El día de mi ordenación bendiciendo a Monseñor Hermín Negón, Obispo |
Sí, 28 años de mi
ordenación sacerdotal en la
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Cataño, Puerto
Rico, donde había llegado unos cuantos meses antes, recién ordenado de Diacono
para ejercer el diaconado en esa Comunidad Dominica y Parroquial.
Siendo un pueblo
grande, con la bahía por medio que dejaba ver el Castillo del Morro y el
pintoresco puerto del viejo San Juan y que además tenía esta Parroquia una
gente maravillosa con distintas agrupaciones; destacaba la del Dulce Nombre de
Jesús, la Legión
de María, el Grupo de Acólitos y su magnífico Consejo Pastoral, y al poco
tiempo de llegar yo, fruto de nuestras Pascuas juveniles que hacíamos
moviéndonos por todos los sectores de la Parroquia, juntábamos una gran cantidad de
jóvenes, cientos, que llenaban ellos solos el gran templo parroquial en la
celebración de la
Vigilia Pascual y de los que salió el grupo de jóvenes de la Parroquia JVC,
Juventud Vida en Cristo, quien con tres de sus líderes, Freddy, Ángelo y María,
fui a Colombia para hacer un curso de Pastoral Juvenil con más jóvenes
colombianos y Seminaristas de distintas diócesis colombianas, como el gran
“Paisa” de Medellín, de feliz recuerdo por su manera de ser, por su alegría.
Pero esta
parroquia también contaba con unos cuantos “caseríos”, zonas residenciales
propiedad del Gobierno, de una renta muy baja, y de gente marginada, que con
una mala política cambiaban con frecuencia imposibilitando mucho el trabajo
pastoral y el arraigo al lugar, muchos sin trabajo y muchas gentes metidas en el
trapicheo de la droga y en el consumo de la misma.
Sin embargo en esos lugares de vicio te encontrabas familias maravillosas, viejitos que vivían solos y jóvenes maravillosos que se dedicaban con ansia al estudio como única arma para salir de ese ambiente.
Siendo sacerdote,
en estos residenciales comencé la costumbre de celebrar misas con cierta
regularidad en las casas particulares de los católicos que invitaban a los
vecinos y afirmábamos la fe además de afirmar la convivencia.
La Comunidad de Dominicos
estaba presidida por el Prior, el P. Valeco, que era puertorriqueño al igual
que el P. Roberto, el resto de los padres eran holandeses y yo español, éramos
internacionales. –el P, Carlos, holandés, que era un gran liturgista me tomó
bajo su cuidado durante el diaconado para enseñarme, y con él aprendí mucho,
bauticé a cantidad de niños, -allí no es como en España, los bautismos eran
semanales y siempre muy numerosos-, casé a muchas parejas antes de la
ordenación de Presbítero y eso que cada sector tenía diáconos permanentes que
también hacían un gran trabajo. Yo trabajé en la Capilla, que luego hicimos
nueva, del residencial Juana Matos y que años más tarde compraron unas casas e
hicieron mucho más grande. Fue un gran inicio y de muchos frutos pastorales.
Como con todos los
pasos hacia el presbiterado, en ese largo camino, Monseñor Hermín Negón
Santana, Obispo Auxiliar de San Juan me dio los Ministerios en la Capilla de la Casa de Predicación de
Bayamón, me ordenó de Diácono en el Convento de Formación de los Dominicos de
Río Lajas, y este memorable día 17 de Mayo de 1987 en Cataño me ordenó de
Presbítero.
Que en Paz
descanse este gran Obispo, campechano, sencillo, pobre y cercano a la gente,
querido por todos, realmente humilde de corazón. Todo lo que tenía de grande en
lo físico, que lo era, tenía y mucho más de Pastor –como dice el Papa Francisco
era un Pastor con olor a oveja-.
El día de la Ordenación, cuanto todo
terminó, mandó salir a mi madre que colocó a su lado en el presbiterio y
poniendo su mano libre en su hombro (con la otra mano sostenía el báculo) animó
a hablar durante un buen rato, sobre la ordenación, la experiencia y sobre mí.
Muchas veces me ha comentado mi madre que no se explica como ella se atrevió a
hablar allí ante tanta gente, pero él era capaz de cualquier cosa, su bondad lo
hacía todo asequible.
Al celebrar los 28
años de mi ordenación, además de acordarme con cariño de los Dominicos de Yauco
donde todo este proceso de descubrimiento de la vocación sacerdotal empezó, ya
que habiendo entrado en la orden como hermano en el año 1969 no veía esa
necesidad o la razón para dar tal paso, con mi experiencia al llegar a la
preciosa isla del encanto, en este pueblo de Yauco, con el contacto pastoral
principalmente con los jóvenes y dando clases de religión en el Colegio del
Santísimo Rosario de Yauco, con los niños, destaca por su gran humanidad y vida
de auténtico ejemplo, el Párroco que era el P. Basilio, amado por todos y muy
especialmente por toda la juventud, otro gran pastor con olor a oveja. También
los demás frailes de esa Comunidad que en aquellos días éramos nueve.
También recuerdo
con entrañable cariño al P. Valeco y al P. Carlos y al más viejete que murió al
poco de yo llegar a Cataño, el P. León, holandés, y demás frailes de esa
Comunidad, a los Dominicos españoles de Hermanas Dávila donde yo fui párroco
antes de regresar a España definitivamente, a todos los dominicos de Bayamón, a
los Dominicos de la Vicaría
de Puerto Rico, con grato recuerdo del Vicario P. Vicente van Rooij, y de
manera muy entrañable al P. Provincial de la Provincia de Holanda. A
tantos hombres y mujeres entregados de corazón al Señor y a la Iglesia, tantos jóvenes y
niños, -que ya son adultos-. A las Dominicas de Fátima que me ayudaron tanto, a
las Madres Dominicas de clausura de Utuado. Ciertamente fue una experiencia
entrañable.
Las fotos: en la
primera el día de la
Ordenación bendiciendo al Sr. Obispo que me ordenó. La
segunda en Yauco, era Jueves Eucarístico, como todos los jueves se exponía el
Santísimo Sacramento, yo antes de la celebración de mi primera Misa dando la Bendición con el
Santísimo. la tercera foto en mi primera Misa en España, en Ormas, con mi
familia y la gente de la tierruca, de mi valle de Campoo. la cuarta en el
besamanos, besando yo a mi sobrinuca Cecilia y la última en Colombia, en el
Seminario, con los jóvenes de la Pastoral Juvenil, el primero de la izquierda es
el famoso Paisa.
En Yauco, Jueves Eucarístico antes de mi primera Misa |
En Ormas, mi primera Misa con la familia y la gente de mi tierruca. |
En el besamanos besando a mi sobrina Cecilia. |
En el Seminario, en Colombia, con los jóvenes de la Pastoral Juvenil. Con los de Puerto Rico Ángelo, Freddy y María, y de los colombianos el Paisa, el primero de la izquierda. |
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