sábado, 26 de septiembre de 2015

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B.






“LOS MANDAMIENTOS DEL SEÑOR SON ENTERAMENTE JUSTOS”

En el libro de los Números vemos como Moisés por mandato de Dios reparte el Espíritu que ha de profetizar al pueblo, escogiendo  entre todos a los setenta y dos. Solamente si estamos unidos al Señor participaremos de su Santo Espíritu, y solamente si estamos unidos en Comunidad recibiremos el Espíritu, que no viene para mí, por mí, para mi santidad, viene para el bien común, viene para la salvación de todos. Viene para darnos VIDA ABUNDANTE a todos, incluso a aquellos que por una razón u otra se encuentran separados, como es el caso de la lectura de Eldad y Medad.

Esta Palabra de Dios que escuchamos nos la regala Él para que nuestro corazón esté alegre, “Alegraos en el Señor”, ¿Quién más puede llenar nuestro corazón de alegría, de paz, de amor y de esperanza?.

El Apóstol Santiago nos recuerda con cierta dureza que los ricos, los saciados, los “llenos”, los satisfechos, los que no carecen de nada, los poderosos algún día se verán desposeídos de todo su fasto y bajarán a la fosa desnudos, despojados de todo, por eso es urgente meditar sobre el uso y abuso que damos a lo material, y más cuando los bienes de este mundo no nos pertenecen en sí, son del mundo y han de estar destinados para el bien común. El hecho de tener estas diferencias tan abismales de unos pocos ser dueños de la riqueza mundial y una inmensidad carecer de todo clama al cielo, y eso el Señor no lo dejará así, llegará la hora, y no pensemos que esa hora será solamente en el otro mundo, que se hará justicia y se le dará a cada uno lo que le corresponde. Sobre este tema apuntó muy bien, como siempre lo hace, el Papa Francisco en su discurso ante las Naciones Unidas.

Es evidente que situaciones de impresionantes riquezas y extremas pobrezas escandalizan en nuestro mundo, también es cierto que hay mucha gente rica que sabe compartir, crear y generar puestos de trabajo dando así muchas oportunidades a otros más pobres para facilitarles la vida. Este es el fin de la riqueza, no estar amontonada en un banco, y menos si el banco está en Andorra, en Suiza o en Mónaco, para así ni siquiera dar ganancia al país de origen de la riqueza. Pero resulta chocante y escandaloso que “las caridades del mundo” provienen de gente pobre, en los momentos de las desgracias que azotan nuestro mundo, las grandes catástrofes, las miserias ocasionadas por los ricos a costa de la venta de armamento que no dudan ni tiembla su mano a la hora de provocar guerras para generar más dividendos, ellos, los ricos no se conmueven ni se arriesgan ni aportan nada, los pobres sí, un soldado, un bombero, un médico sin fronteras, una enfermera, un cooperarte, un misionero no solamente dan, se dan ellos mismos –muchas veces pierden su vida por entregarse a los demás, por solucionar las miserias humanas que los ricos provocan-.

No literalmente por supuesto, pero en nuestro mundo muchos tendrían que cortar su mano, su pie, sacar su ojo para poder entrar en el Reino de Dios. De no hacerlo, de no cambiar, de no ser más consecuentes con el mundo que nos rodea, no serán muchos de estos “poderosos de las finanzas y de los tesoros en los bancos” los que tendrán oportunidad de salvación, pero todos pueden cambiar, el Señor no cambia, él habla al corazón buscando la conversión, él no quiere que nadie se condene, es el Misericordioso y quiere amor y misericordia para todos. Pero tenemos que convertirnos cada día.

domingo, 20 de septiembre de 2015

YA ESTÁ EL PAPA EN CUBA.


