“ESTAMOS EN CAMINO HACIA EL REINO”
Sí, hemos comenzado un camino hacia Jesús,
caminar hacia él significa que hemos emprendido la marcha de la justicia, el
amor fraterno, la humildad y sobre todo, para llegar cómodamente a la meta, un
camino de conversión constante, un aprendizaje muchas veces a base de
tropezones de retornar al camino marcado, cuando por causa de nuestra manera de
ser, nuestras prisas, nuestros egoísmos queremos coger atajos que pronto nos
demostrarán no llevarnos a parte alguna si no a otros derroteros donde nos
espera el precipicio, la ruina.
Salir de la seguridad del camino marcado por
el Evangelio es, como dice la primera lectura hablando del proceder de Dios, “cuando
el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la
maldad que cometió”. Lo mismo que “cuando el malvado se convierte de la maldad
que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida”.
Lo tenemos fácil, el Señor que nos ama por
encima de todo y que nunca se cansa de perdonarnos nos da los instrumentos para
rehacernos y encaminarnos de nuevo por el camino de la salvación. Él ha muerto
en una CRUZ por amor a toda la humanidad, pero más concretamente por amor a los
pobres descarriados, para que tengan el coraje de rehacerse y enfrentarse a sus
demonios y volver a Jesús.
Como confiamos que esto es así, repetimos una
y muchas veces, tanto en el Salmo como en la vida: “Recuerda, Señor, que tu
misericordia es eterna”.
Esto lo lograremos dejando a un lado el
individualismo y viviendo en la unidad de Cristo, es el mensaje de San Pablo a
los Filipenses y hoy el mensaje dirigido a todos nosotros cristianos del s. XXI.
Curiosamente nos dice el Apóstol: “No os encerréis
en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás”. Muy apropiado
para esta mentalidad simplista de nuestra época donde predomina más lo mío que
lo nuestro, y es alcanzando a comprender la dimensión de lo nuestro como nos
hacemos uno todos nosotros y nosotros uno con el Señor como el Señor es uno Con
Dios nuestro Padre del cielo.
Por eso es necesario hacer un alto y ver cómo
estamos de actitudes, que es lo que nos plantea San Mateo en el Evangelio de
hoy cuando el Señor, en una de sus parábolas nos habla del padre que manda a
sus dos hijos a trabajar a la viña, el uno le dice que sí, pero no va, el otro
que no, pero va.
Con esto alude a la actitud farisaica que
viniendo el Hijo de Dios que había sido anunciado desde antiguo por su apego a
la ley y las costumbres son incapaces de reconocerle cuando llega. También a
nosotros nos advierte el Señor que podemos quedarnos al borde del camino si nuestras
actitudes no concuerdan con el Evangelio de Jesús.
Hermanos, que meditemos la Palabra proclamada
este domingo, día del Señor y que la felicidad que sólo da Dios habite en
vuestros corazones. Feliz día del Señor.