sábado, 20 de agosto de 2016

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C


LA PALABRA DE ESTE DOMINGO XXI DEL T.O. CICLO C.

En la primera lectura del Profeta Isaías, Dios nos hace una llamada, una invitación a seguirle, a estar con él, somos su pueblo querido, las niñas de sus ojos, su corazón, por decirlo de alguna manera nos abarca, nos ama sin despreciar a nadie, sin rechazar a nadie, sin apartar de él a nadie por ser de otra manera, pensar distinto o incluso manifestar no quererle. Un padre amoroso ama a todos sus hijos, buenos y malos.

En la carta a los Hebreos se nos habla de la corrección, uff, que difícil aceptar esto. Tenemos por norma que nosotros, yo soy o somos los buenos, los que sabemos todo, los que todo lo hacemos bien. No aceptamos corrección alguna, pensamos que eso es para los demás.
Hoy en día nuestra sociedad quiere tapar la boca a los Obispos, a los sacerdotes y religiosos, a los profetas de nuestro tiempo. Y aunque cuando habla un Obispo se dirige a su pueblo, su rebaño, pues él es el Pastor, saltan con ira los laicistas de turno amparados por los políticos mediocres para caer sobre ellos. Pues no, el Obispo como el profeta tiene que anunciar la Palabra y también DENUNCIAR las injusticias, y pensamos que todo lo que se hace está bien hecho pues ha sido aprobado quizás democráticamente, poro hay normas, leyes propuestas por gente sin conciencia, ¿cómo no denunciar los atropellos que comete la sociedad moderna con el tema del aborto?, ¿Cómo no poner la Iglesia, que es MADRE de todos, el grito en el cielo ante leyes sin humanidad?, y esto duélale a quien le duela y patalee quien patalee, pues la VERDAD viene por Jesucristo y aunque nos reduzcan a las sacristías no taparán nuestras bocas, si nosotros callamos gritarán las piedras.


El evangelio lo resume todo con una frase del Señor: “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha”, y es que la vida sin sacrificio, sin esfuerzo, sin conversión cada día, pues no es vida. Esa VIDA que da Dios la tendremos en la medida que acatamos sus normas, vivimos su evangelio, amamos a su estilo, que seamos buenos los unos para con los otros y rechazamos como lo peor que nos pueda pasar el creer que lo que dice el Señor y nos gusta y suena a color de rosas, eso está dicho para nosotros, y en cambio aquello que suena fuerte, donde el Señor advierte, que habla de castigos, de condenación, eso es para los otros. 

No, no somos siempre los buenos, nos hace falta convertirnos casi casi cada día; gracias a Dios tampoco somos siempre los malos. La vida es lucha, es esfuerzo, es eso, entrar por la puerta estrecha. Que Dios os bendiga y os dé un feliz Domingo, día del Señor y una venturosa semana.

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