OREMOS POR ÉL para que la Fuerza de lo Alto le acompañe y pueda confirmar en la FE a los pueblos que visita.
Oremos también por la Iglesia, por la Comunidad creyente de Cuba:
No abandones Señor a tu rebaño. Pastor bueno, que nunca duermes, sino que siempre estás en vela.
Vele tu misericordia Señor sobre el Papa Francisco, sobre las Comunidades católicas que visita, sobre nosotros, para que no se acerque el enemigo tentador con sus astucias. Pastor bueno, que nunca duermes, sino que siempre estás en vela.
Oh Dios que has puesto la plenitud de la ley en el amor a tí y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar por el camino de la humildad y de la misericordia que con tanto fervor predica en Papa Francisco a la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

sábado, 19 de septiembre de 2015

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS, PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE, AMÉN.





Como cristianos, con nuestra vida y nuestras obras, a ejemplo de María nuestra Madre, proclamamos las grandezas de Dios Padre todopoderoso. Él quiso que todas las generaciones -también la nuestra- felicitáramos a María, la Madre de su Hijo, y suplicáramos con un corazón confiado en Dios y en su amor misericordioso.
Por supuesto que podemos pedir lo que queramos a Dios nuestro Padre directamente sin acudir a nadie, pero sabemos que acudiendo a nuestra Madre, ella que nos ama, intercede por nosotros, así nuestra humilde súplica adquiere más fuerza y nosotros quedamos mucho más tranquilos y confiados teniendo a tan poderosa intercesora.
Por eso, Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.

viernes, 18 de septiembre de 2015

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B.






“QUIEN QUIRA SER PRIMERO QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS”

En la primera lectura del Libro de la Sabiduría nos describe las acechanzas del Justo por parte de los impíos, estas acechanzas que el pueblo judío tenía para con el Justo, el Señor, son idénticas a las que ahora tienen los impíos a aquellos que quieren vivir su vida según la voluntad de Dios, con el agravante de que muchas veces son muchos los piadosos que a su vez intentan poner zancadillas a otros por soberbia,  envidia, maldad o simplemente porque no son de su grupo, su parroquia, su hermandad o su comunidad.

Estas “situaciones anómalas” en la vida de un cristiano son atajadas por el Apóstol Santiago en la segunda lectura dominical. Nos dice el Apóstol que aquello que procede de Dios es puro, es amante de la paz, y nos anima a vivir nuestra vida cotidiana siendo comprensivos, para que en nuestra vida sincera, según Dios vivamos en la misericordia. El fruto de una vida en Cristo es el amor y la justicia. Si esto nos falta estaremos sumergidos en el rencor, el odio y no alcanzaremos jamás esa justicia que viene de arriba. De esta situación anómala se derivan los malos gobiernos, problemas interraciales y situaciones conflictivas en los estados y en pequeño en asociaciones, movimientos cristianos, cofradías y familia. Solamente si somos capaces de renunciar al “EGO”, ese “yo” malicioso y manipulador de nuestra conciencia podremos tener una vida auténtica, de hecho es lo que nos pide el Señor en el Evangelio de este domingo.

San Marcos en su capítulo 9, 30-37 nos vuelve a anunciar su pasión, como hizo la Palabra proclamada el domingo anterior, pero en esta semana suena como un reproche para sus Apóstoles que mientras él les habla de morir en una cruz por los pecados de los hombres, ellos, despistados o un tanto ingratos, estén pensando quien es el más importante del grupo una vez que el Señor falte tal como está anunciando.
El mensaje que nos deja y además lo hace con toda claridad es que “el que quiera ser primero sea el último, el que quiera mandar que aprenda a obedecer", que en servir, en entregarse, en darse a los demás está la cuestión que nos marcará con el sello de buenos cristianos, el sello de autenticidad.
Por último el “signo” del niño que Él acoge y abraza es el mensaje de inocencia que tenemos que tener para ser auténticos, nos sobra la malicia. Siendo auténticos podemos sentirnos en línea con el Evangelio y con el mismo Jesús.

sábado, 12 de septiembre de 2015

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO, CORRESPONDIENTE AL CICLO B.






¿Quién dice la gente y quién decís vosotros que soy yo?

