“Con
vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”
Queridos
hermanos y hermanas,
Yo
no os voy a hablar del discurso apocalíptico o escatológico de las lecturas de
este domingo, que ya es el último puesto que el próximo domingo celebraremos la
fiesta de Cristo Rey del Universo y entraremos en un nuevo año litúrgico.
Creo
que me centraré únicamente en esta frase primera que es la final del Evangelio
de este domingo. “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra alma” pues creo,
que en definitiva toda nuestra luche, nuestros sacrificios, nuestra vida ha de
estar encaminada a lo más importante para nosotros, y sabemos muy bien que lo más
importante no es tener, poseer, acumular riquezas, lo más importante es la
salvación eterna. Ya lo dijo el Señor: “¿De qué le sirve a un hombre tener
riquezas si malogra o pierde su alma?”, pues eso, de nada, todo lo material se
queda aquí, nadie, a no ser algún loco y de esos casos si tenemos conocimiento
de más de uno, que al morir ha querido ser enterrados en su coche de lujo, o
con tal o cual excentricidad, cuando mueren no se llevan nada a la tumba. Pero
la cuestión que nos ha de preocupar está que no somos solamente cuerpo, está el
alma y esta NO MUERE, está destinada para la eternidad, una eternidad de GLORIA
si hemos vivido siguiendo la guía del Evangelio o una eternidad de condenación
si nos hemos salido de esa guía y de ese camino ya marcado con las pisadas de
Jesús y de tantos y tantos santos que siguiendo sus pasos están con él en el
cielo.
Por
eso hermanos “perseverancia” no nos cansemos, no nos asustemos, no
desconfiemos, si estamos con Jesús ¿Quién podrá estar contra nosotros y
vencernos?, ¿Quién nos derrotará?, Tu en Cristo, Cristo en ti y eres
invencible.
Como
siempre San Pablo nos pone el acento en lo práctico, si queremos ser del Señor,
si aguardamos la salvación no podemos quedarnos con los brazos cruzados
esperando que llegue, no, hay que trabajar, trabajar para vivir honradamente,
pero trabajar para el Reino, ese cielo que nos ofrece Jesús, trabajar para
salvarnos nosotros luchando por salvar a otros, a todos, pues si no hay
trabajo, si no hay lucha, vana será entonces nuestra victoria y nos llegará el
final y estaremos ante el Señor con las manos completamente vacías, con las
manos vacías nadie puede esperar nada que merezca la pena, no se trata de
luchar la vida para ver que gano, no todo está en ganar, quizás lo que me
importe o me tenga que importar mucho más es saber que pierdo, que dejo de mí
si vivo como Dios me manda, si soy capaz de dejar la pereza, el odio, la
envidia, el egoísmo, el ser egocéntrico, el creerme gran cosa y siempre por
encima de los demás, el pensar que soy el que más lucha, el que más sufre, el
que más se merece. La cuestión es perder más que tener o ganar, más que agregar cosas a lo que ya tienes, más que coleccionar favores
de Dios.
Que
tengas un feliz domingo día del Señor y que te dejes iluminar por Él para que
ilumines a cuantos se relacionan contigo. Dios te bendiga.
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