martes, 2 de enero de 2024

 ¡¡¡ FELIZ AÑO 2024!!!




El Señor nos llama a la felicidad, por eso nuestro deseo de paz y felicidad para todos en el año que comienza. Pero por desgracia vemos muchos signos tan opuestos a este sincero deseo que nos tiene que hacer pensar.


La guerra en Ucrania sigue un año más, tanta desolación, tanto crimen, tanta injusticia, tantas víctimas inocentes... pasarán los años y como con otras guerras podremos preguntarnos: ¿quien ganó?, nadie, en una guerra todos pierden, solamente deja desolación, angustia, pobreza, miseria, hambre, tristeza, y sobre todo mucho llanto,


Pero la guerra en la tierra de Jesús nos muestra con más fiereza las garras del odio y del aniquilamiento del pueblo de Palestina, ¿acaso solamente mueren soldados de Israel y militantes de Jamás?, No. Mueren niños, michos, no cientos, miles. Mueren ancianos, mueren mujeres, mueren enfermos hospitalizados, mueren los inocentes.


¿Y qué pasa en el resto del mundo?, cuanta crispación causada por los políticos, por los que tenían que trabajar por todos, enfrentando a los pueblos en bandos, cuanto odio y desprecio en las Cámaras que tenían que ser el ejemplo de las naciones... No, no podemos seguir así, vamos hacia el mal, hacia lo aborrecible, hacia lo que atenta contra la verdad, la libertad, la paz, el amor fraterno, la caridad. vamos pero que muy mal.


¿Qué podemos esperar?, aguardamos la pronta aparición gozosa del Salvador, que vendrá de nuevo en Gloria y Majestad, pero mientras llegue este gran acontecimiento tenemos que luchar en la guerra contra el mal y sus secuaces. Luchar para hacer un mundo más humano, más justo, mas y mejor habitable.


¿Qué va a quedar para los niños de hoy?, ¿que esperanza tienen?, esa es la cuestión. destruir es muy fácil, pero reconstruir es un asunto casi imposible en un mundo como el nuestro. una casa, un barrio o una ciudad sí podría ser si es que hay dinero para eso pues este mundo está cada día más empobrecido, menos los magnates de las guerras que se lucran con las ventas de armamento... Pero, ¿y las vidas?, de las personas, de los animales, de la naturaleza, eso ya no tiene retorno.


Y queda lo peor, amenazan con armamento poderosísimo y capaz de acabar con este mundo... el día que esto suceda quedará, si queda algo, un resto del pueblo,


¿Que nos queda a nosotros? Orar, inclinar nuestra rodilla ante quien todo lo puede para que doblegue los corazones de piedra y los convierta en corazones de carne y así la bendición de LA PAZ se haga realidad en nuestro mundo.


No creas que es que estoy pesimista hoy, simplemente no me gusta nada, pero nada todo lo que veo, oigo, leo o escucho aquí o allá.


Oremos por la paz. Es apremiante, orar por la paz.

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