miércoles, 24 de julio de 2013

Domingo XVII del tiempo ordinario Ciclo “C”:







Lectura del santo Evangelio según San Lucas 11, 1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
–Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
El les dijo:
–Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»
Y les dijo:
–Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes,
pues uno de mis amigos ha venido de viaje
y no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada;
mis niños y yo estamos acostados:
no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará,
buscad y hallaréis,
llamad y se os abrirá;
porque quien pide, recibe,
quien busca, halla,
y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

«Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que llama se le abre».

·         Una oración que resume toda la experiencia de Jesús

Sabemos de memoria el Padre Nuestro. Lo aprendimos con la ayuda de nuestro padre y nuestra madre. Lo rezamos en la eucaristía dominical y también en familia y privadamente. Pero, ¿alguna vez hemos pensado que resume la experiencia de fe y de vida de Jesús y la nuestra? ¿Alguna vez hemos pensado que es el centro de nuestra espiritualidad?
Fr. Manuel Sordo O.P. nos comenta en el portal de la Orden de Predicadores de esta semana el Padre Nuestro:
1. Una invocación: “Abba” (Papá Bueno). Es la invocación que percibió Jesús el día de su bautismo y que le acompañó hasta la muerte: “en tus manos encomiendo mi espíritu”. Es la invocación que le acompañaba en los momentos de oración que nos muestra el evangelio. Es la invocación que le inspiraba confianza y que comunicaba a sus amigos y amigas. Es algo “novedoso” este Dios amigo y cercano ¿Es también nuestra experiencia? ¿Nos paramos con Jesús para invocar a Dios como Padre-Madre-Corazón y sentirnos con confianza en sus manos como los lirios del campo o las aves del cielo?
2. Dos deseos: “Santificado sea tu nombre y venga tu Reino”. Ambos deseos apuntan a lo mismo. En primer lugar borrar el Dios justiciero y grabar el real –papá, mama, corazón- y vivirlo con confianza y cariño. Pero sin olvidar que yo no soy el único hijo querido, que todo hombre y mujer es hijo querido y por tanto hermano y hermana. Viva cerca o viva lejos. Eso me lleva a una acción como la de Jesús: por la fraternidad, por la solidaridad. Ese es el Reino que yo debo desear: un mundo de hermanos y hermanas que es la voluntad del Padre y el objetivo de vida de su hijo, nuestro hermano mayor Jesús. Son deseos que se deben convertir en compromisos. ¿Estamos en esa onda cuando oramos con la oración del Padre Nuestro?¿Nos atrevemos a decir esas palabras si nuestra vida no concuerda con ellas?
3. Dos peticiones: “Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras ofensas así como nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido”. El pan no es solo el “pan”, simboliza todo lo que es necesario para la vida diaria (alimento, vivienda, sanidad, educación, afecto…). También el Pan de la Vida que son las palabras y hechos de Jesús y de otros lideres religiosos y humanistas que alimentan nuestro espíritu en la línea de la verdad. Panes que alimentan nuestra esperanza en un momento en que muchas utopías caducan. Cuando rezamos el Padre Nuestro, ¿somos conscientes de que nuestra petición debe de ir unida a nuestra búsqueda y lucha de pan sobre todo para los que carecen de ello?
La segunda de las peticiones nos recuerda la importancia de las relaciones humanas. La necesidad de las mismas y la necesidad de reconciliación para restablecerlas. Manifestamos con claridad nuestra intención de promover relaciones nuevas, relaciones fraternales entre las personas, a partir de nuestro gesto concreto. Nos presentamos ante Dios para decirle que estamos dispuestos a perdonar, que nos animamos a ser transmisores de su perdón, porque reconocemos el perdón que Dios nos concede y la nueva oportunidad que nos brinda. ¿Tenemos este talante de reconciliación cuando Dios esta continuamente reconciliado con nosotros?
4. Una petición final: “No nos dejes caer en la tentación”. Aquí reconocemos nuestras limitaciones. Reconocemos que es duro y difícil ser consecuente con lo que hemos pedido y con lo que nos hemos comprometido con nuestra petición. Jesús también conoció la tentación de decir no a la voluntad de fraternidad del Padre del cielo No pedimos no tener tentaciones. Son parte de la vida. Pedimos fuerza, coraje y perseverancia, para no dejarnos arrastrar por ellas y olvidar la causa del Padre: el Reino. Pedimos fuerzas, pedimos el Espíritu, pero también tenemos que poner los medios. ¿Lo hacemos asi?

