UN MENSAJE PARA LOS SEGUIDORES DE LA VIRGEN DEL ROSARIO EN LA FIESTA DE SAN IGNACIO DE
ANTIOQUÍA:
Hemos
vivido en el comienzo de este mes de Octubre, mes del Rosario, mes dedicado a la Santísima Virgen
María, mes de la Propagación
de la Fe, de las
Misiones, mes que ha dado inicio al Año de la Fe, momentos de fervor popular en todos los
rincones de nuestra geografía, particularmente en los que yo más tengo cerca de
mí, Málaga y Granada.
Todo
lo acontecido alrededor de la
Virgen del Rosario ha sido fruto de muchos trabajos, mucho
tiempo dedicado, muchos sacrificios y una gran dosis de devoción y amor a
nuestra amada Madre del Rosario.
Pero
todos estos esfuerzos podían quedarse en nada, en paja que se lleva el viento
si no cambia nuestro corazón, si cada año no nos trae un cambio radical para
nuestras vidas de cristianos. Y no podemos permitir que esto suceda, que el
peso del mundo cargue sobre nosotros y haga desaparecer el peso espiritual que
Ella, la Madre
de Dios nos trasmite y nos aporta con su poderosa intercesión y patrocinio.
Haciendo
eco en nosotros de las palabras del gran santo de la Iglesia, San Ignacio de Antioquia,
también nos es urgente dejarnos triturar, él por los dientes
desgarradores de las fieras, nosotros por los momentos y las circunstancias de
nuestro tiempo y nuestras propias vidas. Pero ser conscientes que el cristiano ha de ser trigo limpio que se deja moler en ese molino de la vida para ser pan
blanco ofrecido, regalado, como ostia preciosa a los ojos de Dios, si no es así, no es tan
cristiano como pueda creerse ni tan bueno como para merecer la salvación.
Es
curioso que Cristo, el Señor, para los sacramentos eligiera frutos de la tierra
que son triturados, machacados para ser lo que son, es el caso del Pan
Eucarístico, el Vino consagrado, el Óleo que conforta purifica y consagra. Ese
pan ha pasado por un proceso de siega, arrancado de la tierra, de trilla,
pisoteado y mullido hasta arrancar totalmente el grano de la espiga, molido, triturado
hasta hacerlo harina, y cribado para separar la blanca harina del salvado y de
otras impurezas que pudieran haber quedado.
Tanto
la elaboración del vino como del aceite pasa por semejante proceso de trituración.
Es el proceso del
Cristiano, en ese ser triturados pasa para que desaparezcan nuestros egoísmos,
nuestras imperfecciones, nuestras miserias, nuestros pecados, nuestro orgullo,
ese EGO arrasador que impide ese caminar limpio hacia el Díos de la entrega y del
amor que se nos da sin límites, sin medidas, sin egoísmos, se da porque nos AMA
y nos AMA sin condición, ¿No podemos amar entonces de la misma manera?, ¿No
podemos ser generosos con la misma generosidad que se nos da en Él?
Creo sinceramente que
nos queda mucho por “moler” en nuestras vidas para ser seguidores de corazón de
Madre tan buena y tan Santa, que Ella y que San Ignacio nos ayuden con su
intercesión para que día a día encontremos un auténtico progreso en ello. Y
ojo, lo que ha de ser cada uno de nosotros tiene que ser para las instituciones
que representamos y de las que formamos parte, y como tales serán lo que
nosotros seamos, y serán signo en la medida que seamos cada uno de nosotros
signo, y si uno o más de nosotros no pasa por este proceso, estas instituciones
por más sagradas que sean, por más antiguas, reales y pontificias que sean,
dejaran de ser lo que fueron para ser otra cosa totalmente distinta, un falso signo,
una farsa, un triste engaño. Por eso estemos atentos y en vela para estar del
lado del Señor y no ir a nuestro propio interés, porque eso no es comunitario
ni eclesial, si caminamos, caminamos todos, que para eso estamos congregados,
hermanos, unidos. Para eso nos dejamos triturar con el Señor y por el Señor.
Fraternalmente.
No,nosotros no podemos Amar de la misma manera porque Dios es Amor y nos ama como sólo Él puede hacerlo: con un Amor de Ágape. Nosotros no somos amor y sólo podemos amar como lo que somos: criaturas;Jesús, criatura como nosotros,ahí está, siempre pendiente de cada uno de nosotros para ayudarnos a santificarnos. Él ve los corazones y sólo nos exige que seamos hombres y mujeres sinceros, sin doblez, veraces...cuenta con nuestras infidelidades y conoce las insidias del maligno; ¡cuántas veces permitirá sus ataques para probarnos!
ResponderEliminarYo soy seguidora de tu Blog; me gusta lo que escribes, las reflexiones y la explicación evangélica de los domingos.
e doy gracias a Dios por tí porque te ha permitido recuperarte en seguida y entregarte al Apostolado.Que Dios te bendiga y te de salud.