miércoles, 30 de julio de 2014

ESTOS DÍAS HAN APARECIDO POR ESTE MEDIO NOTICIAS Y FOTOS DE CRISTIANOS CRUCIFICADOS POR FUNDAMENTALISTAS MUSULMANES:



También el Papa Francisco está pidiendo libertad para los CRISTIANOS PERSEGUIDOS en estos países. Me gustaría algún comentario al respecto de toda esa gente que alegaba la expropiación de la Mezquita-Catedral de Córdoba para entregarla a los musulmanes, tanto pedir derechos y "libertades" aquí y tanto silencio en lo que hacen en esos países. No se trata de quemar una iglesia, se trata de MATAR seres humanos. Muchos.
Ver hoy en día, en pleno s. XXI un patíbulo con un grupo de personas crucificadas la verdad es que como poco es llamativo, no creo que nadie tenga que quedarse indiferente ante eso, yo, personalmente he firmado cantidad de solicitudes de libertad para jóvenes violadas y encima condenadas a muerte en esos mismos países, yo espero algo más de nuestro mundo, espero solidaridad, sin importar el color, la raza, la religión, el sexo, pero parece que eso en algunos conciudadanos nuestros es esperar mucho o esperar en balde.

Si eres católico hagamos un acto de FE, ESPERANZA y CARIDAD por estos hermanos en Cristo perseguidos y martirizados:

Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo, creo en la Santísima Trinidad, creo en Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Espero en Dios Padre, espero en Dios Hijo, espero en Dios Espíritu Santo, espero en la Santísima Trinidad, espero en Nuestro Señor Jesucristo Dios y Hombre verdadero.

Amo a Dios Padre, amo a Dios Hijo, amo a Dios Espíritu Santo, amo a la Santísima Trinidad, amo a Nuestro Señor Jesucristo Dios y Hombre verdadero, amo a mi prójimo como a mí mismo. Amén

viernes, 25 de julio de 2014

XVII Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A





El Reino de Dios se parece a...


Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5. 7-12

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:
- «Pídeme lo que quieras.»


- y le pidió sabiduría, sabiduría para poder gobernar a su pueblo. A Dios le complació esta petición. Es raro imaginarse hoy en día a nuestros políticos ni siquiera pensar en pedir a Dios y menos sabiduría para gobernar con equidad. Por este motivo no solamente España, con todo lo que tienen liado, con la crisis que no termina, con Podemos y la izquierda radical presentando en su programa de gobierno acabar con la Iglesia, quitarle sus bienes, suprimir toda procesión y manifestación religiosa, bueno, el colmo, presumen ser los redescubridores de la auténtica democracia y buscan aplastar a una gran mayoría de creyentes, muchos más de los que son ellos. Así no se puede hacer un pueblo, así, sin Dios no se puede construir futuro alguno, todo lo que ellos planeen está abocado al desastre total. Pero no nos desesperemos ni tampoco nos rasguemos las vestiduras, esta situación no es nueva, ha pasado siempre. Pidamos al Señor y pidamos de corazón por los gobernantes, los políticos, los jueces, para que Dios les dé la verdadera sabiduría para conducir a España por caminos de libertad, paz y progreso, sepan defender y promover los verdaderos valores, no solamente lo económico, que tengamos líderes más formados, con más conocimientos pues si dirigir una empresa es cuestión de líderes capacitados, ¿no habrán de estar más capacitados aquellos que se proponen dirigir un País?.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30

Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.
A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó, a los que justificó, los glorificó.