lunes, 22 de julio de 2013

MISA FUNERAL POR EL JOVEN ADRIAN








Hoy lunes, día 22 de Julio, será la MISA FUNERAL por nuestro hermano y componente de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús y de la  Hermandad del Señor de la Humildad,  el joven Adrián Núñez Rodríguez, que falleció recientemente en accidente de bicicleta.
Se celebrará el funeral  en la Iglesia Parroquial de Santo Domingo a las 20:00 horas, presidida por el Consiliario de la Hermandad y de la Agrupación musical Fr. Francisco García Ortega, O.P.
 Al finalizar la misa, la Agrupación interpretará varias marchas en la plaza de Santo Domingo.

LA MUERTE NO ES EL FINAL:
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Cuando la pena nos alcanza
por el hermano perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz
Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.

Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.

jueves, 18 de julio de 2013

El asno y el caballo


Un hombre subía una empinada cuesta llevando de las riendas un asno y un caballo. El asno llevaba una pesada carga, pero el caballo trotaba libremente viendo el panorama. El asno, de cuando en cuando y agobiado por el peso de la carga, suplicaba:
-¡Caballo, amigo mío, ayúdame! No puedo más.
El caballo riéndose le respondió:
-¡Peor para ti! El amo que lo ha querido así... ¡Arréglatelas como puedas!
Y continuaron su camino. Al poco, el asno exhausto cayó a tierra muerto.
Entonces el dueño, cogió al caballo, cargo todo sobre él, y se dijo:
-También este asno muerto puede valerme; siquiera venderé la piel para hacer tambores.
Y cargó también sobre el caballo el pobre asno muerto y así continuó su camino.

Domingo XVI del Tiempo Ordinario. Ciclo “C”.




«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

I, LA PALABRA DE DIOS:

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.

 

