballo el pobre asno muerto y así continuó su camino.
Padre Pachi: El amo del relato no tiene equidad ni lástima de las bestias.Es un despistado y un inmisericorde; lo que hace con las bestias lo haría con cualquier hombre.Como hijo de Dios, le debe un respeto a todas las criaturas creadas por su Creador.
ResponderEliminarEl asno, tal vez quiso hacer alarde de sus fuerzas y permitió que se lo cargara como a un "burro"; no debió haber consentido semejante carga.; cuando sintió que ya era bastante, que ya no debía de cargarse más, tenía que habérselo dicho al amo.
El caballo, una figura antisocial, insolidaria, que no le importa para nada el sufrimiento del otro, no ha sabido ponerse en la piel del otro; pero ahora se atendrá a las consecuencias...No sé que otra lectura podría tener tu relato.. Gracias por el Blog. Un abrazo. MªjOSÉ.
La moraleja no está en la brutalidad del amo, que si la tiene, está en l actitud del caballo.
ResponderEliminarCuando en la vida abusamos de otras personas y somos crueles con ellas, a la larga ese abuso y esa crueldad caerá sobre nuestros propios hombros, somos responsables de lo que hacemos, y pagaremos por ello, como le pasó al final al caballo, que cargó con todo, hasta con el burro muerto, cuando sólamente le pedian que cargara con la mitad del peso que tenía sobre sus lomos el pobre burro.