El Señor nos ha llamado, somos un pueblo de gente escogida, gente libre, estamos sellados con ese sello del Espíritu que nos hace libres, nos aparta de los pueblos que siguen la esclavitud del pecado, pero esta libertad que nos ofrece Dios tenemos que ganarla, y se gana luchando contra el mal, en primer lugar contra el mal en nosotros mismos, luego contra el mal en nuestra Comunidad, y posteriormente contra el mal en nuestra sociedad. Vivamos ya desde ahora la novedad –siempre es novedad- del Reino de los Cielos. Si no sentimos el estar elegidos, llamados, predestinados, justificados, glorificados es que no hemos conocido la experiencia del Señor en nuestras vidas. El Bautismo es algo más que mojarse con agua la cabeza, es una puerta nueva que te introduce en una nueva dimensión, no la del mundo, la de Cristo.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
- «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?» 
Ellos le contestaron: 
- «Sí.»
Él les dijo:
«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»


Todo en la vida nos tiene que llevar a descubrir el Reino de Dios, pero como vemos en la parábola está oculto, conlleva trabajo, tiempo, dedicación, mucho interés, lo mismo que el comerciante que encuentra la perla de gran valor, vende todo lo demás para comprarla. El que algo quiere algo le cuesta, lo que es de balde suele ser porque vale poco, pero lo que vale mucho es más complicado adquirirlo.

¿Cómo descubrir este Reino de Dios si es que está oculto?. Es sumamente fácil, está oculto en Jesús, conoce a Jesús y conocerás su Reino y lo que este Reino espera de ti, que te ha de sorprender, pues Jesús siempre sorprende.

En nuestro tiempo tenemos la desgracia de que muchos cristianos y Comunidades Cristianas no han descubierto el proyecto que Dios tiene para nosotros como individuos y como familia, asamblea cristiana. Y esto es porque no tomamos en serio la Palabra de Dios. Creemos que lo sabemos todo, que estamos preparados, pero que preparación es la nuestra, ¿acaso los tres años de catecismo cuando éramos niños?, ¿Eso es todo?.

Mostremos más amor al Señor y tomémonos la religión más en serio, cierto que Dios no pide tanto de nosotros, pero tener un corazón preparado, dispuesto, trabajado eso sí que lo quiere, es el tema de los Evangelios de domingos anteriores, y es el tema de aquel que encuentra el tesoro de su vida y lo vende todo para conseguirlo.

Al final, retornamos a la primera lectura, necesitamos más sabiduría, para acertar en la vida, para ir sacando del arca del “tesoro” de nuestro interior lo nuevo y lo viejo, lo que vale y lo que acumulamos con tanto apego pero que no vale para nada, así, de manera sabia, sabremos que nos conviene conservar, aprender, realizar y que nos conviene olvidar y desechar del corazón, para que ese espacio perdido lo llene algo que realmente tenga valor, no para este mundo y sí para la eternidad.


jueves, 24 de julio de 2014

SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA:






Envuelto en leyenda, la fe del Apóstol de España siempre ha sido símbolo de unidad nacional, que falta nos hace ahora en nuestro País la figura del Patrón que vele por los intereses de una España unida dentro de la diversidad de pueblos diferentes, pero eso sí, UNIDA. Ya que en la unión siempre ha estado la fuerza, y la triste experiencia es que en este País tendemos más a las rencillas y divisiones que a la unidad y el fortalecimiento de la Patria.

En el Noroeste de España, en la céltica y verde Galicia, a la que los romanos llamaron "Finis Terrae", por ser el extremo más occidental del mundo hasta entonces conocido, cuenta la tradición que estuvo el Apóstol Santiago, como llaman los españoles a Jacob el hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista.

Cuentan las confusas narraciones de los primeros años de la cristiandad que a él le fueron adjudicadas las tierras españolas para predicar el Evangelio, y que en esta tarea llegó hasta la desembocadura del río Ulla. Sin embargo con poco éxito y escaso número de discípulos, por lo que decidió volver a Jerusalén.

Cuando regresó a Palestina, en el año 44, fue torturado y decapitado por Herodes Agripa, y se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, en secreto, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación. Allí depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima, remontando el río Ulla hasta el puerto romano, en la costa Gallega, de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana. Allí enterraron su cuerpo en un compostum o cementerio en el cercano bosque de Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre el arca de mármol.

Santiago Apóstol, pese a quien le pese, siempre PATRONO DE ESPAÑA,  ruega por este pueblo que tantas veces te aclama como te da la espalda, para que bajo tu guía y patrocinio, los pueblos de España sepan permanecer unidos y los hombres y mujeres de esta noble Nación descubran los valores que proceden del Evangelio de Jesús y crezcan en amor y bondad.




viernes, 18 de julio de 2014

XVI Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A.




