sábado, 23 de junio de 2018

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA:






“Estaba yo en el vientre y el Señor me llamó”

Las palabras del Profeta Isaías se hacen realidad en la vida de Juan el Bautista, en la VIDA que comienza desde la concepción, no la vida que comienza con el nacimiento, ya que la llamada de Dios al Bautista comienza con dos mujeres que todavía no han dado a luz a sus hijos.

El Ángel del Señor se presentó a María y ésta concibió por obra del Espíritu Santo. Entre las palabras del Ángel estaba: “Ahí tienes a tu pariente Isabel, que siendo ya mayor ha concebido en su vientre y ya está de seis meses la que llamaban estéril”

Atenta a todo lo que el Ángel del Señor dice, terminada la aparición del Ángel, María, sabiendo que su prime estaba embarazada y por tanto torpe para realizar los trabajos de la casa, acude presurosa a ayudar hasta que nazca el niño y ya la madre pueda atender los asuntos del hogar.

Es en este encuentro, cuando la Virgen llama a la puerta de Isabel y ésta se percata del brinco de júbilo que su hijo da dentro de su vientre, este brinco no es otra cosa la aceptación de Juan, que aún no ha nacido, de la presencia de Jesús, ya en su comienzo de embarazo en el vientre de la purísima Virgen María. Ante esta presencia de Jesús sin nacer aún ciertamente Juan puede clamar dentro del vientre de la madre: “Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente”, son las palabras que nosotros repetiremos en el Salmo Responsorial.

San pablo, en la segunda lectura nos hace ver en pocas líneas como Dios tenía un buen plan para la salvación del mundo. Desde David hasta Jesús, que es de su propia casa y familia, por los profetas y principalmente por Juan el Bautista anuncia a todo Israel esta Salvación. Juan es el Profeta escogido por Dios para preparar el camino al Señor.

El Evangelista Lucas nos muestra lo que sucedió a los ocho días del nacimiento de Juan, en el rito de la circuncisión, que es cuando se le da el nombre a la criatura, pero que a la vez nos anima a recordar el episodio completo que comienza con la Anunciación y la Visitación y que significó para los lugareños que ese niño que ponen por nombre Juan estaba llamado por Dios para ser alguien muy importante y esa importancia radica en ser el Precursor, la voz que anuncia la llegada del Mesías, el que prepara el camino al Señor y lo presentará unos treinta años más tarde.

Que San Juan Bautista, el hombre más grande nacido de mujer, nos anime a preparar nuestros corazones cada domingo para recibir al Señor con respeto, con fe y con dignidad y a mostrárselo también, como hizo él, a los demás con las acciones cotidianas de nuestro diario vivir. Que paséis un feliz domingo, día del Señor.



viernes, 1 de junio de 2018

DOMINGO DEL CORPUES CHRISTI.


MI CUERPO QUE LO ENTREGO POR VOSOTROS. MI SANGRE QUE ES DERRAMADA PARA VUESTRA SALVACIÓN. OH SAGRADO BANQUETE QUE NOS DEJASTE COMO MEMORIAL DE TU PASIÓN Y REGALO DE AMOR.



Con razón hoy estamos llamados al amor fraterno, al amor de los más necesitados, a la generosidad sin mezquindad, pues celebramos el amor de un Cristo que se da en totalidad para nuestra felicidad con la ardiente esperanza que cada uno de nosotros seamos capaces de hacer lo mismo. Ya no es que nos urja a dar, a ser generosos, nos urge a darnos en totalidad, con la misma intensidad y fuerza con la que él se dio por cada uno de nosotros. Nos damos no para ser mejores cristianos, o más auténticos, nos tenemos que dar para ser otros cristos en este tiempo presente, tan carente de valores y de una entrega generosa, es un tiempo apático, carente de generosidad, no hay vocaciones ni al servicio de Dios ni al de la Patria ni siquiera al servicio de los necesitados. Todo es sequía, pasotismo, egoísmo, olvido y abandono y el cristiano tiene que decir ¡basta!, ¡aquí estoy yo, Señor, para hacer tu voluntad!.

En la antigüedad era la Sandra de los machos cabríos y las cenizas de los sacrificios de animales quienes tenían el poder de consagrar a los hombres, devolviéndoles la pureza externa, nos dice la segunda lectura de la carta a los Hebreos, cuanto más Cristo que se entregó por nosotros a la Cruz podrá purificarnos y llevarnos a un culto del Dios vivo. La celebración de la Santa Misa, del Sacrificio de Cristo, el recibir su Sacratísimo Cuerpo y Sangre, nos tiene que transformar, hacer nuevos cada día, ayudarnos a perseverar en la VERDAD del Evangelio de Jesús, y en estos tiempos complicados, a TESTIMONIAR, esto solamente es válido si es desde el amor ya que Dios es amor y todo lo que sea esforzarnos en amar sinceramente será asemejarnos más a un Dios que nos ama por encima de todo y ha puesto su confianza en nosotros.

Que este Cristo que se nos da: -Tomad, esto es mi cuerpo. –Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Sea para nosotros motivo suficiente para adherirnos a esta Alianza Sacramental que nos ofrece y nos proporcionará la salvación eterna. Ya que nos ha dicho: “El que no coma mi cuerpo y beba mi sangre no tiene parte conmigo”. Gracias Señor por mostrarte tan cercano a nosotros que te haces presente en algo tan común y cotidiano como puede ser el pan y el vino, milagro de amor que por ser tan generosamente inmenso en ocasiones pasamos de largo ante él y no apreciamos en totalidad lo mucho que para nosotros tiene que significar.

Hay personas que escuchan noticias de un “milagro” o de una “aparición” y marchan raudos a presenciar el acontecimiento, y resulta que en la Misa tenemos todos los días el milagro de los milagros y no corremos para participar y presenciar con profundo fervor y devoción acontecimiento tan grandioso. Que no malogremos nuestra vida en cosas sin importancia y dejemos a un lado lo que verdaderamente tiene que tener mayor significado para nosotros. Que con nuestras obras de amor y generosidad nuestra vida entera cante al amor de los amores, cante al Señor de la Eucaristía.

Feliz domingo del Corpus.

viernes, 18 de mayo de 2018

Domingo de Pentecostés. Ciclo B.



“VEN ESPÍRITU DIVINO, MANDA TU LUZ DESDE EL CIELO”

La Palabra proclamada en la primera lectura nos habla de hechos y de actitudes, un hecho concreto es que la COMUNIDAD que aguardaba al Señor estaba reunida en ORACIÓN,  era una comunidad quizás si  muy acobardada, pero confiaba en Jesús, oraba, se arropaban los unos a los otros, se confortaban mutuamente, se daban amor y esperanza.

En nuestro mundo globalizado tendemos a dispersarnos, a centrarnos en nosotros mismos, a pasar de los demás. Hoy la gente joven camina por las calles y está en medio de amigos con sus auriculares colocados en las orejas en actitud de pasar de todo y de todos lo que me rodea y  centrarme en lo que me apetece y gusta. No hay especio para la ESCUCHA, no se escucha al amigo que tienes al lado ¿cómo van a escuchar a Dios?, ¿cómo van a aguardar su propio PENTECOSTÉS?, ESA ES PUES LA ACTITUD, la urgente necesidad que tenemos de ESCUCHA, de escucharnos y de escuchar a Dios que se comunica con nosotros desde el SILENCIO.

