miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA SANTA CRUZ




La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz se hace en recuerdo de la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador Heraclio, quien la logró rescatar de los Persas que se la habían robado de Jerusalén.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales, y de pronto se dió cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".
La Santa Cruz (para evitar nuevos robos) fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén. Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero,
que se llamaron "Veracruz"(verdadera cruz).

MONASTERIO DE SANTO TORIBIO




El origen del monasterio es oscuro. Durante el reinado de Alfonso I, éste repoblaría la Liébana en una etapa temprana de la Reconquista, a mediados del siglo VIII. La primera referencia del Monasterio de Turieno, bajo la advocación de Santo Toribio, data de 1125. Su fundación es atribuida a un obispo de Palencia del siglo VI llamado Toribio, el cual se retiró junto con algunos de sus acólitos para seguir una vida de acuerdo con la regla benedictina. En un primer momento, al ser fundado el monasterio fue consagrado a San Martín de Turieno, para cambiar a Santo Toribio de Liébana posteriormente.
Probablemente durante el siglo VIII el cuerpo de otro obispo, Toribio de Astorga, fue trasladado al monasterio junto con las reliquias que se cree había traído de Tierra Santa. La más importante de estas es el Lignum Crucis, el trozo de la cruz de Cristo más grande que aún perdura según la Iglesia Católica. Es por ello que el 23 de septiembre de 1512 el papa Julio II otorga, mediante bula, el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que hace del monasterio un importante centro de peregrinación, siendo uno de los lugares santos más importante del catolicismo romano en Europa, junto a otros importantes sitios como Roma, Santiago de Compostela, Caravaca de la Cruz y Asís.
El monasterio fue además el lugar donde en el siglo VIII el monje Beato de Liébana escribió e ilustró sus libros, entre los que destaca el Comentarios al Apocalipsis. El monasterio fue originalmente un posesión real, pero fue donado por Alfonso VIII a los condes Don Gómez y Doña Emilia, los cuales lo entregaron al Monasterio de San Salvador de Oña (Burgos), junto con otras propiedades en Liébana y en provincias vecinas. En 1837 la comunidad monástica tuvo que abandonar forzosamente el monasterio tras la desamortización eclesiástica de sus bienes, pero fue refundado en 1961 por los frailes Franciscanos.
(Datos sacados de internet).

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