SAN BRUNO:
Se celebra hoy 6 de octubre, pues tal día como hoy murió, en el año 1101. Nos dejó un gran legado, la Orden de los Cartuchos que nos indica un poco cual era su estado de vida.
Entró de joven en una de las ordenes más rigurosas de su tiempo, pero se encontró con que aún dentro de las órdenes rigurosas se escondía un grave peligro que amenazaba la paz del alma: la murmuración, el chisme, la crítica, la pérdida del preciado bien del tiempo en conversaciones vanas y sin sentido.
Esto le llevó a buscar algo más profundamente estricto y como no lo encontró fundó la Orden de los Cartujos. Allí, entre otras muchas penitencias está la de no hablar, no perder el tiempo en esas banalidades.
El nombre de Cartuja procede de cuando el Santo buscaba un lugar para establecerse le ofrecieron uno conocido con el nombre de la Cartuja, allí se estableció e hizo su primera fundación y la gente les llamó Cartujos.
Las primitivas cartujas no tenían una estructura conventual o monacal. Eran pequeñas cabañas individuales, con una estructura central, que era el templo, donde destacaban las voces de los que se habían hecho mudos por amor a Dios, en los cantos y alabanzas al Señor. La Cocina y la Sala Capitular.
En las cabañas tenía cada monje su cama de madera pobre y fría de colchón y otras comodidades que dejaban para el mundo y que ellos no necesitaban. su mesa al lado de una pequeña ventana donde le servían las comidas, cuando no las hacían en comunidad, y un pequeño taller para sus trabajos, además de los trabajos en la huerta para el sustento de todos ellos, cada año dan a otros más pobres sus sobrantes y se quedan con lo estrictamente necesario sin acumular riquezas materiales.
San Bruno pudo ser "poderoso" en títulos y en "trepar" en el gobierno de la Iglesia, pero a todo renunció por amor a su Cartuja y amor al Señor, y gran penitencia fue para él el tener que abandonarla un tiempo por obediencia al Papa.
San Bruno, en este tiempo que nos ha tocado vivir no se que habría hecho, quizás asustado de la vida que llevamos se habría cosido la boca. No tenemos un segundo de silencio para escuchar a Dios, tampoco lo tenemos para escucharnos unos a otros. Igual escuchamos más a los que viven en otros continentes que aquellos que tenemos a nuestro alrededor. Sería bueno que nos acerquemos un poco a la figura de San Bruno para pedir su intercesión por nuestro mundo, seguro que nos contemplará con mucha pena y rogará mucho a Dios por nosotros y nuestras locuras de vida.
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