La segunda lectura nos anima a confiar más en Dios quien está constantemente animándonos en nuestra vida cristiana, todas nuestras buenas acciones vienen de él. Él obra en todo y en todos, obra en nosotros, en nuestro corazón y todo lo bueno que realizamos es bajo la acción constante del ESPÍRITU SANTO.

Es bueno leer y meditar la Secuencia, en ella descubrimos la necesidad que tenemos de ese fuego divino que infunda su calor el nuestros corazones helados por las frías corrientes de nuestro mundo egoísta y duro, donde ante el dolor, el hambre, las guerras y tantos males naturales miramos para otro lado para no complicarnos o seguir con nuestra conciencia vacía.

El Evangelio nos invita, en palabras de Jesús, a estar llenos del Espíritu Santo para que seamos capaces de TESTIFICAR, nos urge a dar testimonio, para que seamos una comunidad cristiana creíble, ya que por nuestras acciones seremos juzgados, y según lo dicho anteriormente uno de nuestros pecados más comunes es el pasotismo, pues la persona pasota no se complica la vida simplemente porque no se implica, no se involucra en el dolor del mundo, en la agonía de una sociedad que se deja arrastrar por la incredulidad y el fanatismo.

Que hagamos espacios en nuestro corazón para que entre en nosotros la “fuerza” de Dios y podamos caminar seguros hacia la verdad plena que de Él y sólo de Él procede.

viernes, 11 de mayo de 2018

DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS VII DOMINGO DE PASCUA




El Señor anima y conforta a sus seguidores antes de subir al Padre.

“Galileos, ¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?, es la pregunta que hacen a los discípulos dos hombres vestidos de blanco, dos ángeles de Dios; y es la pregunta que nos siguen haciendo a cada uno de nosotros ya que la cuestión es para donde miramos nosotros. Si miramos al cielo por estar aguardando ese retorno anunciado o miramos para otra parte por haber perdido la fe, la esperanza en el encuentro, la esperanza en la Palabra proclamada.

Nuestro tiempo sin duda alguna es un tiempo de mucha incredulidad, de muchas dudas y muchos interrogantes, yo creo que las dudas y los interrogantes sobre la fe nos pueden ayudar a buscar con más acierto, pero esta incredulidad está haciendo de nuestra sociedad una sociedad vacía, sin metas, sin ilusiones, sin esperanzas. Antes la perspectiva del encuentro con el Resucitado, de su venida como Señor de todo y de todos daba seguridad, aplomo, confianza, pero este vivir sin esperanza, sin valores, sin ilusión ya que la idea del cielo se pierde para muchos en un malvivir, una especie de agujero negro que se traga las conciencias y el hombre pierde todo, pierde hasta su propia humanidad y se animaliza, por eso crecen las guerras, el terrorismo, la violencia de género, la violencia entre compañeros en las aulas que  tenía que ser el sitio de formación, de adquirir valores, de llenarse de ilusiones como cuando lees un libro que te apasiona y que deja de ser “algo” ajeno pues te atrae tanto que te involucras en la historia, formas parte de ella; pues eso pasa, al perder la fe dejas de involucrarte en las cosas de Dios y en la misma creación que todos por la fe estamos llamados a perfeccionar y mejorar, pero que al contrario nuestra sociedad va deteriorando y arruinando cada día más y más.

Por esto San Pablo insiste en desearnos a todos nosotros que Dios nos de espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo y vivir en amor y esperanza y capacidad para valorar el don de la FE, que no es cualquier DON, sin FE todos los demás dones se caen de nuestras manos. Con la fe comienza nuestra aventura de creyentes. Aventura que no termina en una tumba, lleva a una eternidad feliz en el cielo.

En el Evangelio escuchamos las palabras de despedida del Señor dirigidas a sus discípulos. Son palabras para nosotros también, es su voluntad pero también es su mandato, no nos quiere pasivos en la vida, quiere discípulos activos que salgan a anunciar el evangelio, pero lo más importante quiere gente que sea capaz de salir de sí misma, esto es de nuestras comodidades, de nuestro yo, de nuestras cosas para llegar al otro, a aquel que nos necesita, o al que está deseando escuchar una buena noticia en medio de tanta desolación.

La ilusión para nosotros es el saber que antes de esta PARTIDA DEL SEÑOR él todo lo puso en manos de la IGLESIA y ahí entramos todos, todos formamos parte de ella, al menos todos tenemos la posibilidad de formar parte de ella, por eso ojo con no ser como algunos que dicen ser cristianos pero no creer o participar de la vida de la Iglesia. Cristo es la cabeza y la Iglesia su cuerpo, un cuerpo sin cabeza no es nada, una cabeza sin cuerpo tampoco. Cristo nos quiere, nos ama y nos necesita para prolongar su amor en el tiempo presente y nosotros le amamos y le necesitamos para recibir de él la acción constante del Espíritu Santo para cumplir con nuestra misión en este tiempo concreto que nos ha tocado vivir.

Feliz Domingo de Resurrección.

sábado, 5 de mayo de 2018




DIA DE LA MADRE:

Comenzamos el mes de Mayo, mes de María, mes de las flores, la primavera que muestra ese esplendor que la naturaleza ha tenido escondido en los meses del otoño y del invierno.
Por eso los cristianos nos acordamos de manera especial de la MADRE del CIELO, y los ya entrados en años recordamos con añoranza los tiempos de la infancia en que salíamos al campo para coger plores para ir luego y colocarlas a los pies de alguna imagen de la Madre cantando aquello de “Venid y vamos todos, con flores a porfía, con flores a María que Madre nuestra es”.
Natural pues que acordándonos de la Madre del Cielo volvamos nuestra mirada a la MADRE de la tierra, a nuestras madres, y con corazón agradecido por sus sacrificios y desvelos sepamos dar esa muestra de amor que llene sus corazones de ternura.
Desgraciadamente no todos los hijos llegan hoy al corazón de sus madres pues por algo inexplicable algunas madres no supieron llegar a los corazones de los hijos. Las madres que los maltrataron, las madres que los abandonaron, las madres que se metieron en el mundo de la droga y opacó todo su ser en la oscuridad y desgracia rompiendo la familia, pues aunque nuestro mundo por desgracia es demasiado “machista”, la realidad es que nuestra sociedad es profundamente matriarcal, ya que la madre es por naturaleza ese centro que lo llena todo, y como prueba de ellos es que muchas son madre y padre para muchos hogares en esta sociedad que nos ha tocado vivir.
También es día muy triste para aquellos hijos que ya no tienen a sus madres entre ellos, que aguardan con esperanza esté en el cielo junto a María y que algún día todos reunidos en una felicidad que no sea troncada por nada ni por nadie gocen en esas verdes praderas del cielo.
Madres: no hay palabras para deciros gracias, pues no hay palabras que describan el amor de una madre, pero que un gesto, una sonrisa, algo, muestre lo que la voz no puede decir y no se quede ese agradecimiento para un día al año, que el gozo de muchas madres sería más que un regalito en este día, la visita de los hijos y nietos más a menudo a lo largo del año o simplemente salir de la soledad en la que muchos hijos tienen encerrados a sus padres.
Por último gracias a tantas madres que no lo han sido fisiológicamente pero que han sabido SER MADRES para muchos, como las religiosas, las monjas y aquellas que se han dedicado de lleno a cuidar de niños y lo han sabido hacer dando a cada uno de ellos lo mejor de su corazón.
¡Muchas felicidades MADRES!

jueves, 15 de marzo de 2018

DOMINGO V DEL TIEMPO DE CUARESMA DEL CICLO B.