Como era propio de las mujeres en el pueblo de Israel, Marta se dedica enteramente a atender a sus huéspedes. Ella es la responsable de disponer todo lo necesario para atender al Señor y a sus Apóstoles.
Y el Evangelio nos dice que mientras su Marta no daba abasto, María, se sienta a los pies del Señor a escuchar las enseñanzas del Maestro. Es la posición de un discípulo sentarse a los pies del Maestro cuando éste enseña.
Ante la queja de la hermana, el Señor se dirige a Marta con inmensa dulzura repitiendo dos veces su nombre, como quien trata de despertarla y hacerle tomar conciencia de que la que la que debe corregirse no es María, sino ella en cuanto que su excesiva preocupación por atenderlos la ha llevado a estar inquieta por demasiadas cosas, cuando sólo pocas son suficientes. Cumplido esto, también ella debería como su hermana dedicarse a lo que en ese momento es lo más importante, «la mejor parte», que es escuchar sus enseñanzas, acoger a quien es la Palabra viva ya no sólo en su casa, sino también en su mente y corazón, para que en su vida cotidiana se convierta en criterio de acción.
Marta y María representan también dos dimensiones de la vida de todo discípulo de Cristo: la dimensión contemplativa de oración en María y la dimensión activa de servicio concreto y específico en Marta. Pero hay que decir que la acción no está ausente en María ni la oración en Marta. Al centrar su servicio en el Señor, toda la actividad de Marta se hace oración. Su trabajo es una forma de oración, mientras no pierda de vista lo esencial. El problema surge cuando dividida interiormente y agitada por muchas cosas pretende excluir los momentos fuertes de oración, los momentos de estarse a los pies del Señor en actitud de reverente escucha. Sin esos momentos fuertes de oración (ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2697) su acción corre el peligro de convertirse en un activismo que roba a la acción de su capacidad de realizar a la persona dando con sus actos gloria a Dios.
María por su parte mantiene un silencio activo escuchando al Señor, en lo que podemos llamar momento fuerte de oración que la prepara para la acción, que sostiene y hace fecunda la vida activa. Lejos, pues, de ver una oposición entre la vida contemplativa y la vida activa, Marta y María muestran un camino de síntesis concreto para la realidad personal de todo discípulo del Señor. El Señor al corregir a Marta no establece una oposición, sino una prioridad de momentos fuertes de oración que nutren y fecundan la vida activa, invitando a que ésta se convierta al mismo tiempo en una liturgia continua, en oración sin interrupción en la medida en que busca cumplir el Plan de Dios.
También nosotros debemos aprender a dar un lugar prioritario en nuestra jornada al encuentro con el Señor, buscando un tiempo adecuado para la escucha y meditación de la Palabra del Señor. Sólo en este diario y perseverante ejercicio podremos permitir al Espíritu que nos vaya haciendo cada vez más semejantes al Señor Jesús en su modo de pensar, sentir y actuar: «La oración restablece al hombre en la semejanza con Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2572).
Dice San Agustín: «¿Cómo podría Jesús dirigir un reproche a Marta, contenta por recibir a tan excelente huésped? Si eso fuera un reproche, no habría nadie para cuidar de los necesitados. Todos escogerían la mejor parte para decir: “empleemos todo nuestro tiempo en escuchar la palabra de Dios”. Pero si esto ocurriera, no habría nadie para atender al forastero en la ciudad, al necesitado de alimento o vestido, nadie para visitar los enfermos, nadie para liberar a los cautivos, nadie para enterrar a los muertos. Las obras de misericordia practicadas en favor de los necesitados son imprescindibles aquí en la tierra».
(Extracto del Rvdo. P. Jürgen Daum, Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Ciclo C). «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas»)


viernes, 12 de julio de 2013

Domingo XV del tiempo ordinario Ciclo C




–Anda, haz tú lo mismo...



Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
–Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo:
–¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?
El letrado contestó:
–«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
El le dijo:
–Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
–Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
–Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
El letrado contestó:
–El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús:
–Anda, haz tú lo mismo.



DIOS ESTÁ EN EL CAMINO, NO EN LA CIMA 
Un monje llamado Demetrio recibió un día la orden de subir a la cima de una montaña, antes de ponerse el sol, para encontrarse con Dios. Ni corto ni perezoso, se puso en marcha y, a mitad del camino, vio a un herido que pedía socorro. Demetrio, sin pararse, le explicó que no podía entretenerse porque tenía que encontrarse con Dios en la cima, antes del atardecer; no obstante, le prometió volver para ayudarle en cuanto hubiese atendido a Dios. 
Demetrio continuó sin parar su precipitada ascensión hasta llegar a la cima. Pero Dios no estaba allí. El sol ya se estaba poniendo y Demetrio, nervioso y desconcertado, no veía signo alguno de Dios. Y cayó la noche sin que Dios se presentara. 
Al parecer, Dios se había ido a ayudar al herido con quien Demetrio se había cruzado en el camino. También hay quien asegura que Dios era el mismo herido que le pidió ayuda. 

En el Evangelio de este Domingo de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario leemos a San Lucas 10,25-37. Ante la pregunta de un maestro de la Ley sobre quién es nuestro prójimo, Jesús recuerda, con la parábola del buen samaritano, que el amor debe ser auténtico y sin exclusiones, más allá del formalismo y de la pureza religiosa. Toda nuestra vida debe de estar invadida por el amor a Dios y el amor a nuestro prójimo con misericordia y compasión. Aquí no caven medias tintas, o somos o no somos auténticos.

