Celebramos con las Vísperas y la
misa vespertina del día 18 y el día 19 la fiesta de San José, esposo de la Santísima Virgen
María y PADRE putativo de Jesús nuestro Señor. ¡Que gran fiesta!, ¡que día más
cargado de solemnidad!.
Dios confió al carpintero de
Nazaret sus tres tesoros más queridos: Su Hijo, su Madre y la Iglesia. Su personalidad
sencilla y humilde nos revela a un hombre grande y prodigioso, a un gran santo
universal.
Es el hombre del silencio, del sí y de la
confianza en Dios. Del conocimiento que tenemos de él sobresalen decisiones
transcendentales para la vida de Jesús y de María, tales como la decisión de
tomar a María y no repudiarla, la de emigrar a Egipto y la de retornar de nuevo
cuando el Rey tirano había muerto, la de educar a Jesús en la FE de sus Padres y ser el
maestro primero del aprender a ser hombre del Hijo de Dios. Sí, el Ángel del
Señor le dijo en sueños… pero él tomó las decisiones, él puso el valor y el
coraje, él asumió las responsabilidades.
De él no se nos dice prácticamente nada en las
Sagradas Escrituras, pero sin embargo ese silencio nos revela todo lo que
incluye este personaje, su grandeza, su voluntad, su amor. Es el patrón de
tantas cosas y patrón de la buena muerte y de la Iglesia Universal.
El mejor intercesor que podemos buscar, el mejor amigo del Cielo que podemos
desear tener. Sepamos acudir a él con frecuencia para que tan poderoso
intercesor ruegue a Dios por cada uno de nosotros y nos conceda esa fortaleza
que en la adversidad y en las pruebas él supo tener gracias a su poderosísima
FE y confianza en Dios nuestro Padre.
Oración a San José:
Bienaventurado San José,
acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar
el auxilio de vuestra Santísima Esposa,
solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio.
acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar
el auxilio de vuestra Santísima Esposa,
solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio.
Por aquella caridad que
con la Inmaculada Virgen María,
Madre de Dios, os tuvo unido,
y por el paterno amor
con que abrazasteis al Niño Jesús,
humildemente os suplicamos
volváis benigno los ojos
a la herencia que
con su Sangre adquirió Jesucristo,
y con vuestro poder
y auxilio socorráis nuestras necesidades.
con la Inmaculada Virgen María,
Madre de Dios, os tuvo unido,
y por el paterno amor
con que abrazasteis al Niño Jesús,
humildemente os suplicamos
volváis benigno los ojos
a la herencia que
con su Sangre adquirió Jesucristo,
y con vuestro poder
y auxilio socorráis nuestras necesidades.
Proteged, oh providentísimo
Custodio de la Sagrada Familia,
la escogida descendencia de Jesucristo;
apartad de nosotros
toda mancha de error y corrupción;
asistidnos propicio, desde el Cielo,
fortísimo libertador nuestro
en esta lucha
con el poder de las tinieblas;
y, como en otro tiempo
librasteis al Niño Jesús
del inminente peligro de su vida,
así, ahora, defended
la Iglesia Santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos
y de toda adversidad,
y a cada uno de nosotros
protegednos con perpetuo patrocinio,
para que, a ejemplo vuestro
y sostenidos por vuestro auxilio,
podamos santamente vivir
y piadosamente morir
y alcanzar en el Cielo
la eterna felicidad. Amén
Custodio de la Sagrada Familia,
la escogida descendencia de Jesucristo;
apartad de nosotros
toda mancha de error y corrupción;
asistidnos propicio, desde el Cielo,
fortísimo libertador nuestro
en esta lucha
con el poder de las tinieblas;
y, como en otro tiempo
librasteis al Niño Jesús
del inminente peligro de su vida,
así, ahora, defended
la Iglesia Santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos
y de toda adversidad,
y a cada uno de nosotros
protegednos con perpetuo patrocinio,
para que, a ejemplo vuestro
y sostenidos por vuestro auxilio,
podamos santamente vivir
y piadosamente morir
y alcanzar en el Cielo
la eterna felicidad. Amén
(Las fotos corresponden, la pintura, a un lienzo del retablo - Altar mayor - de Santo Domingo y la segunda, la imagen de talla
del altar lateral de San José, del mismo templo de los Dominicos en Granada).
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