El que tenga oídos, que oiga




Lectura del libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19


”Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación
y nos gobiernas con gran indulgencia,
porque puedes hacer cuanto quieres.
Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, 
y diste a tus hijos la dulce esperanza
de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento”.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27

Hermanos:
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.


Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-30

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
- «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”
Él les dijo:
"Un enemigo lo ha hecho."
Los criados le preguntaron:
¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió:
"No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores:
'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero. »

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En la Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio del Papa Francisco, el numeral 278 nos invita a “creerle al Evangelio”…
“La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad. Es creer que Él marcha victorioso en la historia «en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles»
(Ap 17,14). Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá, de diversas maneras: como la semilla pequeña que puede llegar a convertirse en un gran árbol (cf. Mt 13,31-32), como el puñado de levadura, que fermenta una gran masa (cf. Mt 13,33), y como la buena semilla que crece en medio de la cizaña (cf. Mt 13,24-30), y siempre puede sorprendernos gratamente. Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!”

 Ahora preguntémonos:
¿Abro mi corazón a la enseñanza de Jesús sobre el Reino? ¿Qué actitud tengo ante los problemas que plantea el mundo, tengo paciencia o me desespero? ¿Estoy dejando que la semilla de la palabra de Dios crezca en mi vida y vaya dando fruto?




La pequeñez, lo insignificante, lo humilde que nunca es apreciado por el hombre lleno de vanidad, es sin embargo un tesoro para el hombre piadoso, para el hombre de Dios. Y es que la misma naturaleza viene siempre en ayuda nuestra y es madre y maestra. Cualquier ser viviente, nosotros mismos, el hombre, nacemos como cosa indefensa, insignificante, cosa pequeñita, pero con el tiempo vamos creciendo. La aportación de Dios al hombre es siempre una semilla pequeña, casi insignificante, pero que el hombre tiene que ir atesorando, cuidando, en su interior, para que esta crezca y se haga grande.

En el pecado das lugar al arrepentimiento. De todo y en todo el hombre puede sacar algo positivo, hasta en el pecado, de hecho, quien no ha experimentado lo que es el pecado, tampoco ha podido experimentar lo que es la gratuidad de la Gracia de Dios, Si yo pido prestado 5 euros no experimento gran satisfacción en el gesto de amor de quien me presta, pero si mi necesidad es mucho más grande, y lo que preciso no es ya 5 y sí cinco mil entontes experimentaré la grandiosidad del que me presta, del que sale a favor mío, del que confía en mí. Así para al hombre pecador que se arrepiente de sus pecados y pide perdón, experimenta la grandiosidad de Dios que le ama y le perdona, que le anima a rehacer su vida sin reñirle, sin amonestarle, solamente le dice, ánimo, te perdono tus pecados, en adelante no peques más.

Es un consuelo ver que el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, también consuela el saber que la doblez de corazón o la hipocresía no valen con Dios, Él nos conoce tan cual somos, aquí las apariencias humanas, los orgullos, las viles vanidades no cuentan, Dios conoce todo de nosotros y es más, antes de que seamos tan sensatos que acudamos a pedirle aquello que realmente necesitamos Él ya va por delante de nosotros, pero ojo, la mayor parte de las veces el no da aquello que le pides, pone en tus manos la semilla, la esencia de esa gran necesidad para que tu mismo la amplíes y desarrolles. Para que seas el que realice y socorra tu carencia, él inicia, tú prosigues. El que pida cambios radicales a Dios va por mal camino, Dios no te da el cambio, Dios te encamina por el camino que puede transformarte, que puede cambiarte, pero te lo tienes que currar tú.

Que adquiramos la voluntad y la paciencia de Dios que aguarda que el trigo prospere mientras que la cizaña muera por sí sola. No queramos ser tan listos de arrancarla y así arrancar también el buen trigo. Con el tiempo todo cae en su sitio, no es que sea una obra directa de Dios que te dice: ahora sí, ahora te vas a tu lugar, no; la vida misma te lleva a tu lugar.