QUERER VER A JESÚS: ESA ES NUESTRA ILUSIÓN, NUESTRA LUCHA Y NUESTRA META”

En a primera lectura Jeremías hace un anuncio que sobre para todo límite de tiempo, una nueva “ALIANZA” entre Dios y los Hombres que va más allá de un tiempo concreto, de un pueblo concreto, más allá incluso de una religión.
Y es que las alianzas que ha hecho el Señor con el Hombre no tienen una fecha como límite, ni siquiera un final ya marcado, pues estamos hablando de Alianzas sumamente frágiles, no por parte de Dios, que para Él sí es SI y no es NO, pero esto, por desgracia no pasa entre nosotros que en ocasiones aceptamos el Sí, otras veces nuestro sí es no y un término medio que no es ni ruptura ni aceptación del plan de dios para con nosotros. Somos así de ambiguos,  no lo podemos evitar, es como si estuviera en nuestro ADN, en nuestros genes. Por eso Dios con suma facilidad nos pone a nuestro alcance un nuevo plan, una alianza que va más allá de la del Sinaí, esta no está escrita en piedra, está escrita en el corazón de cada hombre y mujer que tienen buena voluntad y quieren encontrarse con Dios.

Lo importante es que tomemos bien en serio al Profeta y de verdad seamos, nos sintamos de verdad pueblo de Dios, y dejemos que Dios sea nuestro Dios y no andemos como pasmados buscando dioses falsos que llenen todos nuestros vacíos, que triste imagen a este respecto está ofreciendo nuestra pobre sociedad cuando se sale de sus cauces y se endiosa, o como ha sucedido recientemente, con algunas feministas, han querido ocupar el lugar de Dios, por eso sus lemas ofensivos contra Dios, la Virgen y la Iglesia, cuando hay muchos de esos lemas que manifestaron en sus proclamas que con toda seguridad la Iglesia podía haber firmado pues esa lucha de igualdad es más antigua que nuestra memoria y está plasmada en el Evangelio de Jesús y la Santa Escritura.

La breve Carta a los Hebreos nos muestra a Cristo doliente, Cristo sufriente, que acepta por encima de todo el plan de Dios para librarnos de la esclavitud del pecado, no se trata de un Cristo derrotado que ya no puede hacer otra cosa, se trata de un Cristo que con profundo dolor asume esa voluntad Suprema y la hace suya por puro amor, ahí, en este relato no hay otra cosa que dos grandes amores, el amor de Dios hacia su obra más querida, el Hombre y el amor del Hijo hacia su Padre y su plan de redención, es decir, su última alianza con el Hombre.

Por último, el evangelio de Juan no tiene desperdicio. Nos habla de esa “hora” que ya ha llegado, la hora de la glorificación no de él, al Padre. La glorificación de Jesús será en la Cruz, desde la Cruz no solamente es glorificado, nos llena, nos abarca a todos nosotros, nos glorifica con Él, nos redime y salva. La Cruz es el cumplimiento de la voluntad de Dios y la aceptación del Hijo obediente que acoge su plan y lo realiza para nuestra salvación.

“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”.  Esta frase manifiesta esa verdad de Jesús, que ha de llegar hasta el sepulcro para que resurja la Gloria de Dios, ese proceso de muerte y vida está estrechamente marcado de toda nuestra existencia, desde nuestro bautismo, donde al ser sumergidos en el agua morimos al hombre viejo, pero resurgimos inmediatamente a ese hombre nuevo de la Nueva Alianza hecha por Jesús para nuestra salvación, pero también está en nosotros cada vez que pecamos y morimos a la gracia, pero al recibir el Sacramento de la Reconciliación salimos nuevos, renovados, revividos por Cristo Señor Nuestro. Y finalmente cuando nos llegue la hora y nuestro cuerpo se derrumbe, él que es la morada de nuestra alma, esta, adquirirá una morada nueva en el Cielo donde ya no experimentaremos ni el dolor, la pena, las lágrimas, nuestra vida será alegría y júbilo.
Hermanos, con este Domingo entramos ya en la Semana de Pasión, antesala de la gran Semana Santa, que paséis un feliz Domingo.

Granada, 16 de Marzo de 2018
Fr. Francisco E. García, O.P.

miércoles, 7 de marzo de 2018

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA DEL CICLO B.



“EL GRAN AMOR QUE DIOS NOS TIENE QUEDA MANIFESTADO EN EL AMOR DE JESÚS POR TODOS NOSOTROS”

La semana pasada no pude conectarme a internet por un fallo en la red, las cosas modernas nos juegan en ocasiones estas malas pasadas.

Vamos avanzando por el desierto de la CUARESMA  y vamos profundizado a la luz de la Palabra de Dios en nuestro pobre caminar esperanzados en que si estamos con Jesús, si nos unimos a su CRUZ REDENTORA encontrando fuerzas para sobrellevar la cruz nuestra de cada día nuestro destino no es otro que gozar de la Pascua del Señor.

No todas las cuaresmas han de ser iguales, cada uno de nosotros sufrimos grandes y en ocasiones graves cambios que nos obligan a hacer una meditación profunda y ver lo nuevo en nuestro presente y lo viejo en el pasado. Al igual que el pueblo judía que después de las experiencias amargas vividas en el destierro de Babilonia se ven forzados a hacer una NUEVA reflexión de su historia que les muestra lo amargo que es querer vivir la vida de espadas a Dios.

En la lectura del segundo libro de las Crónicas que leemos hoy vemos a que conduce la cerrazón del pueblo que quiere pasar de Dios para hacer su voluntad, a pesar del esfuerzo por parte de Dios en mandar mensajeros que  les advirtieran de que sin Dios no puede haber felicidad, esta existe cuando hay FIDELIDAD al plan de salvación, a la alianza entre Dios y el Hombre y el Hombre con Dios.

Como entonces en tiempo del Rey Ciro, ahora en nuestro tiempo, son muchos los que se entregan por completo al abandono de los mandatos de Dios y desprecian sus leyes, pero siempre hay un resto que permanece firme en la FE a nuestro PADRE del Cielo, no desaprovechemos las enseñanzas que esta Palabra nos da a cada uno de nosotros y acudamos alegres a la Casa del Señor para sellar nuestro pacto por Cristo nuestro Redentor en cada celebración del Sacrificio de la Eucaristía para que nuestra vida cristiana recobre cada día el sentido que ha de tener y nuestra fidelidad llegue a su plenitud sin que seamos arrastrados por la corriente del mundo que nos quiere llevar a un mundo sin Dios. También nosotros, como los judíos entonces tenemos que releer nuestra vida desde el plan de Dios que Cristo nos ha transmitido y nos ha dejado en la Iglesia. La vida de amor, entrega y generosidad que nos dan los Sacramentos.

