sábado, 8 de junio de 2019

Domingo de PENTECOSTÉS.


MI PRIMERA MISA UN DOMINGO DE PENTECOSTÉS

¡El Espíritu Santo irrumpe en nuestra vida! Todo lo hace nuevo.
Según el Evangelio de este domingo de Pentecostés es precisamente el amor la clave de esa unión con Jesús y entre nosotros para guardar memoria de las enseñanzas de Jesús, esa memoria para recordar todo lo referente a Jesús y su Evangelio nos viene dada por la acción constante en nosotros del Espíritu Santo.

La sabiduría que viene de Dios y que el Espíritu santo nos transmite no es otra cosa que el fruto de los DONES, que tradicionalmente el catecismo los resumía en 7 pero que en realidad pueden llegar a ser muchos más, aunque estos “dones” el Espíritu se los da a quien él quiere y da los que él quiera dar a cada uno.

1.     Sabiduría: Por este don sabemos lo que tenemos que hacer para seguir en nuestra vida y en la Iglesia el proyecto de Dios.
2.     Entendimiento: En este don recibimos la iluminación de Dios para aceptar las verdades reveladas por Él.
3.     Consejo: por este Don sabemos discernir caminos y opciones. Saber orientar y escuchar, sabemos lo que es correcto o incorrecto, lo verdadero y lo que es falso.
4.     Ciencia:Por este Don Dios nos revela su pensamiento, no se trata de la ciencia del mundo, es la ciencia de Dios.
5.     Piedad: es el Don que recibimos de dios y nos capacita el estar siempre abiertos a cumplir la voluntad de Dios.
6.     Fortaleza: Nos da el valor para soportar las dificultades cotidianas de la vida cristiana, nos da valor.
7.     Temor de Dios: Nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y sumisos a su voluntad dándonos el conocimiento de todo lo que a él le desagrada para que nos apartemos de ello.

Los DONES son regalos, dádivas de Dios, no somos merecedores de ellos, los da cuando quiere y a quien quiere, si nuestra vida busca la unión de Dios y camina por los caminos que nos ha enseñado Jesús en el Evangelio, como el camino del Evangelio de hoy “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos, y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros. El que me ama guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió”.

Así como a diario le pedimos a Dios que nos de el pan nuestro de cada día tenemos también que pedirle la gracia de poseer sus dones para ser útiles al plan de Dios en la Tierra, e decir, saber, por la acción constante del Espíritu Santo que tengo que hacer yo para salvarme como individuo y que tengo que hacer yo por la Comunidad como Iglesia, para así poder ser cada día y en cada acontecimiento de la historia instrumento de amor y manifestación de este amor que procede de Dios a los hermanos.

Esto de los siete Dones del Espíritu Santo es un poco como las Bienaventuranzas, con una sola bienaventuranza nos hacemos santos, con un Don de Dios tenemos para trabajar por el bien de la Iglesia y santificarnos con nuestro trabajo. A más santidad más fuerza de Dios recibimos, y a más fuerza más dones, incluso podemos superar con creces el número de los 7, ya que en la Sagrada Biblia podemos sacar un número mucha más superior al de 7.

Sería bueno que leamos o escuchemos hoy con atención la SECUENCIA, es una petición a la acción en nosotros del Espíritu Santo para que el los modele según su voluntad que siempre será mejor que la nuestra, arranque de nosotros aquellos que nos impide estar totalmente junto a Dios y nos de un corazón capaz de amar y entregarse con la generosidad de Jesús, así construiremos la Iglesia de la Civilización del amor que ya varios pontífices vienen animando y que aunque hay zonas y continentes más abiertos a esta construcción de esta Civilización del amor, parece que aquí, en el viejo continente, en Europa o bien creemos que ya lo sabemos todo o que lo que hacemos es lo máximo, o no nos queda ya ni fuerza ni ilusión para seguir luchando por una nueva iglesia que sea capaz de salir de las cuatro pareces e ir a las periferias donde está el dolor, la desolación, el abandono, y la gran necesidad de recibir la chispa de amor que aún queda en nuestros pobres corazones.

El himno al Espíritu Santo:
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo,
ben, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
Feliz Domingo de Pentecostés. Que la Fuerza de Dios esté en vuestros corazones, un gran abrazo.






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