Que descubramos el valor de las pequeñas semillas, que a pesar de su pequeñez dan grandes frutos, así a de ser en nosotros, descubrir en nuestra alma la semilla de las Virtudes: La Prudencia, la Justicia, la Fortaleza, la Templanza; y las teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad o el amor; y de los Dones del Espíritu Santo que son hábitos sobrenaturales, infundidos por Dios en las Potencias del Alma, y son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios. Que ha de fructificar en nosotros como esas semillas y producir los Frutos del Espíritu Santo que son 12: Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia y Castidad. Son siempre “semillas pequeñas, que dan fruto por nuestra confianza en Dios y el esfuerzo del Cristiano en dar buenos frutos con sus obras.


martes, 15 de julio de 2014

Nuestra Señora del Carmen.



Es una de las diversas advocaciones de la Virgen María. Su denominación procede del llamado Monte Carmelo, en Israel, un nombre que deriva de la palabra Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como 'jardín'. Existen hoy en activo órdenes carmelitas repartidas por todo el mundo, masculinas y femeninas, las cuales giran en torno a esta figura mariana.

Nuestra Señora del Carmen, ruega a tu Hijo por todos nosotros.

Muchas felicidades a todas y todos los que os llamáis Carmen o Carmelo, que por la intercesión de tan valiosa Patrona el Señor os colme de Bendiciones.

viernes, 11 de julio de 2014

XV Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A






El resto cayó en tierra buena y dio grano


Lectura del libro de Isaías 55, 10-11

Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, 
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, 
de fecundarla y hacerla germinar, 
para que dé semilla al sembrador y pan al que come, 
así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mi vacía, 
sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-23

Hermanos:
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.


Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
- «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenla tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.»
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: 
- «¿Por qué les hablas en parábolas?» 
El les contestó:
- «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; 
miraréis con los ojos sin ver; 
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure."
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador:
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»






En este domingo, según la santa liturgia el XV de este tiempo llamado ordinario, las lecturas nos hacen una fuerte llamada de atención para que pensemos en la Palabra de Dios y la meditemos, es una llamada para que el cristiano que acude a la Misa cada domingo piense muy seriamente que si acostumbra a llegar tarde y pierde la escucha de la Palabra se queda sin una de las partes más importantes de la Misa, es como si va a comprar un coche y se lo dan sin el motor, ¿para que te sirve?.

Por otra parte, aquí, Jesús, nos está diciendo que no podemos quedarnos solo en escuchar su Palabra, que tenemos que esforzarnos por entender su mensaje, si no lo entendemos tampoco podrá dar en nosotros los frutos esperados. Esta palabra tiene que llegar a nosotros con una disposición interior dispuesta a cambiarnos, a hacernos nuevos, una disposición alegre pero a la vez radical en el deseo de transformarnos, ser mejores, ser distintos si la Palabra nos indica que lo seamos. Eso es ser ese terreno fertir que quiere Dios de nosotros y que nos hablará más adelante el Evangelio de hoy.

En la primera lectura: La Palabra de Dios nos nutre, nos alimenta, es nuestro socorro en todo tiempo, en la bonanza y en tiempos de problemas y graves dificultades. Si no vivimos ansiando la Palabra nuestra vida estará completamente vacía. Solo tú, Señor, tienes Palabra de Vida eterna. Sólo en ti confiamos, sólo tu nos das la fuerza para seguir luchando en la carrera de la vida y sólo tu nos das la esperanza de que llegaremos a la meta definitiva, estar en tu Divina presencia.

El secreto de ese triunfo que anhelamos está en como “rumiamos” en nuestro interior esa palabra, en lo que hacemos con ella o mejor dicho, lo que hacemos nosotros después de recibirla. Es ella la que nos tiene que motivar al cambio constante, a la conversión continua para que vuelva a Dios llena de buenos frutos y con el premio de una vida nueva, convertida, rehecha, para así seguir cada día, muy especialmente cada domingo.