Es el mensaje que nos da San Pablo en la carta a los Efesios. Todo lo hemos alcanzado por Cristo, su pasión y muerte nos llevan directos a resucitar con Él. “Así muestra en todos los tiempos la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”.

La salvación que se nos da, es eso, se nos da, no es algo que nosotros nos ganamos, es un DON dado por Él, que está ahí, si vivimos con Él lo tenemos a nuestra entera disposición, si le rechazamos a Él, rechazamos su don, la salvación.

El Evangelio de San Juan nos habla del dialogo de Jesús con Nicodemo, donde retornando a los tiempos de Moisés, Jesús, nos dice que nuestra victoria, es decir, la salvación, está en que el Hijo sea elevado en lo alto de la Cruz y así atraerá para nosotros la curación de nuestras maldades y el perdón de todos nuestros pecados.

“El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios”.

Avivemos nuestra fe en aquel que todo lo puede y que no hace más que darnos gracia tras gracia para que vivamos las realidades de nuestro tiempo, estamos en la tierra y nuestros píes han de estar bien asentados en ella, pero sin olvidarnos jamás de las realidades eternas. Lo de aquí es pasajero, lo importante la la eternidad junto a Dios en el cielo.

Queridos hermanos, que paséis un feliz cuarto domingo de cuaresma y avancéis por este desierto cuaresmal hacia la Pascua llena de luminosidad y esperanza para un día alcanzar la otra Pascua, el encuentro con el Señor en el cielo. Feliz Domingo.

viernes, 23 de febrero de 2018

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA DEL CICLO B



¿HAY AMOR MÁS GRANDE?

La liturgia de este domingo segundo de Cuaresma gira toda ella en torno a la experiencia de Dios. Cada domingo la Palabra nos cuestiona, nos hace pensar pues esta Palabra proclamada tiene un fin inmediato, alcanzar en cada uno de nosotros la conversión, el volver nuestro corazón a Dios que nos habla y interpela nuestras acciones para que estén dirigidas al amor a los hermanos, al amor a los más necesitados, los que sufren, esa era la vida cotidiana de Jesús, una entrega total y plena a socorrer, atender, sanar, dar vida. Entregarse a todos y por todos.

La razón de esta preocupación de Dios por nosotros es que nos conoce muy bien y tendemos a buscar lo confortable y cuando lo encontramos nos encanta instalarnos, no salir de ahí, es lo que les sucede a los tres discípulos en el Tabor, proponen a Jesús instalarse, quedarse, ¿para qué ir a otra parte con lo bien que se está en la montaña con Jesús en todo su esplendor y acompañados  de todo lo celeste y divino?.

Es esa lucha del hombre que vemos en la historia de Abrahán, el “salir” de su instalación, de lo suyo, de su casa, de su tierra para correr la aventura que le plantea Dios y cuando cree que todo lo ha alcanzado viene Dios y le pide una prueba, el sacrificio de su propio hijo.

Curiosamente se logran superar los grandes sacrificios cuando tenemos una preparación sólida y en este caso Abrahán la tenía. Ese ponerse en marcha y abandonarlo todo te da capacidades que luego puedes utilizar en los momentos de prueba, pero si no te has sacrificado primero, si no has experimentado el salir de ti mismo, de tu “ego”, el vaciarte para dejarte llenar de Dios, poco podrás hacer por los otros y más poco podrás hacer por ti mismo.

En la Carta de San Pablo a los Romanos nos da el Apóstol la clave, es Jesús, el que murió por nosotros, el que nos amó hasta derramar toda su sangre por nuestras miserias y pecados, el que nos justifica y nunca se cansa de perdonarnos, el que nos ha puesto los Sacramentos para que nuestras oportunidades no nos defrauden, él nos lo ha dado todo, se ha dado todo por nosotros.

Lo mismo que con la transfiguración Jesús quería preparar a los Apóstoles para el “escándalo” de la Cruz, para animarlos y confortarlos en las pruebas, ahora, con la Iglesia, con los Sacramentos el nos da esas oportunidades que nosotros necesitamos para no equivocar el camino que nos conduce a la Pascua, a nuestro encuentro con el Resucitado, pero tenemos que estar atentos a esas “señales” siempre el clave de amor para poder apreciarlas, pues de poco nos serviría llenar nuestros espacios de misas y sacramentos y dejar la caridad apartada de nosotros. Esta caridad que nos pide el Señor tiene que estar alimentada de generosidad, es el caso de Abrahán, si no hubiese tenido generosidad y confianza en Dios no habría visto cumplirse la promesa de Dios en su vida, él creyó, amó, aguardó y vio el plan de Dios para él y los suyos.

Que sepamos ser generosos y busquemos la soledad para orar y también nosotros salir de nosotros mismos transfigurados con el Señor y así poder con el peso de nuestras cruces y no sentirnos defraudados cuando vemos que la carga es pesada y experimentamos la poca fuerza que tenemos para cargar con ellas, si confiamos veremos que donde no lleguemos nosotros Él suple y colma nuestra necesidad.


Que paséis un feliz Domingo, día del Señor.  

jueves, 15 de febrero de 2018

INVITACIÓN A CELEBRACIÓN DE VIA CRUCIS

SOLEMNE VIA CRUCIS EN SANTO DOMINGO DE GRANADA:

La Parroquia de Santa Escolástica – Iglesia de Santo Domingo de los Padres Dominicos de Granada anuncian la celebración del segundo Vía Crucis cuaresmal que tendrá lugar el día viernes 2 de Marzo a las ocho de la tarde comenzando en el templo de Santo Domingo y a continuación por el Claustro de nuestro Convento Santa Cruz la Real de Granada, portando en andas al Señor de la Humildad que será llevado por hermanos de su COFRADÍA y dirigido –el Vía Crucis- por el grupo de Pastoral de la Iglesia de Santo Domingo.



Este día se suspende la Misa de las ocho para centrarnos y meditar en los momentos de la Pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.


Estáis todos invitados.

DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA DEL CICLO B.


CUATESMA: Tiempo, Oportunidad, Compromiso:

Es el tiempo propicio, ese tiempo único, esa oportunidad que Dios nos da a cada uno de nosotros para adentrarnos en nosotros mismos, mirarnos hacia dentro, y ver, sobre todo VER o VERNOS, er esa realidad que soy yo, que somos cada uno de nosotros, pero verla con ojos críticos y deseos de cambio, de “recrear” hacernos de nuevo, ser nuevas criaturas más a imagen y semejanza de nuestro Padre y Dios que nos creó no para un tiempo concreto, nos ha creado para la ETERNIDAD.

Pero no basta con mirarnos a nosotros mismos con deseo de Cambio, que está muy bien, pero este cambio tiene que ir orientado a la manera de mirar al hermano, al prójimo, al necesitado, si me miro yo primero es para adaptar mi vida no a mí, que entonces estaría toda la vida circulando en torno a mí, a mi ego, a mí mismo, sintiéndome yo el centro y acabando así con mi vida, que de pobre vida pasaría a ser una vida miserable, somos en la medida que nos damos a los demás, que nos integramos en una familia, en una comunidad, en un pueblo, en una iglesia.

