¡DE
LA MUERTE ,
DIOS, SACA VIDA¡
En la primera
lectura de Ezequiel, el Profeta nos anuncia cómo Dios, que es un Dios de VIDA y
no de muerte, abrirá nuestros sepulcros y nos llevará a la NUEVA Israel.
En primer lugar Dios
rescató de la muerte, la esclavitud, la opresión al pueblo de Dios y le dio una
tierra nueva.
En segundo lugar,
dios hace lo mismo con nosotros, nos saca a diario de la esclavitud del pecado,
situación siempre de muerte y nos da la Gracia , SU GRACIA, situación siempre de vida.
Vivimos el proceso de muerte y vida siempre que caemos en el pecado y siempre
que somos valientes y capaces para abandonar la vida de pecado para vivir la de
Gracia que nos ofrece Dios. Cristo ha sido nuestro libertador, en Cristo se
hace posible este proceso de liberación que Dios nos ofrece y nos arranca del
sepulcro para vivir en la gracia de Dios nuestro Padre y Creador.
La segunda lectura
está tomada de la Carta
del apóstol San Pablo a los Romanos, en ella el apóstol nos pide que tengamos
altura de miras dado que el Espíritu de Cristo resucitado habita en nosotros,
por tanto no podemos quedarnos cómodamente viviendo según la carne, como si fuéramos
cualquier cosa, dado que Él nos ha liberado, nos ha purificado, nos ha elevado
a la situación más alta que hombre alguno pueda llegar, destinados a estar
junto al Señor en el cielo. Todo eso gracias a ese mismo Espíritu que resucitó
a Jesús de la muerte y nos resucitará también a cada uno de nosotros.
La cuestión es que
todo esto que suena para nuestros oídos mortales casi escandaloso puede ser
verdad, el descubrir esa veracidad de lo que nos dice la Palabra tiene que ser
nuestro objetivo, y hoy, como siempre lo hacemos gracias a las obras realizadas
por Jesús.
El Señor no se quedó
en plantear hechos, también realizó milagros que afirmaron sus palabras, y el
Evangelio de hoy nos manifiesta uno de sus más grandes milagros, a la vista de
todos, para no dejar duda y para que nosotros reafirmemos nuestra fe. Se trata
de la resurrección de su amigo Lázaro, que es también esa posibilidad que nos
ofrece Dios de pasar nosotros, por la fe y las buenas obras de un proceso de
muerte a un proceso de VIDA.
Que seamos capaces
de trascender, de elevarnos, de no quedarnos a la altura del mismo suelo
cuando podemos elevarnos mucho más alto, depende de cada uno de nosotros hasta
donde en realidad queremos llegar.
Se cuenta que un
niño un día encontró en el bosque un huevo, sin saber de quien procedía lo
colocó con los que una gallina de su corral cobijaba, al poco tiempo salieron
los pollos, resultó que todos eran preciosos, pero uno desentonaba
totalmente, hasta la gallina estaba preocupada y apenada por ese hijito tan
distinto y tan feo que había de criar.
Pasado el tiempo,
aislado por ser distinto este animal asía ser como un águila que volaba a gran
altura el corral de las gallinas, y se decía a sí mismo: “quien pudiera ser
como ese águila que tiene la facilidad de volar tan alto y escapar a donde
quiere”. No sabía que él no era un pollo de gallina, él era un pollo de águila.
Pero nunca intentó experimentar alzar el vuelo, siempre vivió esclavo de
limitaciones que no tenía por naturaleza pues era otra cosa muy distinta a lo que él creía ser en realiad.
Eso nos pasa a
nosotros, nos apegamos a la condición humana sin darnos cuenta que Dios nos da
capacidades para afrontar la realidad de la VIDA de otra manera muy distinta, que podemos
remontar el vuelo e ir muy alto, estamos destinados no para terminar en un
sepulcro, nuestro destino es el cielo con Dios nuestro Padre, el cielo con Jesús,
nuestro redentor.
El viernes salía en
un comentario de las lecturas de ese día esta oración de San Agustín que es muy
propia para este comentario que he realizado para vosotros y creo os ayude
particularmente, dice así:
San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia. |
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