Hace
un año salió al balcón del Vaticano, ante una Plaza repleta de fieles el Papa
de la esperanza, el Papa de la amabilidad, el Papa de la sonrisa, el hombre de
Dios que nos está mostrando a través de todo este año la cara más amable de
nuestra amada Iglesia Católica.
Que
Dios nuestro Señor siga bendiciendo a su Iglesia a través de nuestro Papa y
Pastor, y sobre todo que la fuerza del Espíritu Santo le acompañe y proteja en
su vida y trabajo para que pueda ejercer su misión con entera libertad y con
obediencia por parte de aquellos que trabajan en la Curia y en los demás
estamentos de la Iglesia.
También
pedimos mucho por su salud, por su dolencia, que según se dice alguna si que
sufre; que su agitado programa diario no
le ocasione más dolor y pueda estar siempre radiantes en su diario vivir.
Felicidades Santo Padre.
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