La Cuaresma es como ese resplandor de VIDA que nos llega cual ryo de luz de las primeras Comunidades cristianas, era ese tiempo de andadura, de formación, de incorporación a la Iglesia que se hacía realidad en la Pascua de Resurrección del Señor con el Sacramento del Bautismo. En nosotros ha de darse en estos cuarenta días ese recorrido hacia la Pascua, ya estamos bautizados, pero la pequeñez humana, las miserias humanas, nuestra vida vacilante, las tentaciones de una sociedad consumista, materialista, egoísta y egocéntrica nos envuelven y tienden a arrastrarnos por caminos contrarios al Evangelio de Jesús. La vida del cristiano ha de ser lucha constante contra las fuerzas del mal, vigilancia para saber discernir y mucha oración para pedir fortaleza y hacer lo correcto.

Comienza la primera lectura con la historia del Génesis, en esta lectura se nos habla de un pacto, una alianza de Dios, una señal que nos recuerda la apuesta de Dios por la VIDA, por toda vida, en plan ecológico también, por la vida animal y por la VIDA HUMANA. Este plan ecológico que en tantas ocasiones ha hecho hincapié el Papa Francisco no puede ser algo lejano a nosotros, a nuestro diario vivir. Es una NECESIDAD del ser humano mantener un equilibrio en la naturaleza, es como querer tener limpia y ordenada la casa, nuestra casa, donde vivimos, donde hacemos las cosas cotidianas de la vida, el MUNDO es nuestra GRAN casa y tenemos que mimarlo, cuidarlo, protegerlo, el Señor nos ha puesto al frente de todo lo creado para mantenerlo, incluso mejorarlo, pero nunca para perjudicarlo o acabar con especies vegetales y mucho menos animales, y ya ni pensar acabar con el hombre por razones racistas o de cualquier tipo. Si guardamos la ALIANZA, el pacto con Dios tenemos que seguir sus sendas, no otras, no tenemos dioses en cantidad que nos ofrezcan un abanico de posibilidades de caminos o alianzas, tenemos un ÚNICO DIOS cercano y verdadero que nos ofrece un único camino para llegar a la felicidad plena, ese camino no es otro que Cristo nuestro Señor y él nos ha enseñado que las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan la alianza, como repetimos en el salmo responsorial.

San Pedro nos anima a buscar a Dios a través de Jesús que se entregó como víctima por los pecados de todos. Él nos ha hecho nuevos con el Sacramento del Bautismo y nos reconcilia diariamente con el Padre, no olvidemos nunca el precio que Él ha pagado por nuestra libertad,  ni olvidemos que en los Sacramentos tenemos gracia tras gracia para heredar la vida eterna, escuchemos con atención a San Pedro que siempre nos dice cosas concretas pero que nos son de mucha utilidad.

San Marcos, escuetamente, nos dice que la “aventura” de la predicación del Reino Jesús la comienza en el desierto. El Miércoles de Ceniza comenzó nuestro peregrinaje por el desierto de nuestra vida en busca del oasis de la salvación. No nos perdamos, las señales están en el cielo, que seamos capaces de verlas para llegar victoriosos y alegres, después de superar nuestras pruebas, a los brazos de nuestro amado Padre Dios.

Que paséis un feliz domingo, día del Señor y que este inicio de la Cuaresma de este 2018 sea la cuaresma del encuentro, encuentro con el hermano y encuentro con Dios, para que siendo fieles a su Evangelio demos en verdad frutos de salvación, que sean visibles, que se entiendan, que los que nos contemplan puedan comprender y no precisen tradición alguna, por el fruto se sabe si el árbol está sano y merce la pena que ocupe su espacio, un árbol que da buenos frutos se le cuida, se le abona, se le presta tiempo y da cariño, el que da malos frutos se corta y para el fuego. ¿Para qué estamos destinados nosotros?


Fr. Francisco E. García Ortega, O.P.

jueves, 8 de febrero de 2018

DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO B.



“JESÚS NOS ENSEÑA A QUE LO IMPURO NO ES ACERCARSE AL NECESITADO, ABRAZAR AL QUE SUFRE, CURAR AL ENFERMO”.

La lectura del Levítico quizás nos suene demasiado fuerte, pero en un tiempo donde las enfermedades contagiosas eran una gran amenaza, tomar precauciones, aún tan radicales, era prioritario. Hoy en día con todos los adelantos que tenemos ya no apartamos a los enfermos de esta forma tan cruel y radical, pero sin embargo “apartamos” a los que son de otra raza, otra religión, otro color, otra condición social… nuestra sociedad es más cruel que aquella, pues a ellos les ampara la ignorancia de la medicina que tenían, el miedo a la enfermedad, pero a nosotros nada nos puede amparar, pues nuestras razones no son otras que el puro clasismo o el mero desprecio a los que no son como nosotros.

San Pablo, en su carta a los Corintios, nos anima a vivir una vida en orden y tranquilidad, siendo prudentes y sin escandalizar a nadie. Sabemos por la triste experiencia de nuestros tiempos que los escándalos hacen mucho daño a la Iglesia, a las personas, a nuestro mundo. Por eso bastante desgracia tenemos con aquellos que provocan escándalos cuanto más con aquellos que levantan falsos testimonios e inventan con tal de perjudicar a algunos o de hacer daño a la misma Iglesia. Seamos prudentes, para que viviendo una vida en orden y siendo consecuentes con la fe que profesamos, sepamos ganar gente para Jesús y no apartar de Jesús a la gente por no saber llevar una vida según su voluntad. Como el Apóstol no buscando nuestro propio bien y sí la salvación de todos, o al menos de muchos.

Una curación como la que nos relata el Evangelio de Marcos hoy no puede quedar oculta, el Señor es demasiado arriesgado en su obrar como para pasar desapercibido. Si impuro era el leproso por la desgracia de ser leproso impuro quedaba quien se acercara a uno de ellos y lo tocase. El Señor tiene todo el poder de Dios, podía decir al leproso, guardando las distancias, queda limpio, pero ese no es su estilo, el busca la persona, la cercanía, el tú a tú, por eso te toca, para desobedecer una ley injusta, para demostrar como él mismo nos dijo esta semana en uno de los Evangelios que no hace al hombre impuro lo que entra en él, le hace impuro lo que sale de su corazón, las malas acciones, la codicia, la envidia, el odio, la fornicación, y tantos pecados que muchos de los puritanos de todos los tiempos cometen a diario y luego se fijan en pequeñeces sin importancia y se escandalizan por tonterías. Por eso quizás en todos los tiempos la hipocresía siempre ha sido considerada despreciable.

Hermanos, el próximo domingo día 18 estaremos ya en la Santa Cuaresma, que verdaderamente arranquemos de nuestros corazones toda impureza y vivamos en el camino de la santidad, para que así lleguemos a la salvación que Jesús con su pasión y su Cruz nos ha regalado y espera seamos merecedores de tan santo SACRIFICIO. El que lo dio todo por nosotros espera que nosotros seamos igualmente generosos y lo demos todo por Él que es nuestro Salvador.
Que paséis un feliz domingo, día del Señor.