Esta Parábola por sí sola lo dicen todo de Dios y del prójimo. En ninguna otra religión se habían atrevido a tanto con Dios y mucho menos a igualarlo al prójimo, Dios es Padre de todos, todos los seres humanos somos iguales, todo ser humano es el rostro de Dios, que no vincula a ninguna raza, a ningún pueblo, a ninguna ideología. Dios es el Dios universal.  

Vivimos tiempos difíciles en todos los sentidos, nuestra sociedad es cada día más individualista, esa sociedad abierta y generosa que hace cincuenta años atrás descubrías en los pueblos de España está desapareciendo. También para la Iglesia suenan campanas de cambio. Es la tónica de la predicación diaria del Papa Francisco.
Todo tiempo difícil es una prueba y un desafío, y una vuelta a lo esencial. Estamos en tiempos en que la Iglesia debe volver a lo esencial, y lo esencial de la Iglesia está resumido en la parábola del Buen Samaritano. La Iglesia de hoy y de siempre si quiere ser creíble debe ser Samaritana, cercana, acogedora, sanadora, bondadosa, madre, maestra, comprensiva, promotora de todo lo humano. Para que el mundo vuelva a creer que Dios no es ese Señor que castiga, sino el Padre Bueno que nos ama, debemos dar ejemplo con nuestra vida de samaritanos, por los caminos del mundo, tendiendo la mano a todos.

El samaritano no se conforma con acercarse y curar las heridas, lleva su compromiso hasta el final, hasta que sabe que el herido estará del todo bien. Que se ha recuperado completamente. Si hemos comenzado nuestra "aventura" de cristianos, no podemos quedarnos a la mitad del camino, comenzamos para terminar hasta llegar a la meta.

¡Qué bien lo expresa el cuento “Dios está en el CAMINO, no en la CIMA". Son muchos los cristianos que "justifican" su fe con ir a la iglesia y eso es todo, no hay compromisos en sus vidad, eso no sirve, eso por más comuniones que recibas no te encuentras con Dios. La MISA y la COMUNIOS están precisamente para que el cristiano recobre fuerzas para el CAMINO, y para ser SAMARITANO en ese CAMINO, no para llenarnos de Dios sin ser responsables con lo que sucede a nuestro alrededor.

 Si quieres encontrarte con Dios, antes que en el templo vete al pobre, al necesitado, al que está solo o sola en s casa, al parado, al que sufre de cualquier forma; Como dice el Papa Francisco a Dios lo encontraremos en la periferia, no en el centro de las ciudades o el las urbanizaciones “cerradas y acomodadas”. Y es preciso que ahí ha de estar la Iglesia, los Pastores, el clero, los religiosos y las religiosas, los catequistas, los cristianos comprometidos, codo con codo con todos los que, religiosos o ateos, siguen creyendo en el ser humano y no están dispuestos a sucumbir a esta resignación burguesa y acomodada de que el mundo es así y no podemos cambiarlo.  

Debemos escuchar lo que dice Jesús al que le ha preguntado sobre el prójimo: “Anda y haz tú lo mismo”. Empezando por ser buen samaritano en la vida de cada día, con las personas cercanas que nos rodean, que necesitan de nuestra mano, nuestro hombro, nuestra sonrisa, nuestro tiempo, nuestra ayuda. ¡Hay tanto necesitado…!


jueves, 4 de julio de 2013

CAMBIOS EN LA IGLESIA:


