Vemos
como la Comunidad
creyente se mantiene fiel a los Sacramentos de Cristo que con profundo amor
custodia y administra la
Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica. Pero es palpable
el bajón que en muchos lugares está dando el Sacramento de la Penitencia y esto es un
síntoma muy peligroso para nosotros los creyentes.
Peligroso
porque vemos que a la
Comunión se acercan muchos, casi la mayoría de los católicos
que participan en la celebración de la Santa Misa, pero no pasa lo mismo con la Confesión. Peligroso
porque terminamos por justificar nuestros pecados y debilidades y no los
tenemos ya como lo que son o dejamos de creer que el pecado mata la Gracia que Dios ha puesto
en nuestra alma y no hacemos caso de ello y pasamos de confesarnos.
Peligroso
porque le seguimos el juego al tentador y al final nuestro obrar se queda en
una farsa ante Cristo que ha muerto por nuestros pecados y nos ha dejado los
medios para salir de nuestras miserias y vivir en su GRACIA.
Se dice que estaba el demonio un día adiestrando a
tres nuevos diablos que irían a la
Tierra a tentar a los hombres y les hizo una pregunta a cada
uno de ellos, ¿Qué vas a hacer para lograr que el hombre caiga y pierda su
gracia y así se condene?.
El primero dijo: “Intentaré meter en la mente del
hombre la idea de que Dios no existe”, pero el diablo le dijo, no sé, pero me
temo que no vas a tener gran éxito, pues el hombre intuye la presencia de Dios.
El segundo dijo: Yo sembraré en su conciencia la
idea de que tu no existes, así vivirán descuidados y tropezarán y caerán”. El
diablo le dijo, no sé, pero lo mismo que el hombre intuye la presencia de Dios
intuye mi presencia y no te será fácil hacer un buen trabajo entre los hombres.
El tercero le dijo: “Yo meteré en la conciencia de
los hombres la idea de que el pecado no existe, así caerán y se condenarán”, a
lo que el diablo contestó, ve, has acertado, es la mejor manera de traer gente
al infierno, creo que vas a triunfar, el éxito avalará tu trabajo.
Sí
hermano, el pecado existe, y necesitamos confesarnos, acudir a este Sacramento
que Cristo nos brinda para perdonar nuestras faltas y recuperar la Gracia de Dios en nosotros.
No dejes pasar más tiempo sin confesarte, haz un buen examen de tu conciencia,
pide a un sacerdote que te confiese; vive este tiempo de Gracia que es la Cuaresma empezando a
vivir en la línea del Evangelio del Señor y así se cumplirá en ti el lograr la
auténtica CONVERSIÓN. Recuerda, Conviértete y cree en el Evangelio. Pero ¿se
puede dar una auténtica conversión sin una buena confesión?.
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