viernes, 29 de abril de 2016

¿Cómo vivimos la celebración dominical de la Santa Misa?




Muchas veces, cuando uno está en plena celebración de la Misa en el altar ves como están entrando en la iglesia durante las lecturas, o el Evangelio o la predicación y en ocasiones bastante después.

Hay por ahí un chiste que dice: "Entran dos en una iglesia para la Misa y el sacerdote está diciendo -podéis ir en paz- y entonces le dice el uno al otro: ostras, por poco nos quedamos sin misa".

Refleja un poco el sentido que algunos tienen de la Misa, creen que llegar a la Comunión es suficiente, pero ¿cómo te has preparado?, ¿cómo has pedido perdón si no has llegado al acto penitencial?, ¿cómo ha prendido en ti el fuego del Espíritu por la Palabra proclamada si no has escuchado las lecturas?...

La sabiduría y el buen hacer de los abuelos:

En estos días que he visitado a mi madre, que cuenta ya con 90 años me decía al respecto: "Mi madre me enseñó cuando era niña estas oraciones que siempre digo en la iglesia y en la Misa:

Cuando entras en la iglesia:
"Entro Señor en tu casa, tu Santo Templo. Te adoraré y reverenciaré tu Santo Nombre. Amén"
Cuando tomas con tus dedos el agua bendita:
"Por este agua bendita que tomo en mis manos, sean perdonados todos mis delitos y pecados. Amén".

Cuando te arrodillas para saludar al Santísimo en el Sagrario:
"Aquí me hinco de rodillas, delante del Padre Eterno, a pedirle y a rogarle que me libre del infierno".

Cuando sale el sacerdote:
"Ya sale el Verbo Divino, revestido de humildad, representa a Jesucristo, que a decir la misa va. Dios le de gracia para decirla y a mí para oírla, Amén."

Sí, eran otros tiempos, pero aún podemos hacer las cosas mucho mejor que lo que se hace. Todo está en el amor que tenemos a Dios y en la generosidad y agradecimiento que le queremos mostrar.

domingo, 17 de abril de 2016

IV DOMINGO DE PASCUA. CICLO C


 "YO SOY EL BUEN PASTOR"


Ante los acontecimientos acaecidos en nuestra comunidad con el fallecimiento del Párroco, no he tenido tiempo de ponerme a escribir y hacer, como es mi costumbre, un comentario para cada domingo, día del Señor.

Por eso, aunque tarde si quiero hacer una muy breve reflexión de esta Palabra de Dios proclamada en este día.

Si hacemos un poco de historia en la narración de los Hechos de los Apóstoles, vemos como una cadena de desgracias vienen a ocasionar algo bueno y positivo.

En primer lugar, aquel grupo grande de creyentes que estaban en torno al Señor, una vez que reciben la fuerza del Espíritu se afianzan en la fe y crecen, pero las graves persecuciones les obliga a huir, y es en esta dispersión de creyentes que llegan a diversos pueblos, ciudades e incluso algunos a países como Grecia o Roma. En ellos van creciendo en su fe y va creciendo por su palabra y su testimonio rápidamente la fe en Cristo el Señor.

Incluso hoy se nos habla de que también Pablo es perseguido por los judíos que luchan contra estos, según ellos “sectarios” que surgen ya por todas partes. Vemos que incluso esta persecución es buena para nosotros, pues al ver que los judíos no parecen querer convencerse los predicadores se dedican a los gentiles, y gracias a ello a nosotros nos ha llegado la fe en Cristo. Demos gracias a Dios, y veamos como los planes de los hombres no son los planes de Dios y lo que en un momento podríamos catalogar como malo luego resulta ser bueno.

Por esto tenemos que estar bien atentos a los acontecimientos de nuestro tiempo, entre nosotros y en todo el mundo, que Dios nos sigue hablando y comunicándose con nosotros a través de lo que acontece a nuestro alrededor y en nuestra sociedad y por encima de todo buscar ser siempre fieles al Señor y preocuparnos de dar buen testimonio de nuestra fe, ser coherentes con la fe que profesamos y con la vida que llevamos, para que nuestra palabra tenga peso, pues en los días que vivimos, con tanto medio a nuestro alcance ¿Quién puede engañar a nadie?, tampoco tiene sentido que nos queramos engañar a nosotros mismos.

El Señor es nuestro Pastor, nuestro BUEN PASTOR que nos conoce y que nosotros tenemos que conocerle a él, Él camina delante de nosotros, nos ha dejado su huella para no perder el camino. Nosotros a la vez hemos de ser buenos pastores que hemos –como el Señor- caminar delante del rebaño, no detrás con el palo dando golpes, delante, las ovejas nos siguen no por miedo, por temor, y sí por amor, siguen nuestros pasos, siguen nuestro ejemplo, siguen la estela de nuestras buenas obras, siguen la luz no de nuestra voz, la de la voz de Cristo que nosotros proclamamos, nos siguen por confianza, por amor al Señor, por amor a la Iglesia.


Que confiemos plenamente en él, como hemos de confiar en el Papa Francisco, orar mucho por él, dejar de criticar todo lo que hace, aquellos que no hacen otra cosa de compararle con otros papas y estar descontentos de todo y por todo, ser consecuentes con la fuerza del Espíritu Santo que actúa, como ha actuado en el pasado y como seguirá actuando en el futuro, Él está con nosotros, en nosotros para confirmar nuestra fe y seguir dándonos fuerza y esperanza.

martes, 12 de abril de 2016

Reflexión sobre la famosa frase de Voltaire:




“Se unen en la Orden sin conocerse, viven sin amarse, mueren sin llorarse”

Yo no soy nadie para hacer un juicio de los sentimientos de este filósofo francés, pero si puedo hacer un juicio de la experiencia de mi propia vida, que desde el año 1969 en que entré a vivir en un Convento, allá en mi tierra, Cantabria, hasta la fecha, han pasado ya muchos años, si el cálculo no me falla son 47.

En estos años he conocido frailes que  han ido partiendo de este mundo, esta experiencia me ha marcado profundamente. Ya en mis primeros años en la Orden cobra relevancia la pérdida de dos hermanos muy entrañables, en Villava, el P. Francisco Fernández, con sus 99 años, toda una institución; yo sentado en una silla junto a su cama durante su agonía hasta que murió, ¡Cuánto lloré¡ y el P. Juan Zabala, que murió estando yo de vacaciones en Santander, de ambos era yo su enfermero.

Posteriormente la muerte del queridísimo P. José Larrínaga, mi primer prior y tantos otros  de España, de Puerto Rico, (Yauco, Bayamón, Cataño…), de Holanda, de la Provincia Bética, de esta misma casa el recuerdo de Fray Vicente, del P. Gonzalo… y ahora de la Provincia Hispania que han ocasionado por su estima y su cariño no pocas lágrimas. No. No es cierto, aunque sí lo es que venimos a la Orden sin conocernos, sin saber unos de otros, pero que cuando compartimos la vida, este peregrinaje, este proyecto marcado por Santo Domingo hace ya 800 años, llegamos a querernos, cierto que llegamos a querernos, y la muerte, como pasa en todas las familias, también en la familia religiosa, provoca el llanto, el dolor, el sentido de pérdida. Te hace sentir ese vacío, esa angustia, ese recuerdo, que aún pasando décadas y décadas no olvidas nunca.


Esto es así, así tiene que ser, te vas cruzando en el camino con tantas personas que dejan su recuerdo, también en las grandes comunidades, las parroquiales, las asociaciones, las Hermandades, es lo bonito de la vida, el sentirse querido por otros y el darte a otros, dar de ti, dar el corazón. El amor que se encierra y no se da, como el grano de trigo si no se siembra y muere, queda sin dar fruto. Por algo dice San Juan de la Cruz: “Seremos juzgados en el amor”.

sábado, 9 de abril de 2016

DOMINGO III DE PASCUA. CICLO C.

Un buen pastor es seguido por el rebaño, el mal pastor va detrás arreando y pegando a las ovejas, el buen pastor es querido, conocido por las ovejas y como confían en él van detrás de él confiadas y sintiéndose seguras.


“APACIENTA MIS OVEJAS”

La misión de apacentar el rebaño del Señor conlleva sus peligros, sobre todo cuando el que en realidad es o quiere ser un auténtico pastor, ya que apacentar las ovejas es entregarse de lleno a ellas y por todos los medios de aniquilarse él, el pastor, pues este no es el protagonista de esta historia, el protagonista siempre es el rebaño, el pastor es la persona escogida por el Señor para cuidar no lo que es del pastor, para cuidar lo que es del amo del rebaño, y este pastor es más bueno y eficiente en la medida que se va quitando protagonismo a sí mismo y da toda la fuerza de protagonismo a ese rebaño del Señor al que estamos los sacerdotes llamados por Dios a amar, servir y entregar nuestra vida día a día, con amor y con un corazón generoso. El que se apacienta a sí mismo es aquel que por su ego o por su ceguera solamente se ve a sí mismo como protagonista de la Historia y esto no es así, aquí, este domingo y todos los domingos del año el único protagonista siempre es Cristo, nosotros simples servidores de su Palabra y administradores fieles de los Dones y Sacramentos que brotan de su amoroso Corazón que quiere nutrir, amparar y proteger a todo el rebaño universal, nadie quiere que quede abandonado a su suerte fuera del aprisco del regaño.

Esta actitud, comprendida ya, acogida en el corazón, amada y querida es la que mueve a los Discípulos del Señor a sufrir con alegría las persecuciones con tal de ser testigos de la gran noticia de la Resurrección del Señor, ese maravilloso anuncio de la VIDA, no somos seguidores de uno que murió, seguimos al que VIVE por los siglos de los siglos.

En el Evangelio vemos como Juan está pendiente a los pequeños “signos” que da el RESUCITADO y en esos pequeños signos él le reconoce: “es el Maestro”. También nosotros tenemos que estar pendientes a los signos que Él nos manda en nuestro tiempo para hacerse presente en medio de nosotros y que seamos capaces de reconocer presente entre nosotros al Eterno, al que VIVE, a nuestro Redentor.

Por último prestemos atención a esta triple afirmación de amor y entrega que el Señor pide a aquel que por tres veces le abandonó, Él no guarda desprecio ni rencor, él es AMOR SUPREMO que acoge, perdona y manifiesta que su compasión, ternura y misericordia hacia nosotros es infinita.


Por muy mal que se pongan las cosas en nuestra vida, por muchos golpes que podamos recibir, no dejemos nunca de amar al Señor, Él es nuestra fuerza, Él está en nuestro corazón animándonos y socorriéndonos con su amor y su generosidad. Lo que recibimos de Él siempre es DON, es gratuito y ninguno de nosotros lo recibe porque lo merezca, lo recibimos porque nos ama, sin más.

QUE DESCANSE EN LA PAZ DEL SEÑOR


El jueves día 7 de Abril, nuestro Párroco el P. Álvaro Rodado, O.P. nos dejó para partir a la Casa del Padre. Han sido unos días de mucho ajetreo y de mucho dolor, sobre todo eso, dolor por la pérdida no esperada de un hermano.

Es agradable ver Santo Domingo, una de las iglesias más grandes de Granada llena en su velatorio, durante la misa de las 8 estaba abarrotada, como abarrotada estaba el día 8 a las 4,30 cuando celebramos su Misa de Cuerpo Presente antes de partir para el Cementerio de San José de nuestra ciudad de Granada.

El era un fiel lector de este blog, muchas veces luego comentaba y compartía conmigo su parecer sobre mis escritos, siempre favorabes y siempre animando a continuar. Que descanses en paz amigo y hermano Álvaro.

lunes, 4 de abril de 2016

LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR



Fiesta trasladada del día 25 de Marzo, Viernes Santo.

Es una gran fiesta, muy querida en toda la cristiandad, cientos de pintores, como Fra Angélico nos han dejado muestra no solamente de su arte y sí más de la devoción, fervor del pueblo y veneración tanto a este DON-MISTERIO de la VISITACIÓN DEL ÁNGEL GABRIAL A LA VIRGEN MARÍA como a la ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.

No es para menos, este MISTERIO sitúa a Dios en nuestra propia humanidad, Dios se abaja a nuestra pobre altura para de esta manera elevar al HOMBRE a la altura de DIOS, sí, tan pobres, tan indefensos, tantas veces tan insensatos pero Dios se fija en nosotros, en nuestra pequeñez, en nuestra miseria. Él ve nuestros pecados, nuestras esclavitudes, nuestras miserias, pero también ve lo que el HOMBRE cuando se lo propone es capaz de hacer, lo que podemos hacer de bueno, de heroico, de valiente, de bondadoso, ve el interior de cada uno como vio el interior de la joven María, su escogida para recibir en sus entrañas al SALVADOR DEL MUNDO.


En la página de la Orden de Predicadores publican una antigua antífona mariana titulada “ALMA REDENPTORIS MATER” muy propia para que la recitemos todos hoy o en cualquier momento.

Madre del Redentor, virgen fecunda, 
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y quiere levantarse.


Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.»