Nos pregunta Jesús: ¿Quién soy yo para vosotros?, te pregunta: ¿Quién soy yo para ti?. Esta respuesta que demos como Comunidad eclesial o individual ha de marcar, como un estigma, toda nuestra vida de cristianos, pues dependiendo de quien sea en verdad Jesús para nosotros actuaremos en la vida, ya que nuestra propia vida, cada una de nuestras acciones mostrarán a los demás –y también a Dios- lo que de verdad somos, o quisiéramos ser pero no llegamos por nuestras imperfecciones y debilidades, pero que en sí marcan la trayectoria de toda nuestra vida. Sabemos y muy bien que nadie puede dar lo que no tiene, no podemos aparentar ser otra cosa, somos lo que somos y si no somos auténticos cristianos pobre beneficio podemos esperar para nuestra alma inmortal.

Lo que sí es cierto que la REVELACIÓN DE DIOS AL PUEBLO JUDÍO ya anunciaba un estilo distinto de Mesías a aquella idea de “poderoso guerrero que habría de vencer en mil batallas contra el imperio de Roma” que con tanta fe esperaba el pueblo sencillo para verse liberados de la bota opresora, esta misma idea estaba metida en el corazón de los mismos seguidores de Jesús, los Apóstoles y aunque el Señor les recuerda a cada paso las Escrituras, como esta primera lectura que este domingo escuchamos: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos”, ellos siguen sordos a sus palabras esperando ese Mesías salvador que tome el camino de la fuerza.

La cuestión fundamental de nuestra vida cristiana nos la muestra el Apóstol Santiago en la segunda lectura. No basta tener fe, es necesario que aquellos que hemos recibido gratuitamente de Dios el DON de la fe mostremos nuestro agradecimiento al DADOR de TODO BIEN y respondamos en nuestra vida con una actitud CRISTIANA, tengo fe pues respondo con buenas obras. Si mis obras no son tan buenas, si no soy capaz de dar buen ejemplo a aquellos que comparten la vida conmigo, esto quiere decir que mi fe ni es tan buena ni tan sólida o en machos casos no llega a ser auténtica fe, es otra cosa.

No queramos escapar de la Pasión, no huyamos de la CRUZ, en el Evangelio, cuando Pedro recrimina a Jesús pues anuncia la pasión del Señor y teme que todos se marchen de su lado asustados el Señor recrimina a Pedro con esas palabras que nos suenan muy fuertes: “Quítate de mi vista Satanás, tu piensas como los hombres, no como Dios”,  busca para Jesús el camino fácil, lo cómodo, lo que no implica sacrificio, lo más llevadero. Es por tanto una tentación, de ahí la respuesta del Señor al pobre Pedro que ha de quedar al menos aturdido ante esta respuesta de Jesús.

Curiosamente a la luz de la Palabra de Dios podemos encontrar nuestros fallos y pecados como cristianos cuando queriendo escapar de la cruz de cada día y buscamos no el mejor camino según Dios y sí lo más cómodo, lo más fácil cambiando así la auténtica religión por “otra” hecha por nosotros a nuestra medida, dejamos la CRUZ para construirnos nuestro becerro de oro, eso es abandonar a Dios que tanto ha hecho por nosotros. Si somos seamos auténticos, serios, comprometidos, entregados a las buenas costumbres y tengamos la costumbre de practicar las buenas obras para con nuestra vida manifestar a quienes nos rodean nuestro amor a Dios y hacerle presente en nuestro entorno y en nuestra propia vida.

Que este rico mensaje de la Palabra que la Liturgia nos presenta en este domingo no caiga en saco roto y sí en un corazón como tierra bien preparada esperando con humildad pueda llegar a dar en ciento por uno de buenas obras. Humildemente nunca dejemos de pedir al Señor el DON de tener buena fe.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

LOS DOLORES DE UNA MADRE





El día quince celebramos en nuestra Iglesia la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores y su Soledad. Cualquier madre en este mundo es acariciada por infinitud de dolores causados por su maternidad. No hablo de los dolores del parto, dicen que son tremendos, pero para una madre muchos e insignificantes momentos son momentos de dolor, no ya si tiene que pasar por un torrente de penurias para poder sacar adelante a sus hijos.

