Cristo del Perdón de Santo Domingo de Málaga |
1ª
Palabra: “Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen”. (Lc. 23, 34.).
Clavado
en la cruz y elevado hacia ese cielo que ya abre sus puertas para recibirte a
Ti, el Hijo de Dios, has querido Señor, que tus primeras palabras sean de
perdón, de amor y de misericordia para con tus verdugos, para con los que te
abandonan, para con los pecadores. Oh hermosas palabras que tanta luz irradian
en nuestras almas al recibir de Cristo desde el madero no reproches ni quejas,
sino perdón y amor por la humanidad. Que yo sepa levantarme de mis miserias y
con tu ejemplo pedir perdón a aquellos que pueda haber agraviado y perdonar con
el mismo amor a los que a mí me agraviaron, para así un día poder alcanzar tu
perdón y gozar de tu Paz.
2ª
Palabra: “Hoy estarás conmigo en el
Paraíso”. (Lc.23, 43.)
Señor
que por los pecados de la humanidad agonizas en la Cruz , que gran consuelo es
para nosotros, que somos pobres pecadores, saber que con el buen ladrón tuviste
tanto amor y tanta misericordia. Que yo cuando me encuentre en ese trance al
llegar mi hora de presentarme ante ti, tenga la habilidad del buen ladrón, para
que a ti, que eres rico en compasión, pueda “robarte” como el buen ladrón la
gracia de ser salvado por tu Pasión, muerte en la Cruz y Resurrección.
3ª
Palabra: “He aquí a tu hijo, he aquí
a tu Madre” (Jn, 19, 26.)
Antes
de entregar tu vida al Padre, quisiste oh Señor, que tu santa Madre no quedara
en el desamparo y desde el dolor de tu pasión previste que el joven y valiente Juan
la recibiera, en su casa. Con este gesto viste desde la Cruz nuestro abandono y nos
diste a tu Madre como madre nuestra, para que nunca pudiéramos sentirnos
huérfanos. Oh Madre Dolorosa, que al píe de la Cruz aceptaste las palabras de tu Hijo y acogiste
la hospitalidad del Discípulo Amado, acoge nuestra hospitalidad Madre de amor y
ven siempre a nuestro pobre corazón y con tus ruegos e intercesión ayúdanos a
permanecer siempre en la senda del Evangelio de tu Hijo para que un día podamos
encontrarnos gozosos en el cielo.
4ª
Palabra: “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?” (Mt. 27, 46).
Oh
mi buen Jesús, abandonado por todos, traicionado por el amigo, con tus
seguidores escondidos por el miedo, sólo acompañado de Juan, tu Madre y unas
pocas mujeres; si a los terribles dolores del suplicio de la Cruz , tuviste que vivir la
experiencia de abandono que te hizo gritar estas palabras… Apiádate de mí, que
yo no sea nunca causa de abandono, que permanezca siempre fiel al Evangelio,
que sepa afrontar con valor y sufrir con paciencia las soledades de la vida,
los abandonos de quienes me rodean, las traiciones si las hubiera, no con mis
fuerzas, ni con mi valor, sino con tu intercesión y por el poder de tu Pasión
salvadora. Para que así yo a su vez permanezca siempre cercano al que sufre, al
que padece su pasión, al anciano que vive en soledad, al mendigo que está en la
calle, que nuestro mundo sepa compartir en el amor y la caridad para lograr una
humanidad más buena y más justa.
5ª
Palabra: “Tengo sed” (Jn. 19,
28).
Señor
y Dios mío, que por mi padeciste el suplicio de la Cruz , no permitas nunca que
pase mi vida ajeno a tan infinita entrega por amor a la humanidad. Que yo
mitigue tu sed de amor y de generosidad, tu sed de perdón y de misericordia, tu
sed de bondad y consuelo para con todos, que a todos ame y que mis egoísmos y
miserias no me permitan ir por la vida negándome a socorrer a quien de mí algo
necesitara, que nunca olvide tus palabras: “Quien un baso de agua diera a uno
de estos mis pequeños por amor a mí, no quedará sin recompensa”. Que sea capaz
de apartar de mi pensamiento el deseo de saciar la sed de las cosas vanas y
dame la gracia de tener hambre y sed de ti y de tu palabra mi Señor.
6ª
Palabra: “Todo se ha cumplido”
(Jn. 19, 15).
Señor
mío y Dios mío, que desde la altura y la generosidad de la Cruz proclamas que todo el
encargo de Dios Padre para redimir a la humanidad lo has cumplido.
Que
yo con mi vida, mis obras y mis palabras sea capaz de añadir siempre a este
encargo tuyo como ayuda a la remisión de los pecados y la redención del mundo,
que aporte al suplicio de tu muerte por nosotros, a tu Cruz mi vida entera, con
mis fallos y pecados, para que crucificados contigo tu los borres y mi bondad y
trabajo para hacer presente con mi vida tu constante redención. Por tu Cruz
somos salvados.
7ª
Palabra: “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu” (Lc. 23, 46).
Señor
mío que por amor a la humanidad agonizaste en el leño de la Cruz , nunca árbol verde dio
tanto fruto como el árbol seco del cual tu Iglesia se alimenta constantemente a
través de los siglos y de la historia. Te agradezco que al poner tu Espíritu en
manos del Padre, me dieras a mí la oportunidad de poner toda mi vida en sus
manos, para que siguiéndote a ti, Señor de mi vida, aprenda con corazón humilde
a servirte a ti, a confiar en ti y por ti, a poner remedio contra las tentaciones
del enemigo y ofrecerte siempre toda mi vida, obras y trabajos en reparación de
mis pecados para hacer en mí tu divina voluntad.
Cristo de la Expiración de de Santo Domingo de Granada |
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD :
Nuestra Señora de la Soledad de Santo Domingo de Granada. |
Oh
madre nuestra de la Soledad ,
que al contemplar la tristeza de tu mirada oigo que tu corazón inmaculado con
fuerza desgarradora clama: “Vosotros todos, que pasáis por el camino,
atended y mirad si hay dolor semejante al mío”.
Que
mi vida sea bálsamo a tus dolores y la Iglesia continuación de la obra redentora en pro de la
humanidad que tu Hijo nos dejó como tarea en su Evangelio, para que haciéndole presente a Él en medio del mundo, la humanidad luche contra el pecado y viva en la gracia que Dios nos da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario