EL DÍA 1 Y 2: Solemnidad
de TODOS LOS SANTOS
Y Fiesta de LOS FIELES DIFUNTOS:
La
fiesta de todos los Santos es una gran fiesta, no se trata ya de recordar en un
día a tantos y tantos hombres y mujeres, jóvenes y niños que la Iglesia viendo sus
virtudes ha declarado beatos o santos, son más, multitud de multitudes,
hombres, mujeres, jóvenes, niños que aunque no estén declarados santos por la Iglesia están en el cielo,
y todo el que está en el cielo es que ha entrado por ser santo, por sus
virtudes, por su bondad, por haber puesto su vida al servicio del Evangelio.
Pero
esto de poner la vida al servicio del Evangelio nos puede “sonar” a trabajo
arduo, y no es tanto. El mismo Jesús resume toda la Biblia en dos conceptos
sencillos: el AMOR A DIOS y el AMOR AL PRÓJIMO.
Pero ¿cómo sabemos que nuestro amor es del bueno, el verdadero y no está manchado o manipulado
por nosotros mismos?, pues siendo un amor puro, al estilo del amor de Jesús, del amor de Dios, un
amor que comprende, perdona, se sacrifica, busca el bien de los demás por
encima de su propio bien, se da hasta el extremo, hasta derramar su sangre por
ese AMOR, pero además hay otra vertiente en este AMOR que hace que las personas
sean santas. VIVEN HASTA LA HEROICIDAD
ALGUNA DE LAS BIENAVENTURANZAS o quizás más de una, algunos
posiblemente TODAS.
Sí,
es la vida santa que vivieron nuestros mayores, que pasaron grandes penurias,
la de los hombres y mujeres, la de los jóvenes generosos, la de los niños
inocentes y sabios Y SOBRE TODO SENCILLOS, los que fueron “pobres en el espíritu”,
por eso fueron DICHOSOS Y BIENAVENTURADOS, porque de ellos es el reino de los
cielos.
Fueron
los verdaderamente sufridos, los que padecieron por causa del hombre malvado,
perverso, egoísta, acaparador, dictador, enemigo de la fe que profesan los
buenos, el hombre y la mujer que no tiene ni compasión ni misericordia. Estos
son los que heredarán la tierra, es decir, lo tendrán todo, lo que les quitaron
y mucho más.
Son
aquellos que no pudieron secar las lágrimas de sus ojos, por ser tantas y tan
seguidas, aquellos que no encontraron amor y consuelo entre vecinos, familiares,
políticos de turno, o no les llegó a ellos la compasión de la misma Iglesia, ya
pasó el llanto, ya han sido consolados, fortalecidos por nuestro Padre DIOS.
Son
aquellos que como en nuestros días aquí en España y en otros rincones del mundo
se encuentran que les arrebatan sus derechos, sus libertades y hasta su voz,
aquellos a los cuales no se les hace justicia pero los que ya han partido y los
que lo viven en carne propia en nuestro tiempo quedarán saciados, pues Dios es
el Dios JUSTO, Él si hace justicia y sacia a aquellos que fueron víctima de la
mala justicia o ciega justicia. En el cielo están ya saciados.
Son
los que se apiadaron de los pobres, los desterrados, los emigrantes, los sin
techo, aquellos que tantas veces ellos siendo pobres supieron dar con
generosidad su puchero para que el que era más pobre que él pudiera saciar su
hambre, de estos hay multitud de multitudes en el cielo pues alcanzaron la MISERICORDIA DIVINA.
Y
aquellos otros que vivieron la vida desde la inocencia, que no amasaron
malicia, que vivieron toda su existencia con un corazón limpio, por eso están
en el cielo ante Dios.
Y
que decir de aquellos pacifistas, que luchan contra las guerras, el terrorismo,
la injusticia, los que trabajan por la paz que Jesús nos dijo que se llamarían “los
Hijos de Dios”
Ahora
pensamos de nuevo en la justicia, pero en este caso cuando es la mala fe de los
que legislan y promueven leyes injustas para perseguir a personas o colectivos
o como ha pasado en España y otros lugares perseguir a la Iglesia. Si
te ves sin derechos, sin una ley que te ampare te ves vacío, muerto, esos
pobres que sufren tal aberrante injusticia solamente les queda el cielo.
El
broche de oro para la última bienaventuranza que nos cuenta Jesús es mejor
dejarla tal y como Él nos la narra: “Dichosos vosotros, nosotros, cuando os
insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad
alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”.
Esta
última bienaventuranza resume un poco a todas, pues la vida del cristiano que
es auténtico y quiere ser auténtico es una puerta abierta a la crítica, a la
calumnia, al chisme y persecución, por eso hemos de pedir con confianza al
Señor el aumento de la fe, que no decaiga, que no vacile, que no se quiebre por
debilidad nuestra o por las presiones del mundo que son muchas, o por los escándalos
dentro de la misma iglesia, o comentarios inoportunos y poco veraces de algunos
pastores que hacen sobre tal o cual tema alejándose de lo estrictamente evangélico.
Solo el Evangelio, sólo Cristo es camino y garantía de la salvación.
Fieles
Difuntos: Es un poco triste que al final la fiesta del día 1 la convirtamos en
un día de los difuntos. Los Difuntos es fiesta de oración, mucha oración por
aquellos que han muerto, sobre todo los más recientes, y además es fiesta de respeto y recuerdo expresado
en unas velas y flores, pero que esto no sea una práctica fría, el calor lo
pone la oración por ellos, por su eterno descanso.