Está comprobado, es una experiencia de vida que del amor al dolor hay una línea tan estrecha que se pasa casi sin darse cuenta. Un corazón que no ama es incapaz de sentir sensación de dolor, principalmente por el mal ajeno, el amor de la madre quizás sea en pequeñito comparable con el amor de Dios que es infinitamente más grande.

La Hermandad del Señor de la Humildad, Soledad de Nuestra Señora y Dulce Nombre de Jesús se reunirán en Santo Domingo este día 15, a partir de las cinco de la tarde, para mitigar el dolor de una Madre, para decir con su presencia que nuestra compañía quiere hacerse oración, súplica, cercanía a aquella que en su maternal soledad sufre la ausencia del Hijo, arrebatado de su lado por el pecado del HOMBRE, no por otra cosa, no busquemos otras razones, no culpemos aún en el siglo XXI a judíos o romanos, no seamos tan simples, analicemos nuestra propia conciencia y veremos la de veces que apartamos al Señor de nosotros con nuestra actitud, con nuestras envidias,  con nuestros rencores, con nuestro corazón de piedra cuando no somos capaces de amar y de perdonar… muchas veces nos afanamos en buscar el mal que tiene nuestro prójimo y no hacemos un esfuerzo para ver el que tenemos nosotros, lo más triste es que estemos con el pecado a cuestas cuando Cristo se brinda con tanto amor y misericordia a liberarnos de esa pesada carga y no hagamos caso.

A las 8, por la tarde, celebraremos la Misa en honor de la Soledad de Nuestra Señora en el templo de Santo Domingo de Granada. La Hermandad también tiene que reunirse en torno a sus Sagrados Titulares para dar y para pedir, la vida es así un constante dar, vaciarse para poder llenarse, pero Él nos ofrece no llenarnos de cualquier cosa, llenémonos de Él que viene a nosotros a través de su Palabra enriquecedora y de su Cuerpo y su Sangre para ser nuestro alimento.

Os animo a todos los Hermanos de esta Cofradía a participar de este acto en honor de nuestra Madre para que siendo su compañía mitiguemos su triste SOLEDAD con nuestra humilde presencia, manifestando así que queremos estar con Ella, queremos ser su compañía sabedores que con ella de su mano vamos por buen camino al encuentro de su Hijo nuestro Señor de la Humildad.

Granada, 9 de Septiembre de 2015.

Francisco E. García Ortega, O.P.
Consiliario y Comisario-Presidente  de la Junta Gestora de la Hermandad

viernes, 4 de septiembre de 2015

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.






“HACE OÍR A LOS SORDOS Y HABLAR A LOS MUDOS”

Nuestro Dios, nos dice el Profeta Isaías, trae el desquite. Él hará que los ojos del los ciegos vean y que los oídos de los sordos oigan, Él cambiará nuestro corazón. Pero ¿nosotros queremos cambiar?.

La PALABRA DE DIOS que escuchamos cada domingo tiene que ser escuchada por nosotros, pero el fin de esta Palabra no es la escucha, el fin es nuestra propia transformación. Si no prestamos atención a la Palabra ¿Cómo vamos a transformarnos?, ¿como vamos a cambiar?

Esta línea del Profeta, que como veremos a continuación la remacha y la hace propia Jesús en el Evangelio va también con el pensamiento del Apóstol Santiago en la segunda lectura cuando nos habla de no tener en nuestra vida acepción de personas pues si despreciamos a otro por considerarlo inferior en cualquier sentido a nosotros estamos despreciando a Dios que tiene predilección por los pobres, los afligidos, los marginados por la sociedad, los despreciados de este mundo.

“Todo lo hace bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

Cuando llegará la hora de que los cristianos de este siglo XXI seamos capaces de interpelarnos a la LUZ DE LA PALABRA DE DIOS. ¿Acaso no podemos darnos cuenta que la Palabra que proclamamos no es solamente para gente que vivieron en el tiempo de Jesús y sí nos cae como anillo al dedo para nosotros, nuestra situación mundial, nuestro pasotismo ante los problemas de la EMIGRACIÓN, nuestro mirar para otro lado y preferir seguir siendo sordos y ciegos ante los gritos de clamor de los perseguidos, los desterrados, los abandonados por sus gobiernos, los pobres del Señor?.