Fr. Francisco García, O.P.

viernes, 2 de febrero de 2018

QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO B


"El Señor que nos ama nos cura de toda dolencia, confiemos en Él"

Para Job la vida es un soplo, los años pasan y pesan, y no ve esperanza alguna, él se sitúa al lado del jornalero, del esclavo que no tiene esperanza, aún no ha avanzado la teología judía en el descubrimiento de la vida después de la vida, de esa otra vida que se manifestará plenamente y donde Dios hará justicia.
El Salmo nos anima a alabar al Señor que sana los corazones destrozados, sana, cura, reconstruye, renueva las cosas y nos renueva a nosotros, no caigamos en el pesimismo o la rebeldía de Job, nosotros tenemos el conocimiento que nos da la Biblia, el conjunto de todos sus libros, pero sobre todo tenemos el Evangelio, tenemos a Jesús por quien todo lo escrito en el Libro Sagrado apunta a Él que es el centro de la Historia, el centro de una nueva humanidad.

San Pablo en su carta a los Corintios nos anima a que cada uno de nosotros, como él anunciemos el Evangelio de Jesús, que lo hagamos no de palabra, y sí con nuestra propia vida, con la esperanza de que haciéndonos esclavos de todos, servidores de todos, ganemos a muchos para la SALVACIÓN que nos ofrece Jesús.

El evangelio de Marcos nos narra  la curación de la suegra de Pedro, aquí el evangelista nos quiere hacer recapacitar en tres puntos importantes. Primeramente ya no ocurre este milagro en un lugar de oración y público como el Evangelio del endemoniado del domingo pasado que fue en la Sinagoga, esta vez es en un ámbito familiar, en una casa particular. El segundo punto es el rompimiento de Jesús con las tradiciones relacionadas con esa “cercanía” que muestra con los enfermos, cercanía que incluye tocar a la mujer, cogerla de la mano y levantarla de la cama. No está precisamente la impureza en esto, más impuro es el desprecio del que sufre, la ceguera del que no quiere ver las necesidades de la gente, vivir la vida centrados en nosotros mismos sin ser conscientes en la necesidad del otro.
Por último el tercer punto importante del Evangelio es que Jesús se retiró a orar, vio la necesidad de unirse con el Padre. Nosotros tenemos que imitar a Jesús, vemos como Job las desdichas del mundo, queremos como Pablo ser todo para todos o por lo menos hacer algo de utilidad para nuestro mundo, pero no podemos hacerlo por nuestra cuenta, tenemos que acudir a Dios, a la oración, al silencio, donde nada ni nadie nos distraiga, donde podamos hablar tranquilamente al Padre y no encontremos ruidos del mundo que nos impidan escuchar que nos dice, que nos comunica en ese encuentro y así salgamos fortalecidos de nuestra oración y animados para seguir haciendo el bien allí donde sea necesario, pues para eso hemos sido llamados por el Señor, no para nuestro propio bien, el bien propio lo lograremos en la medida que nos afanemos por el bien de los demás, y más concretamente de aquellos que más necesitan de nosotros, de nuestras palabras, de nuestras manos y de nuestros corazones.

Que peséis un feliz domingo, día del Señor, Atentamente,

Dr. Francisco García, O.P. 

viernes, 26 de enero de 2018

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO B.


La Palabra de Dios en el libro del Deuteronomio nos habla de que según el anuncio de Moisés, Dios suscitará un Profeta para el pueblo, hay que valorar la función del profeta, que es elegido por Dios para anunciar y dar a conocer su voluntad, no se trata de los “adivinos” y los que son “supersticiosos” que abundaban en los pueblos vecinos al Pueblo Elegido por Dios, ese Espíritu de Profecía no murió con el A.T., cada uno de nosotros, por el Sacramento del Bautismos somos elegidos por Dios Sacerdotes, Profetas y Reyes de la Nueva Alianza de Dios con el Hombre en Jesús nuestro Señor.

Cada uno de nosotros debemos poner toda nuestra fuerza, nuestra ilusión, amor y esperanza al escuchar la Palabra de Dios y hacerla VIDA en nuestro corazón, ya que es destino de la Palabra de Dios no es el conocimiento del hombre, es la CONVERSIÓN del corazón, el cambio de vida, el saber retornar al camino que nos traza Jesús en su Evangelio, por eso esta Palabra es más, mucho más que una mera lectura, es VIDA y está destinada a darnos, transmitirnos la VIDA ETERNA.

En la segunda lectura de San Pablo a los Corintios el Apóstol nos habla de aquellas primeras comunidades cristianas donde al convertirse a Cristo se encuentran algo perdidos y no saben bien a qué atenerse a partir de esa conversión, ya que la vida de la Comunidad es muy variable en las personas y sus compromisos, unos, como pasa en nuestros días nos dedicamos más a divulgar la Palabra de Dios y a celebrar los Sacramentos, otros a la vida de piedad y religiosa y otros a los trabajos y quehaceres de la familia cristiana, ciertamente todos no podemos ser iguales ni estar en lo mismo, y no se trata de decir que lo mío es más importante que lo tuyo, TODO es importante si estamos encaminados en la vía del Evangelio de Jesús y lo que hacemos lo hacemos con ánimo de dar vida y enseñanza a aquellos que nos rodean. En resumen Pablo solamente quiere que cada uno, en la condición en la que esté sea fiel a Dios y cumpla con las exigencias del Evangelio y testifique su fe ante los demás con una vida piadosa, honrada y trabajadora.

San Marcos en el Evangelio de este domingo nos narra las enseñanzas de Jesús en Cafarnaún, un estilo propio y desconocido hasta entonces, como dice el Evangelista, “enseñaba con autoridad”, y esa manera de enseñar lo mismo que esa autoridad sorprendía lo mismo que molestaba pues para Jesús lo más importante no era el cumplimiento vacío de la ley y ponía su acento en la necesidad de la persona, por eso aunque fuera sábado curaba, expulsaba demonios, resucitaba muertos… porque el hombre no se hizo para el sábado y sí el sábado para el hombre.

Este amor a la persona, principalmente a la persona que padece un mal, lo muestra en las sinagogas, lugares de oración, no de curación, pero Jesús quiere unir estas dos cosas imprescindibles para el hombre, La curación es la fuerza de su PALABRA, lo que el Evangelista llama “hablar con autoridad”, lo que Jesús en tantas ocasiones manifiesta como “que es más fácil, decir coge la camilla y vete a tu casa o decir tus pecados te son perdonados” que escuchamos en otro evangelio.

Tenemos, a la luz de la Palabra de Dios, que revisar nuestra vida y ver que no nos falte nunca esta doble acción, orar y sanar, para que siendo en nuestro tiempo otros CRISTOS mostremos el amor de Dios a la gente de nuestro mundo, principalmente, como hacía Jesús, a aquellos que más padecen y que han de ser para nosotros prioridad en nuestro quehacer cotidiano.

Que paséis un feliz Domingo, día del Señor lleno de bendiciones.


Francisco García, O.P.

domingo, 21 de enero de 2018

DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO B.


