El
domingo por la tarde cuando llegamos del pueblo (en el pueblo no hay
misa regularmente) siendo el Corpus, al no tener misa en el Barrio
del Alisal fuy al centro, a los Franciscanos, donde están entre el
cemento y las piedras de esa iglesia moderna mezclados mis recuerdos,
ya que la vi construir y participé en bastantes Eucaristías en la
anterior, un bajo, un garaje grande que fue la primer iglesia de los
frailes Franciscanos en Santander, y que vivían en una casita,
estilo chalet que yo recorría como Pedro por su casa cuando en mis
años jóvenes pertenecía a la Legión de María y cuyo director del
grupo de jóvenes era el Prior del Convento.
Me
alegró el que mis pasos me llevaran ahí, no ha cambiado el estilo,
las misas siguen igualmente de participadas y cuidadas, donde en cada
misa se involucra toda la Comunidad, pero lo importante es el mensaje
del predicador.
Era
el día de la Caridad, el día de Caritas y el como tantas veces he
predicado yo en Málaga decía que era una mala, muy mala
interpretación. No se trata de CARIDAD, se trata de JUSTICIA, es el
día de la justicia social, donde el que tiene, tenga poco o tenga
mucho está obligado por Dios, por la Madre Tierra, por justicia a
repartir de lo que tiene con aquellos que no tienen, y uno por uno
fue citando a los grandes Padres de la Iglesia donde resumieron
afirmaban que el que no es capaz de repartir por justicia lo que
tiene con el que no tiene no puede llamarse ni ser cristiano, no
puede ser de Cristo.
Que
mala cosa esa interpretación en la que ha derivado el sentido de la
limosna en el cristiano, das dos perras gordas y te crees haber
engañado a tu conciencia y al mismo Dios, pero no es así, la
Palabra de Dios es clara, y los Padres de la Iglesia la interpretaron
perfectamente, así que nos queda a nosotros ahora ir quitando de la
gente ese mal entendido y cambiar definitivamente caridad por
justicia.
Justicia,
casi suena rara esta palabra sobre todo cuando vivimos en un país
donde está tan desprestigiada, donde el ladrón que muchas veces por
necesidad roba 20 euros paga con la cárcel, y el que roba 200
millones queda libre y no es obligado a devolver el dinero,
¿justicia? Que desprestigio de una palabra que tenía que ser
siempre escrita con letras de oro y por culpa de la política
rastrera de nuestros tiempos está escrita con letras de barro.
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