miércoles, 24 de julio de 2013

Domingo XVII del tiempo ordinario Ciclo “C”:







Lectura del santo Evangelio según San Lucas 11, 1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
–Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
El les dijo:
–Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»
Y les dijo:
–Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes,
pues uno de mis amigos ha venido de viaje
y no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada;
mis niños y yo estamos acostados:
no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará,
buscad y hallaréis,
llamad y se os abrirá;
porque quien pide, recibe,
quien busca, halla,
y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

«Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que llama se le abre».

·         Una oración que resume toda la experiencia de Jesús

Sabemos de memoria el Padre Nuestro. Lo aprendimos con la ayuda de nuestro padre y nuestra madre. Lo rezamos en la eucaristía dominical y también en familia y privadamente. Pero, ¿alguna vez hemos pensado que resume la experiencia de fe y de vida de Jesús y la nuestra? ¿Alguna vez hemos pensado que es el centro de nuestra espiritualidad?
Fr. Manuel Sordo O.P. nos comenta en el portal de la Orden de Predicadores de esta semana el Padre Nuestro:
1. Una invocación: “Abba” (Papá Bueno). Es la invocación que percibió Jesús el día de su bautismo y que le acompañó hasta la muerte: “en tus manos encomiendo mi espíritu”. Es la invocación que le acompañaba en los momentos de oración que nos muestra el evangelio. Es la invocación que le inspiraba confianza y que comunicaba a sus amigos y amigas. Es algo “novedoso” este Dios amigo y cercano ¿Es también nuestra experiencia? ¿Nos paramos con Jesús para invocar a Dios como Padre-Madre-Corazón y sentirnos con confianza en sus manos como los lirios del campo o las aves del cielo?
2. Dos deseos: “Santificado sea tu nombre y venga tu Reino”. Ambos deseos apuntan a lo mismo. En primer lugar borrar el Dios justiciero y grabar el real –papá, mama, corazón- y vivirlo con confianza y cariño. Pero sin olvidar que yo no soy el único hijo querido, que todo hombre y mujer es hijo querido y por tanto hermano y hermana. Viva cerca o viva lejos. Eso me lleva a una acción como la de Jesús: por la fraternidad, por la solidaridad. Ese es el Reino que yo debo desear: un mundo de hermanos y hermanas que es la voluntad del Padre y el objetivo de vida de su hijo, nuestro hermano mayor Jesús. Son deseos que se deben convertir en compromisos. ¿Estamos en esa onda cuando oramos con la oración del Padre Nuestro?¿Nos atrevemos a decir esas palabras si nuestra vida no concuerda con ellas?
3. Dos peticiones: “Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras ofensas así como nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido”. El pan no es solo el “pan”, simboliza todo lo que es necesario para la vida diaria (alimento, vivienda, sanidad, educación, afecto…). También el Pan de la Vida que son las palabras y hechos de Jesús y de otros lideres religiosos y humanistas que alimentan nuestro espíritu en la línea de la verdad. Panes que alimentan nuestra esperanza en un momento en que muchas utopías caducan. Cuando rezamos el Padre Nuestro, ¿somos conscientes de que nuestra petición debe de ir unida a nuestra búsqueda y lucha de pan sobre todo para los que carecen de ello?
La segunda de las peticiones nos recuerda la importancia de las relaciones humanas. La necesidad de las mismas y la necesidad de reconciliación para restablecerlas. Manifestamos con claridad nuestra intención de promover relaciones nuevas, relaciones fraternales entre las personas, a partir de nuestro gesto concreto. Nos presentamos ante Dios para decirle que estamos dispuestos a perdonar, que nos animamos a ser transmisores de su perdón, porque reconocemos el perdón que Dios nos concede y la nueva oportunidad que nos brinda. ¿Tenemos este talante de reconciliación cuando Dios esta continuamente reconciliado con nosotros?
4. Una petición final: “No nos dejes caer en la tentación”. Aquí reconocemos nuestras limitaciones. Reconocemos que es duro y difícil ser consecuente con lo que hemos pedido y con lo que nos hemos comprometido con nuestra petición. Jesús también conoció la tentación de decir no a la voluntad de fraternidad del Padre del cielo No pedimos no tener tentaciones. Son parte de la vida. Pedimos fuerza, coraje y perseverancia, para no dejarnos arrastrar por ellas y olvidar la causa del Padre: el Reino. Pedimos fuerzas, pedimos el Espíritu, pero también tenemos que poner los medios. ¿Lo hacemos asi?

1 comentario:

  1. YO SOY nos da Su Paz y nos bendice por la constancia de nuestro trabajo. Está triste por tantos que no le aman.Va de puerta en puerta como un mendigo mendigando nuestro amor, pero no obtiene muchas respuestas.Él nos pide que seamos como unas lámparas que brillen glorificándole. Nos invita a hacer todas las cosas con buen ánimo; nadie nos hará ningún mal porque Él camina siempre con nosotros y quiere que seamos diligentes evangelizando porque Él pone en nuestros labios lo que debemos comunicar a los Hermanos.Tú,como un Ministro Ordenado, tienes que ser otro Jesús y hacer lo que Él haría y yo como una laica, lo que sea compatible con mi formación, ni más ni menos.; todos podemos con la gracia divina proclamar la Doctrina de Jesús y llevar su Cruz que nos llevará a la santidad.Un abrazo. MªjoséBermúdez.

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