“CONVERTIOS Y CREED EN EL EVANGELIO”

Una vez más el señor “pasa” a tu lado pero no sigue de largo, se para, te mira y te llama y te invita a ser parte activa de su REINO.
La primera lectura con la historia de Jonás ya nos habla de esa pasada misteriosa del Señor, llama, NOS LLAMA A LA CONVERSIÓN, A SER MEJORES, a hacer mejor las cosas, a poner más espíritu en lo que hacemos, decimos e incluso en lo que pensamos, convertirnos es buscar el cambio, es reconocer los errores, poner solución a nuestras equivocaciones, valorar más las cosas de Dios en nuestras vidas y en las vidas de aquellos que nos rodean.

Esta llamada del Señor a convertirnos nos tiene que llevar como a los ninivitas a actuar y pronto, a cambiar nuestras vestiduras de apariencias o de sepulcros blanqueados en hombres y mujeres auténticos que de verdad valoran el Reino de Dios y quieren escapar de las tentaciones del enemigo para poder disfrutar de esa paz, amor, armonía que solamente pueden tener los que están con una conciencia limpia que no les acuse de sus malas acciones.

San Pablo en su carta a los Corintios nos dice cosas que a primera vista nos desconciertan, pero que pensando un poco nos aportan soluciones. En primer lugar comienza diciendo que “el momento es apremiante”, que es ahora, no más tarde ni mañana cuando tenemos que dar ese cambio a la dirección que lleva nuestra vida, mañana puede ser ya tarde.

En segundo lugar, eso de que “los que tengan mujer, que vivan como si no la tuviera, los que lloran, como si no lloraras, los que están alegres, como si no lo estuvieran…” nos está hablando de nuestra vida cotidiana, pero de nuestra vida DE CRISTIANOS. El cristiano es, pero no es de este mundo, estamos en el mundo pero no nos podemos ni identificar como mundanos ni ser del o para el mundo, nuestra ciudadanía no es la terrenal, somos ciudadanos del cielo.

Es natural que entre nosotros los cristianos el trabajo, los problemas, los quehaceres formen parte de nuestro día a día, pero nuestra vida no está destinada para los años que vivamos aquí en la tierra, estamos destinados para el cielo, pero para lograr esto, para no dejarnos dominar por el mundo, hemos de tener mucha fe en Dios y vivir ese día a día con profunda radicalidad, poniendo el acento no en lo que es “cotidiano” para los mundanos y sí poner todo el acento en lo que es propio del CREYENTE.

Recuerda la historia de Abrahan, cuando el Señor lo llama le ordena: “Sal de tu tierra”, es decir, sal de ti mismo, de tu vida, de tus proyectos, de tus quehaceres y ambiciones y de tu entorno,  lánzate a la aventura de encontrar una nueva tierra, de cruzar desiertos, de llegar al PARAÍSO.


Esta es la aventura de la llamada que Marcos, 1,14-20 nos narra en el Evangelio de este Domingo, una aventura que pasa por dejarlo todo, pero más importante aún “dejarse abandonar en los brazos de Jesús”, dejar que sea Él quien guíe nuestros pasos, poner toda nuestra vida en sus manos, confiando en que con Él encontraremos el puerto que lleve nuestra nave a esa nueva tierra y nuevo cielo que es la salvación. Que el Señor os bendiga y feliz Domingo.

miércoles, 17 de enero de 2018

YO: SACERDOTE:


La obra del sacerdote es la obra de Jesús, quien quiere destruir a un sacerdote quiere destruir a Jesucristo, a su obra; todo lo que yo como sacerdote que soy hago lo hago como obra de Jesús. Yo no me puedo dividir, una parte de mi es sacerdote, otra parte es laica, no. Soy por entero desde la ordenación sacerdotal, por la Unción, por la imposición de las manos del Obispo consagrante y del Presbiterio, del Señor.  Todas mis obras están encaminadas a la MISIÓN que Él que me llamó,  me encomendó al Servicio de la Palabra del Evangelio y a la celebración de LOS SACRAMENTOS, principalmente, siendo más sacerdote que nunca, cuando celebro el Santo Sacrificio de la Santa Misa.

Por eso ten mucho cuidado a la hora de hablar con demasiada ligereza de un sacerdote, de un obispo o del mismo Papa, todos somos “un cristo en la tierra”, pero el consagrado lo es por derecho propio de aquel  que lo llamó Él mismo para su servicio, para ser él, para la Misión. Y por desgracia en estos días ya ni siquiera se respeta al Papa, cada cual juzga, compara con el anterior, critica, insulta, calumnia, difama… si esto hacen con el Papa que no harán con los Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas…


Que no nos falte nunca el juicio, no el de juzgar a otros, que eso le corresponde a Dios, el sano juicio para no malograr la vida por culpa de una lengua demasiado ligera. El que tenga oídos que oiga.

sábado, 13 de enero de 2018

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO B


“VENID Y VEREIS”

El tema de este segundo domingo del tiempo ordinario, después de celebrar el pasado el Bautismo del Señor, es, y no podría ser de otra manera el domingo de la LLAMADA. En la primera lectura nos introduce al Evangelio con la llamada de Samuel, el Profeta. Y nos “marca” la actitud o respuesta que el viejo Elí enseña al joven Samuel cuando el Señor es el que llama: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”.
Esa actitud ha de ser la nuestra ante el Señor, primero actitud de PERMANENCIA, estamos con el Señor, somos de él, nos familiarizamos con él. En segundo lugar de ESCUCHA, COMO Eliseo estamos atentos a la VOZ DEL SEÑOR. Dios no es mudo, ni sordo ni está alejado, Dios siempre se ha querido acercar al HOMBRE, comunicarse con él, decirnos muchas cosas, pero él no está en el ruido, en el terremoto, en el huracán, está en el susurro, en el silencio, en el murmullo y tenemos que estar muy avispados si de verdad queremos escucharle, si ciertamente estamos interesados en dialogar con él y él con nosotros.
Por último no es estar con la disposición de buscar al Señor, es estar con la convicción que estamos aquí para “Hacer su voluntad”, es la enseñanza de Elí a su jovencito discípulo, que en esta semana hemos escuchado en las misas su historia y hoy volvemos a escuchar para aprender de él a tener actitud de pertenencia y escucha.

San Pablo a los Corintios nos habla de lo maravilloso que es a los ojos de Dios nuestro cuerpo, y por tanto, lo nocivo que nos resulta el pecado, pero de entre todos los pecados el que más nos daña este cuerpo que es TEMPLO DE DIOS Y MORADA DE SU ESPÍRITU es la fornicación.
Por eso tenemos que esforzarnos en permanecer puros ante Dios que todo lo ve y todo lo sabe, no por apariencias, por quedar bien con los otros, lo hacemos como regalo, como sacrificio ofrecido a Dios.
En el Evangelio de San Juan se nos vuelve a repetir el tema de la llamada del Señor. Pero para sentir esta llamada tiene que haber un reconocimiento, y en el Evangelio es Juan quien reconoce al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y lo manifiesta, de modo de que quien escuchan esta manifestación de Juan siguen al Señor, sienten su llamada.

