La obra del sacerdote es la obra de Jesús, quien quiere
destruir a un sacerdote quiere destruir a Jesucristo, a su obra; todo lo que yo
como sacerdote que soy hago lo hago como obra de Jesús. Yo no me puedo dividir,
una parte de mi es sacerdote, otra parte es laica, no. Soy por entero desde la ordenación
sacerdotal, por la Unción, por la imposición de las manos del Obispo consagrante y del Presbiterio, del Señor. Todas mis obras
están encaminadas a la MISIÓN que Él que me llamó, me encomendó al Servicio de la Palabra del Evangelio y a la celebración
de LOS SACRAMENTOS, principalmente, siendo más sacerdote que nunca, cuando
celebro el Santo Sacrificio de la Santa Misa.
Por eso ten mucho cuidado a la hora de hablar con demasiada
ligereza de un sacerdote, de un obispo o del mismo Papa, todos somos “un cristo
en la tierra”, pero el consagrado lo es por derecho propio de aquel que lo llamó Él mismo para su servicio, para
ser él, para la Misión. Y por desgracia en estos días ya ni siquiera se respeta
al Papa, cada cual juzga, compara con el anterior, critica, insulta, calumnia,
difama… si esto hacen con el Papa que no harán con los Obispos, Presbíteros,
Diáconos, Religiosos, Religiosas…
Que no nos falte nunca el juicio, no el de juzgar a otros,
que eso le corresponde a Dios, el sano juicio para no malograr la vida por
culpa de una lengua demasiado ligera. El que tenga oídos que oiga.
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