Algunos creen que la Curia es poco menos que el demonio encarnado, sin embargo en la Curia hay muchos hombres buenos trabajando diariamente por el bien de nuestra Iglesia, pero como pasa en nuestra sociedad siempre hacen más ruido los malos que los buenos.
Son muchos los Cardenales de la Curia que nos han puesto junto a los otros Cardenales Pastoralitas al Papa Francisco, y anteriormente al Papa Benedicto, y anteriormente a Juan Pablo II y así podíamos ir para atrás enumerando un listado de grandes Papas que deslumbran por el áurea de Santidad que han tenido.
Ya en tiempos de la Reforma protestante había dentro de nuestra Iglesia una corriente reformista, que vivía en Comunidades e Iglesias particulares la reforma desde el espíritu de sus fundadores o impulsados por grandes Santos de la Iglesia en ese tiempo, esto lo dejó demostrado el Concilio de Trento.
La reforma protestante perdió el norte de la historia y de la tradición de la Iglesia y quiso cortar por donde pudo, argumentando que todo lo que quitaba simplemente no tenía base bíblica.
A partir de la conversión del Cardenal Newman otros muchos Pastores protestantes han ido retrocediendo en el tiempo y adentrándose en la Tradición de la Iglesia Católica, principalmente en los Padres de la Iglesia, antes de la Reforma y se han dado cuenta de su error y han corregido sus pasos y han abrazado la Fe Católica.
Muchas veces escuchamos comentarios negativos de la Iglesia Católica y solamente nos quedamos con cuatro historias del presente, pero eso no es investigar, investigar es ir al pasado, estudiarlo a fondo y luego solucionar el presente, teniendo como miras que futuro esperamos, el futuro no puede ser otro que nuestro encuentro con Cristo el Señor.
En este contesto es que Newman escribió:"Profundizar en la historia es cesar de ser protestante". “Cesar de profundizar en la historia es hacerse protestante”. Si nos olvidamos de nuestra historia, de las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, de repasar los Documentos de los Concilios, de dar un vistazo a las Encíclicas de los Papas habremos dejado de ser Católicos para ser otra cosa, protestantes o protestones que nunca están conformes con lo que tienen por el mero hecho de que no aman lo que tienen por mera ignorancia.

Los 7 criterios de la comunidad que "funciona bien":



 
Dominique Rey
Muchas parroquias y diócesis creen que no les va mal porque aún llenan el templo... pero este criterio es engañoso. ¿Cumple nuestra parroquia, grupo, movimiento o diócesis estos criterios?

De la publicación de RELIGIÓN EN LIBERTAD:

Dominique Rey, desde el año 2000 pastor de una diócesis de 1,1 millones de habitantes donde apenas un 5% de la población es practicante, pero que tiene un fuerte avivamiento en vocaciones, clero y comunidades, presentó su experiencia en tres extensas presentaciones.

Una enseñanza especialmente interesante fue su lista de los 7 criterios para discernir si una parroquia, diócesis o comunidad está creciendo, "le va bien", y que no pasa necesariamente por tener los templos medianamente llenos.

Muchas diócesis españolas, por ejemplo, aún llenan sus parroquias, pero sólo con personas de edad avanzada que inexorablemente tienden a disminuir.



Los 7 criterios de la comunidad que "funciona bien":

1) El pastor tiene capacidad de delegar: cuenta con colaboradores formados y recurre a ellos... No intenta ser un hombre-orquesta que lo realiza todo en persona. Eso significa que dedica esfuerzo y recursos a formar a sus colaboradores.

2) El pastor discierne los dones de los demás y les hace dar fruto. En vez de buscar cómo rellenar tal o cual puesto, se pregunta "¿qué dones y carismas tiene mi gente?" y reorganiza la comunidad (grupo, parroquia, diócesis) de acuerdo a esos dones, es decir, de acuerdo a la gente y sus capacidades.

3) La comunidad es gozosa y se nota. El grupo mantiene el entusiasmo. Tiene capacidad de expresión alegre y huye de una estética moralizante. El gozo y la celebración van primero.

4) La comunidad cambia sus estructuras para adaptarlas al régimen de "Nueva Evangelización". El régimen de "Cristiandad" ya pasó y no tiene sentido mantener estructuras organizativas de esa época que no funcionan en la actual.

5) La comunidad cuida la belleza y dignidad de las celebraciones, sobre todo de la eucarística. La Iglesia no puede ganar al mundo en el terreno del mero espectáculo o la diversión, pero puede ofrecer sacralidad, y mucha gente está buscando sacralidad, reverencia y misterio. "Estuve en Estados Unidos estudiando las mega-iglesias protestantes, enormes locales que reunen 30.000 personas cada domingo, con grandes coros... pero hace unos años que van a la baja, porque con el tiempo sus feligreses se aburren. La gente joven hoy busca más sacralidad. Por eso, la belleza y reverencia en la Eucaristía es importantísima".
6) La comunidad se organiza en grupos pequeños, células y grupos de "iglesia en casas". "Son la clave del crecimiento", dijo. A un recién convertido no le puedes invitar directamente a la Misa del domingo, donde será un número anónimo, no entenderá aún la liturgia y le aburrirá. Le has de invitar al grupo pequeño que se reúne en tu casa para rezar, empezar a recibir enseñanzas, charlar, y escuchar sus inquietudes. Alabó el sistema de células de evangelización parroquial iniciadas en la parroquia italiana de San Eustorgio, Milán, hoy extendidas por varios países. También Sentinelle del Mattino utiliza este sistema de células.

7) La comunidad irradia caridad hacia fuera y entre sus miembros. No basta con el servicio de Cáritas, anónimo. Debe ser una relación entre los miembros de la comunidad que se conocen y ayudan mutuamente, y eso se ve desde fuera. Los feligreses no van a la iglesia (o a su ropero, Cáritas o comedor social) como consumidores de servicios, sino como un miembro con lazos afectivos.

Los últimos puntos y el tema de las células y grupos pequeños llevaron al obispo a un desarrollo más detallado.

»La Redemptoris Missio, en su punto 51, habla de comunidades eclesiales de base, que son lo que hoy llamamos células, que sirven para la formación y la evangelización. Son grupos domésticos pequeños que acogen al nuevo creyente y lo van formando.

»No podemos llevarlo aún a la liturgia, que no entiende, ni mucho menos pervertir el rito para hacerlo más acogedor. La respuesta son estos grupos pequeños, que también pueden ser de estudio bíblico, de acogida y acompañamiento, de oración, encaminados a un público especializado...

martes, 2 de julio de 2013

PARROQUIA DE SANTO DOMINGO DE GRANADA












Nuestras Hermandades:

Ya se han celebrado los Cabildos de cuentas, queda pendiente en la Humildad el Cabildo de elecciones, pero ya están las tres Hermandades encaminadas al tiempo de descanso. Las vacaciones han llegado. También en la Hermandad de la Cena Sacramental y Nuestra Señora de la Victoria y en la Hermandad de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos han vestido en estos días  las imágenes de las Titulares con su ropa de verano, después de la salida extraordinaria de Mayo.

lunes, 1 de julio de 2013

Domingo XIV del tiempo ordinario Ciclo C





Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 1-12. 17-20 

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios.»
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.                               


¡Pongámonos en camino! –Nos dice Jesús- La VIDA del cristiano es caminar. Pero la cuestión para el Evangelista no es lo que tienes que llevar contigo para la misión de anunciar el Evangelio de Jesús, es lo que no tienes que llevar, es no presentarte como los ricos, los que tienen de todo, apegados como ellos a las cosas materiales, poniendo tu corazón en tus pertenencias, sin quitar ojo de lo tuyo por miedo a que te lo roben, no, para el anunciador del Evangelio se le pide pobreza absoluta, para que se identifique con los pobres del camino. Ciertamente los que te encuentras por el camino son los pobres, los ricos, los poderosos no caminan, están muy bien instalados, han “plantado” sus raíces, están con sus corazones fijos donde tienen sus tesoros.
Os envío como corderos en medio de lobos, para que seáis mensajeros de paz y bondad.
Es una llamada a como ha de ser la misión del PASTOR, no podemos dar lo que no tenemos, el Pastor tiene que tener bondad en su corazón, ser sembrador de paz, ¿Cómo dar paz si confrontas, provocas, señalas, condenas…? En cualquier lugar que os encontréis sed amables, curad enfermos y anunciad que el Reino de Dios está cerca. Para el camino de la vida no llevéis mucho equipaje. Al contrario, vestíos de una enorme sencillez, porque si llenáis de cosas el corazón os faltará sitio, en el corazón, para las personas.
Sólo Dios da la vida, Pero nosotros tenemos que ser anunciadores de Vida, tenemos que transmitirla, respetarla luchar en pro de la VIDA, que en DON de Dios que ama y quiere reflejar su rostro amado en el hombre.
Sólo Dios puede dar la fe, Pero nosotros tenemos que anunciar el Evangelio de Cristo para que el mundo crea, pero el Evangelio con sus exigencias, pero desde la línea del amor del Señor, desde la línea de su Divina Misericordia.
Sólo Dios puede dar la esperanza, pero cada uno de nosotros tenemos que avivar esa esperanza, la que muchos han perdido y Cristo espera que nosotros que creemos, amamos y esperamos se la devolvamos a aquellos que la han perdido.
Sólo Dios puede dar el amor, pero nosotros tenemos que amar a todos, a los que nos aman y a aquellos que nos odian, a los que nos acompañan en nuestro camino y a aquellos que quieren sacarnos del camino buscando nuestra perdición, así, amando, romperemos la cadena de odios y rencores, de guerras y terrorismo que asola a nuestro mundo, con el Amor venceremos. El amor de Cristo derrota al enemigo.
Sólo Dios puede dar la paz, pero nosotros, como Comunidad de Fe, es decir, como Iglesia tenemos que traducir con hechos y gestos esta Paz que Cristo nos da, si no lo hacemos, si nuestra Iglesia se vuelve peleona, beligerante, si está siempre señalando con el dedo, si solamente condena se aleja de la misión de Cristo. “Mi paz os dejo, mi Paz os doy”, ¿para qué?, ¿para atesorarla y guardarla en un cofre bajo tierra?. No, para darla, para ser sembradores de paz en este mundo. Que el cristiano, que el pobre pecador pueda encontrar la paz que anhela cuando entre en nuestros templos y escuche a nuestros predicadores. Si no la encuentra, si no se siente acogido, amado, arropado, querido, ¿cómo va a encontrar el camino de la conversión?. A alguien se le apuntará su delito, pero a él creo que no. Pues Dios que es AMOR, PERDON, MISERICORDIA ya le ha abrazado, y a Dios le duele nuestra dureza y nuestro rechazo, Dios quiere que seamos compasivos y misericordiosos como lo es él.
Sólo Dios puede dar la fuerza, pero nosotros tenemos que unirnos para compartirla también, mi fuerza es débil, pobre, con poca potencia, pero si se une a la mía la tuya, la de la Comunidad, la de la Iglesia, entonces esa fuerza ya es poderosa, inmensa, ya puede transformar el mundo.
Sólo Dios es el camino, pero hay mucha gente perdida por el mundo sin rumbo, a nosotros no nos pide tanto el Señor, ya sabemos que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, sólo quiere que seamos generosos con los demás, que con nuestras buenas obras, con nuestra bondad seamos capaces de enseñar este camino de Cristo a los demás.
Sólo Dios es la luz, pero nosotros podemos hacer que brille para todos. De que te sirve ser consciente de que eres Cristiano si no alumbras, si nos eres no un foco débil sino una poderosa lumbrera. Nos dice Cristo, tu eres la luz del mundo, alumbre vuestra luz puesta en lo alto, paro para que la lámpara pueda dar luz necesita aceite, el aceite de la lámpara de nuestros corazones son nuestras acciones de cada día.
Sólo Dios puede hacer lo imposible, pero a cada uno de nosotros simplemente nos pide hacer lo posible. Nada más, nunca nos pide imposibles.
Sólo Dios se basta a sí mismo, pero prefiere contar contigo. Quiere ver nuestro mundo con tus propios ojos, acariciar con tus manos, caminar por nuestras calles con tu propios píes, amar a la gente con tu propio corazón, así de grande es DIOS, que siendo todo quiere contar con cada uno de nosotros y hacer de cada uno un TODO.