¿No sientes curiosidad por Jesús? VENIZ Y VERÉIS. Él está constantemente llamando a la vida, a la paz, a la ilusión, al servicio de los demás en distintos puestos de trabajo o profesiones y al servicio de Dios en la vocación religiosa y sacerdotal, solamente nos queda venid a Él y VER con los ojos de la fe, del corazón, del amor y crear espacios en nuestra vida de pertenencia. No somos de nosotros, no nos mandamos, pertenecemos a alguien que es muy superior a nosotros, a nuestro Dios y creador, a Él tenemos que escuchar, servir, amar y obedecer. Que seamos fieles a su Palabra que las Sagradas Escrituras nos anuncia y sobre todo a la Palabra encarnada, hecha hombre nacida de María Virgen y que vino para mostrarnos al Padre, enviarnos al Espíritu Santo y quedarse con nosotros en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Que paséis un feliz Domingo, día del Señor.

Fr. Francisco García, O.P.

sábado, 6 de enero de 2018

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR: Ciclo B.


“UN MESÍAS QUE SE VACÍA PARA DARNOS VIDA PLENA”

“Tú eres mi Hijo, mi preferido, a quien amo”, son las palabras que resuenan en nosotros en este día, que parece que nos han arrancado de cuajo las fiestas de Navidad con esta fiesta del Bautismo, cuando contemplamos a Jesús ya con treinta años.

Juan no hace otra cosa que anunciar lo ya anunciado por los Profetas, muy concretamente por Isaías, que hoy escucharemos en la primera lectura, cuando nos anima a fijarnos, a poner todos los sentidos en el “enviado por Dios para ser el Salvador del mundo”.

Si nos quedáramos aunque solamente fuera con la primera lectura ya habríamos sacado “tema” de meditación para largo tiempo pues comienza diciendo que fijemos nuestra mirada en el Siervo, y ¿quién es este siervo?, nos dejó claramente estas palabras: “No he venido a ser servido, he venido a servir”. Él es pues el siervo en quien nosotros tenemos que fijarnos, es nuestro modelo de vida, nuestro ejemplo a seguir, nuestro orgullo y nuestra meta, Él y solamente Él.

Este Siervo vino en silencio en la fría noche de la Navidad. Sin hacer ruido, sin gritar, sin imposiciones fue anunciando un Evangelio no de conversión, como el de Juan el Bautista, su anuncio era más bien una nueva forma de vivir, de ver la vida con otro color, de hacer las cosas con otro sentido, de amar, pero amar hasta el límite, por encima de todo, por encima de intereses, de perjuicios, de enemistades, un amor que todo lo abarca, lo invade, lo penetra, un amor que te lleva quizás a la muerte y te entregas a ella con alegría pues sabes que mueres por amor como nos dejó escrito nuestro Maestro y como Él murió por todos y cada uno de nosotros.

Este cambio se puede dar en nosotros gracias a que siguiendo al Profeta Isaías el Señor nos ha llamado con justicia, nos ha tomado de la mano, luego no estamos solos, no caminamos el camino de nuestra vida en soledad, por muy tristes y solos que nos encontremos, si miramos bien dentro encontraremos que seguimos tomados de su mano.

Y por último el Profeta nos da la clave de la MISIÓN A LA QUE HEMOS SIDO LLAMADOS: No es otra que hacer lo que el hacía, Ser ALIANZA, vivir en unidad, luchar por la unidad, todo el que divide es del diablo, el que es de Dios busca siempre la unidad; nos llama a ser LUZ DE LAS NACIONES, para vencer la oscuridad, para que esta no reine, para que el mal no se expanda, para que seamos antorchar o estrellas que guíen, que den seguridad, alegría, verdad, contra tanta mentira, tanto odio y tanta violencia que tiene nuestro mundo.

Así podremos ser útiles ante tantos hermanos que viven en cautiverio, aprisionados por la fuerza del mal, encadenados por el odio, y que ansían la libertad verdadera que no es otra que la que nos ofrece Dios.

Por último, hermanos no olvidemos que nuestra aventura de cristianos comenzó el día de nuestro bautizo, no desperdiciemos tanta GRACIA que DIOS ha depositado en cada uno de nosotros, no echemos en saco roto lo que con tanto sacrificio Jesús nos legó para que seamos en verdad felices y viviendo esa felicidad que de Él procede alcancemos la VIDA ETERNA.

Que paséis un feliz Domingo, día del Señor, que vuestros corazones estén repletos de la paz del Señor.


Fr. Francisco García, O.P. 

DÍA DE REYES:

DÍA DE REYES EN GRANADA


La Epifanía, manifestación misteriosa a tres Magos de Oriente de distintos sitios que guiados por una estrella llegan a los pies de Jesús niño para postrarse de rodillas y adorarlo.
No nos planteamos hechos verídicos, solamente lo que dice el Evangelio del Señor y el significado de esta Palabra de vida para cada uno de nosotros. Lo cierto es que el anuncio de la llegada del Mesías, el esperado no ya del pueblo judío y sí de las naciones, no podía quedar en el anuncio de los Ángeles a los pastores de la comarca, tenía que abarcar al mundo entero, por eso esta EPIFANÍA es esa manifestación de la gran noticia del Dios encarnado que llega hasta los confines de la tierra, en ellos, los Magos de Oriente estamos todos representados, a ellos intentamos imitar. Ofrecieron regalos a Jesús que abarcaban toda la personalidad del niño nacido en el pesebre de Belén, como Rey que es, Oro, como Dios que es, incienso, como Hombre que ha de morir unos treinta y tres años más tarde para redimir a toda la humanidad, mirra, ungüento que se utilizaba en la época para enterrar a los muertos. Pero el Evangelio dice: “Le ofrecieron sus dones”, y esto es lo importante para nosotros. ¿Qué dones le ofrezco yo a mi Señor?, esta es la verdadera cuestión que ha de interrogarnos en este día y siempre, lo que guardo yo en mi corazón para darle al Señor, puesto que parece que lo que le ofrecen los Magos es un regalo caro, yo no puedo “despachar” este ofrecimiento con migajas, Él lo que quiere de mí es los VALORES que se encierran en mí, esos TALENTOS guardados no para que perezcan conmigo, pues no están destinados para eso, Dios nos da esas capacidades para que pensemos en el otro, para que salgamos de nosotros mismos, de nuestros egoísmos, para que cada uno de nosotros, guidados por la ESTRELLA de nuestra FE acudamos a él no por atajos, que lo sepamos hacer a través del hermano, del despreciado, del mal visto, del abandonado. Oh Señor, cuanto hemos progresado en estos 2018 años desde tu llegada al mundo y que poco hemos avanzado en el conocimiento de tu mensaje, que lejos queda de nosotros tu Palabra cuando nos dices que: “Aquello que hagáis por uno de estos mis pobres lo hacéis por mí”, o, “Tuve hambre y me diste de comer, sed y me diste de beber, desnudo y me vestiste, enfermo o en la cárcel y fuiste a verme”.

Que este día sea verdaderamente dichoso para todos ustedes, desde esta Granada blanca por la nevada que ha caído mucha paz y bendiciones en la fiesta de los Reyes Magos.


Francisco García, O.P.