Job |
En la vida hay mucha gente desesperada,
cansada, agobiada, como Job, quieren un resultado palpable, una solución
inmediata a los problemas, como si la vida fuera solamente los años
en este mundo, como si no contara en la actuación de cada día, en las penas y
aflicciones, en las angustias y sufrimientos la otra vida, la que transciende a
esta, la que llega a la eternidad. Esa impaciencia de Job nos tiene que hacer
pensar que no podemos esperar un resultado inmediato a lo que aferrarnos,
tenemos que tener confianza en Dios y dejar que el tiempo pase y aclare las
ideas, los pensamientos, que aclare nuestra vida y sus interrogantes. Solamente cuando
abandonemos este mundo sabremos de verdad lo que hicimos bien, lo que hicimos
mal y aquello que no hicimos y podíamos haber hecho.
Jesús en su Evangelio nos
muestra otro camino, no este de la desesperación y de la inmediatez de las
cosas, el camino calmado, seguro, pleno, radiante de luz, de amor y de
seguridades que es el camino del Evangelio. Pero para llegar a este camino
de Jesús hay dos temas fundamentales, la acción y la contemplación. Jesús
abarca plenamente los dos temas en el Evangelio de este Domingo.
Para entender este camino nuestra mente
tiene que estar conectada con el mensaje de Pablo en la segunda lectura. El
cristiano como el Apóstol no ha de buscar el propio gusto o una paga o
retribución por los quehaceres de la vida cristiana, tenemos que vivir el Evangelio y
proclamarle sí o sí, no cabe otra cosa, "hay de mí si no predicare".
Nuestro paso por la vida ha de estar
marcado por un trabajo constante en la viña del Señor, viendo los problemas,
las necesidades, los sufrimientos de nuestro mundo, viendo la gente desesperada
como Job y buscar soluciones para sus males, curar al enfermo que no es otra
cosa que facilitar esa cura, es acompañar, es estar cerca del que sufre, al mismo tiempo que
creas esa cercanía de un Dios que se hace presente en medio del dolor a través
de tu persona, de tu palabra, de tus manos que acarician, dan confianza, confortan,
sanan y salvan. Pero obrar así como Cristo obró y nos dejó como norma de vida en el Evangelio no es fácil, incluso no
es posible si antes no pasas por la etapa de la CONTEMPLACIÓN, la
oración, el contacto con el Señor para que el Señor te conduzca al contacto con
el Padre, sin este contacto, sin esta vida de oración el trabajo apostólico se queda
sólo en algo tuyo, muy personal, sí, pero solamente tuyo,
para que sea algo de Dios tiene que venir de Él, y viene de Él cuando se da esa comunicación del
agente pastoral y el Señor. Esa carencia de contemplar lleva al fracasa de tantos esfuerzos
pastorales que quedan infecundos, vacíos y sin sentido, falta lo esencial y eso
que es lo esencial no lo aportamos nosotros, es lo que aporta Dios a nuestro
trabajo pastoral a través de nuestro esfuerzo, nuestra vida contemplativa,
nuestras horas de oración; así se cambia el mundo y así iremos cambiando
nosotros mismos días tras día, a través de la fuerza de su Palabra y de la meditación
de esta Palabra con una plena unión al Señor que es lo que llamamos orar. Como Jesús
hacía cuando buscaba un lugar tranquilo para comunicarse con el Padre.
La vida se encarga de darnos
"oportunidades" para la conversión, para enderezar caminos torcidos
por nuestras incomprensiones o nuestra falta de coherencia, por eso este
domingo nos ofrece una oportunidad única, cooperar con los más pobres, los más
necesitados, desde la Campaña
anual de Manos Unidas. Nuestra respuesta de generosidad es respuesta de amor
hacia aquellos, que si bien es cierto no les conocemos, también es cierto que no nos es desconocida
su angustia ni su desolación; estamos con ellos, compartimos sus penas,
colaboramos con "algo de lo nuestro" para poner nuestro granito de
arena en este mundo de hermanos -con situaciones tan desiguales- que nos llaman a vivir y ser solidarios con aquellos que sus vidas, su situación es una pesada losa que aplasta sus anhelos, su bienestar, su deseo de
progresar y abrirse un camino en el mundo hacia la esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario