sábado, 14 de septiembre de 2013

SOLEDAD DE NUESTRA SEÑORA





Virgen de las Angustias en Granada, Solemnidad.
Y en Santo Domingo la Soledad de nuestra Señora, en el día de los Dolores de Santa María:



Evangelio: Juan 19,25-27
"Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena"
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.


NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DE LOS DOLORES
El origen de esta fiesta hay que buscarlo en la devoción privada a los siete dolores de la Virgen, muy en boga a partir del siglo XV.
Los religiosos Servitas obtuvieron, en el siglo XVII, la aprobación de la celebración de la fiesta de los Siete Dolores de la Virgen. (Nuevo Misal del Vaticano II)
Memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia
contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte. (Martirologio Romano)



SECUENCIA: La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía; cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenia. ¡Oh cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena! Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena. Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor? ¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor? Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre. ¡ Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo. Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí. Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo; porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo.. ¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas, que el llanto dulce me sea; porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte que siempre sus penas vea. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén; porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.



(Fotos del Altar de Cultos de la Soledad de Nuestra Señora, de Santo Domingo de Granada, de la Hermandad del Señor de la Humildad, Soledad de Nuestra Señora y Dulce nombre de Jesús).
 
 


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