TODO CAMBIÓ CON EL “SÍ” DE MARÍA.
En la primera lectura se nos presenta la historia de Adán y
Eva, para anteponer a estos personajes que nos traen la ruina por el pecado los
nombres de Jesús y de María que son los artífices de ese plan de salvación que
Dios tiene para la humanidad.
El pecado acecha donde sobreabunda la gracia de Dios, por eso
la serpiente acecha a la Virgen María y a su Hijo con intención de herirlos, pero
el Dios del amor que vela por nuestra salvación sabe proteger a la Mujer, nueva
Eva, que nos facilita con su sí la salvación que nos ofrece con cu entrega y
sacrificio Jesús, el nuevo Adán, el hombre nuevo que en sí renovará a toda la
humanidad caída y por los Sacramentos de la Iglesia nos hará nuevos a todos.
Para llegar a la salvación tiene que morir en nosotros ese hombre viejo que
procede de Adán y resurgir de las aguas del Bautismo el hombre nuevo que con y
desde la Iglesia formemos parte de la humanidad redimida por el Señor.
Ya nos lo dice con perfecta claridad San Pablo en la carta a
los Efesios: Hemos sido elegidos en la persona de Cristo, antes de la creación
del mundo. Dese ese inicio de todo lo que existe Dios ya nos tenía pensados, estábamos
en su plan, pensados para una vida plena, de gracia, de amor, de felicidad, de
gloria. Una gran pena que el pecado todo lo arruina y malogra, por eso
aferrémonos a la Gracia de Dios y que nos ayude a morir cada día al hombre
viejo para ser nuevas criaturas en Cristo el Señor.
El Evangelio de Lucas nos habla de ese Sí de María, el sí que
posibilitó realizarse el plan de salvación de Dios para todos, el sí que abre
la puerta del cielo para que por ella descienda a nosotros la Palabra
encarnada, el sí de la joven humilde que quiere en todo hacer la voluntad de
Dios aunque se le escapen conceptos y detalles que el Ángel del Señor tendrá
que aclarar al decirle a María la situación presente de la pariente Isabel y su
embarazo a pesar de la edad avanzada de los padres. Y ese sí irá día a día
aclarando en el corazón de María tantas cosas que sin entenderlas las guardaba
para en las noches de oración ir pensando en ellas y meditándolas. Que
afortunada María, no tenía móvil, no sacaba fotos de cada acontecimiento, de
Jesús naciendo entre animales por no tener lugar en la posada, ni de la
presentación como pobres ofreciendo un par de tórtolas, ni cuando se perdió en
el templo, ni cuando sangró de pequeño a consecuencia de una caída, ni de la
salida de noche para uir a Egipto y salvar al niño ni de tantos otros
recuerdos. Nosotros todo lo quereos gravar, sacar vídeos y fotos, pero por
desgracia pocas cosas guardamos, como María, en nuestro corazón, así vivimos la
vida que pasa tan rápidamente y tan vacía para tantas personas.
¡Aquí está la esclava del Señor!, ese es el resumen de toda
una vida de amor a Dios y entrega al plan de salvación de la humanidad, que
nosotros tengamos para Dios en nuestro tiempo muchos momentos de aceptación
como María, para que se haga en todos la voluntad de Dios y no nuestra voluntad
ni nuestros caprichos. Que su Inmaculado Corazón interceda constantemente por
cada uno de nosotros ante Dios nuestro Padre, ya que INMACULADA tenía que ser
la que aceptó hasta las últimas consecuencias ese plan de dolor y espada
clavada en el corazón, de huidas y carreras para salvar al Hijo de la serpiente
del pecado, de soledad por las ausencias del Hijo cuando comenzó la vida
pública, de desprecios, persecución, pasión y muerte en una Cruz y de muchas horas
de oración para consolar a los Apóstoles abatidos por el desánimo hasta que
Pentecostés lo llenó todo y puso de nuevo cada cosa en su lugar.
Que peséis un feliz día de la Inmaculada.
Fr. Francisco E. García Ortega, O.P.
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