Sordos y mudos. La triste realidad que nos rodea. Aquellos, los del Evangelio le rogaban al Señor que curara su mal, nosotros voluntariamente taponamos nuestros oídos para no oír, porque nos “molesta” y vendamos nuestros ojos para evadirnos de nuestra realidad y así tener una excusa y poder decir el día del juicio al Señor: “Pero señor, ¿cuando pasó eso?, ¿cuando moría tanta gente en el mar escapando de su miseria?, ¿cuando negamos acogida a tanto emigrante desesperado, perseguido y masacrado en Libia por ser CRISTIANOS?. YO NO ME ENTERÉ DE ESO, YO NO LO VI, YO NO ESCUCHÉ ESOS GRITOS DE CLAMOR.

Pobres. Dirá el Señor: SORDOS Y MUDOS teniendo la cura al lado, pues Él es quien puede curar nuestra sordera, Él es quien puede despejar las “sogas” de nuestra garganta para que gritemos a pleno pulmón “Señor, estoy aquí, ¿que puedo hacer?.

NOS ALARMA ESTA IMAGEN, PERO POR DESGRACIA NIÑOS SON MUCHOS LOS QUE ESTAN MURIENDO, MUCHOS ASESINADOS QUEMADOS EN JAULAS, PERO A ESOS ESTA SOCIEDAD CULPABLE NO LE PERMITE SER VISTOS



Pobre niño, pobres niños... pobre gente... pobres nosotros...
Esta imagen dicen avergüenza a Europa. Pero hay muchas así, hemos visto niños muertos, asesinados por los radicales del islam, quemados en jaulas, gente masacrada por su fe y ¿que ha dicho Europa? Nada, ¿Que ha dicho la ONU o EEUU? NADA.
Esos niños son pobres, su tierra no produce diamantes o petroleo, de producirlo los moralmente falsos de nuestra sociedad habrían intervenido ya, no porque les interesase los niños, que sabemos que en el mundo mueren a miles diariamente y nadie hace nada, todos miramos nuestro ombligo, nos preocupamos de lo nuestro, miramos por y para nuestro propio beneficio.
No, no tenemos vergüenza, no tenemos una moralidad justa, equitativa, unánime. Los "poderosos" que se enriquecen con las guerras las paren y estos niños no tendrán que salir de su tierra, pero no, la guerra hace ricos a muchos países que ante esta imagen se ponen las manos en la cabeza. Ya lo decía un niño de doce o catorce años recientemente, no queremos quedarnos en Europa, paren la guerra que podamos ir a nuestro país, a Siria. Pero está por medio el negocio de EEUU y la UE y de Rusia y sus países satélites, el negocio de las armas y las armas sin guerra no valen, no son rentables. Estos poderosos necesitan guerra.
Es triste, es injusto, ellos, los tiranos de esta triste historia tenían que estar ahogados en el vómito de su lujuria y no estas inocentes criaturas pues no se ve por ninguna parte un intento de arrepentimiento o deseo de hacer las cosas bien. También es cierto que en nuestra hipocresía preferimos que la tele no nos muestre estas imágenes, y en caso de que se muestren tener el "mando" bien cerca para cambiar de canal y así, sin ver la realidad de nuestra vida cruel y dura seguir con la conciencia tranquila.
Pero no, ya que es tanto el horror que viven los que se ven forzados a salir de su tierra para salvar la vida, la familia, la dignidad, que si no es bastante para nosotros lo que vemos, si esto no nos dice nada, hablarán las piedras, sí, tendrán que hablar las piedras.

YA DE REGRESO DE LAS VACACIONES






Espero que todos los queridos lectores esteis bien, juntos de nuevo desde la distancia en muchas ocasiones hacemos el esfuerzo de adentrarnos en la realidad de nuestra vida e intentar vivirla según nuestra conciencia por el camino que nos va marcando el Señor por medio de su Palabra y prestando mucha atención a los signos de los tiempos, que como podeis ver están pero que muy marcados, como para no poder decir "yo no había visto lo que estaba pasando a mi alrededor.

Un abrazo para todos.