Hoy celebramos la fiesta de Santa Mónica, mañana la de su hijo
el gran San Agustín, Santa Mónica oró incansablemente por la conversión de su
hijo, que pasaba los días de su juventud viviendo mundanamente y dedicado a la
retórica pagana. Otro grade de la
Iglesia , de esa Iglesia del norte de África, aniquilada hasta
los cimientos por el islán, San Ambrosio consolaba y animaba a esta pobre
mujer, cristiana de toda su vida pero casada con un pagano y muy joven viuda.
Mañana la
gran fiesta de todos nuestros hermanos y hermanas de la familia AGUSTINIANA,
muchas felicidades para todos, en mi corazón queda el recuerdo de las Madres
Agustinas del Monasterio de Santa Dorotea de Burgos, donde vivieron mis tías,
hermanas de mi padre, Sor Josefa y Sor Nieves y que ahora estarán con nuestro
Padre San Agustín en el cielo. Este verano fui a Burgos para visitar a mi tía
Sor María Isabel, que está muy enfermuca y también, aunque han muerto las tías
agustinas visitamos el Monasterio, todas ellas son ahora tías también.
De San Agustín Nuestro
Padre Santo Domingo cogió para nuestra Orden su Regla.
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