En la segunda lectura nos unimos al pensamiento de San Pablo, nó sólo la creación entera aguarda y gime, cada uno de nosotros aguarda y gime esperando la redención. Sabemos que nosotros solos no podemos, pero si está Él con nosotros, Él nos dará la fuerza que nos falta para alcanzar esa liberación definitiva que un día tendremos. Cuando esta casa nuestra que es nuestro cuerpo se derrumbe aparecerá la Gloria de Dios para los que creen en Él y hayan puesto en Él toda la esperanza.

El Evangelio vuelve al tema de la primera lectura y en esta ocasión lo hace con una “PARÁBOLA”, que es en labios de Jesús un estilo de hablar con ejemplos, con historias, con comparaciones, como la mamá que cuenta al niño un cuento para que este comprenda que ser bueno le trae beneficios y le ayudará a crecer feliz.

Estas “historias” que nos cuenta el Señor tratan siempre del Reino de Dios, para que nosotros apetezcamos ese reino como nuestro y así modelemos nuestra vida según Cristo y dispongamos nuestro corazón para actuar en la vida en consecuencia con eso que hemos aprendido de Él, que es lo que nos enseña en sus parábolas.















lunes, 7 de julio de 2014

viernes, 4 de julio de 2014

XIV Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A



Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón

Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10


«Alégrate, hija de Sión;
 canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; 
dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»
 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9. 11-13

Hermanos:
Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30


En aquel tiempo, exclamó Jesús:
- «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»


En la primera lectura Dios nos llama a la alegría, una alegría victoriosa, Dios viene a nosotros y viene portando la victoria, para que nadie de los que le siguen se sienta nunca derrotado, el que está con Dios, Dios estará siempre con él.
Pero estemos atentos a la lectura, viene victorioso, sí, pero también modesto, humilde, cabalgando no en elegante corcel y sí en un humilde asno, así desde la humildad los pueblos de la tierra serán capaces de destruir la violencia de los corazones y sembrar la paz en el mundo. Todo lo que es orgullo, vanidad, soberbia, envidia todo eso siembra la discordia y trae la guerra a los pueblos y al corazón del hombre. Aprendamos del Señor que es manso y humilde de corazón.

En la segunda lectura de la carta de San Pablo a los Romanos nos dice el Apóstol que nos liberemos de las cosas del mundo, del apego por lo carnal para sentirnos y ser más del espíritu, más del Señor. Él  que ha resucitado de entre los muertos si habita en nosotros nos resucitará también a nosotros. Viviremos en la medida de que unidos al Señor seamos capaces de dar muerte en nosotros a las cosas del mundo, al pecado, a todo desorden, a toda avaricia, a la envidia, las críticas, la maledicencia, la difamación, todo eso que es obra de la carne mata el espíritu.
No olvidemos nunca, que Dios, para hacer un santo, lo único que necesita es un pecador. Pero para lograr esto necesita poder obrar en nosotros, si en nuestra alma hay aunque sea un simple resquicio por él se introducirá su divina gracia y empezará a obrar desde dentro de nosotros, dejémosle obrar para que por su infinita misericordia alcance de nosotros tal gracia y perfección que nosotros por nuestros medios jamás seríamos capaces de alcanzar sin su divina fuerza y voluntad.

En cuanto al Evangelio el Señor da gracias al Padre porque el hombre sencillo es capaz, por la Gracia de Dios de tener la SABIDURÍA para comprender incluso cosas que los más inteligentes y sabios del mundo son incapaces de entender. Esta sabiduría viene de Dios y es fruto de los donos del Espíritu Santo. El verdadero sabio no es aquel que sabe las cosas de Dios, sino el que las experimenta y las vive.
Este conocimiento nos capacita para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios, no según nuestras medidas y criterios, es por así decirlo mirar las cosas con los ojos de Dios y juzgar de las cosas con los criterios de Dios, pero para así obrar tiene que estar el alma del cristiano abierta a la Sabiduría de Dios.
Por último el Señor nos llama a descansar en Él, “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados… Cargad con mi yugo… Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón”
Sólo en Dios encontraremos paz, sólo en Dios tendremos esperanza, sólo en Dios sentiremos nuestra vida llena, sin Él todo es vacío y nada.