jueves, 16 de marzo de 2017

TERCER DOMINGO DE CUARESMA DEL CICLO A



“MI ALIMENTO ES HACER LA VOLUNTAD DEL QUE ME ENVIÓ Y LLEVAR A TÉRMINO SU OBRA”

El libro del Éxodo nos habla de una historia triste, la historia del pueblo que sale alegre de la esclavitud, pero ante los problemas cotidianos del desierto van perdiendo la FE, no se trata de la historia en sí del pueblo escogido y liberado por Dios, es muchas veces nuestra propia historia; tenemos etapas en la vida que nos comemos el mundo si hiciera falta, estamos alegres, llenos de felicidad, pero cuando surgen las dificultades nos venimos abajo y la fe como que se evapora y en vez de pedir con humildad a Dios, que todo lo puede, levantamos el puño amenazante ante Dios recriminándole por nuestra circunstancia. ¿Qué podemos esperar con nuestras malas actitudes ante Dios?, ¿hasta cuando tendrá paciencia para soportarnos?. Menos mal que Jesús nos enseña y el Papa Francisco nos recuerda con frecuencia: "Dios no se cansa nunca de perdonarnos" Esto es una gran noticia, la mejor noticia.

San Pablo en la carta a los Romanos nos habla de la importancia de la FE, pero aquí la fe se contempla como “el TODO”, ha de ser una fe cierta, probada, amplia, generosa, testimonial. Una fe por la que uno lo de todo, una fe generosa, una fe sin límite alguno. Esa fe si que nos salva, pues mueve toda nuestra vida en torno a Dios, pero una fe floja, vacilante, sin contenido no nos lleva a ninguna parte.

Ciertamente Jesús ya lo ha hecho TODO por cada uno de nosotros, pero nosotros aún no lo hemos hecho TODO por Jesús, nos queda mucho desierto para ir purificándonos poco a poco, como se purifica el hierro en la forja con el fuego, y hacer de nosotros otra cosa muy distinta a lo que en realidad somos. El camino de la Salvación pasa por la CRUZ, y nuestra generación es muy de la aspirina, de la pastilla que nos quite el más mínimo dolor, no se si en realidad estamos preparados para el peso, el dolor, el sufrimiento de nuestra propia cruz, cuanto más para asumir el dolor de los demás, de los más pobres que no pueden con su cruz de cada día, de la solidaridad que Dios espera de nuestra parte, del saber amar sin condiciones, de dar sin condiciones, de darnos nosotros mismos sin condiciones.

En la tercera lectura el Señor nos da una muy bonita catequesis con la historia de la Samaritana y nos habla de cómo el que se esfuerza, da, comparte puede alcanzar el perdón de Dios. Que ciertamente cada uno de nosotros nos esforcemos por acudir al “pozo”  o manantial de donde brota el AGUA VIVA QUE DA LA SALVACIÓN, lo tenemos a nuestro alcance, es el SAGRARIO, está en todas las iglesias, bien disponible para que acudamos a Él. También en la BIBLIA, Palabra de Dios, Él se comunica con nosotros, nos instruye, nos guía, pero no podemos dejar que sea sólamente un libro más en una estantería que adorne nuestra sala.

No nos conformemos con cualquier cosa, con las migajas que caen de la mesa de los señores, que seamos capaces de acudir a donde está la fuente de vida y sumergirnos allí para quedar curados de nuestras apatías, cegueras, cojeras y tantas necesidades que tenemos y no nos esforzamos demasiado por salir de ellas. Sólo Él tiene PALABRAS DE VIDA ETERNA, solamente por Él llegaremos a la salvación que Dios nos ofrece por puro amor a esta pobre humanidad.

Que nos adentremos cada día más y más en este peregrinaje de la CUARESMA con esperanza para que podamos vivir con profunda alegría la Pascua, pero que nunca olvidemos que no hay Pascua sin CRUZ.


Que peséis un feliz Domingo, día del Señor. Que su paz esté con vosotros, en vosotros, en vuestro corazón, en vuestro hogar.

1 comentario:

  1. En el encuentro de Jesús con la samaritana se manifiesta que uno no es cristiano porque ya lo tenía decidido, sino por el encuentro con Jesús. Un encuentro transformante, inesperado, Jesús no respeta las barreras y se puede acercar en cualquier momento, a cualquier persona y en cualquier lugar..El encuentro con Jesús despierta sed de agua viva, un anhelo profundo de plenitud de vida; no le importa dejar en evidencia situaciones desordenadas; no lo hace para condenar, lo hace para sanar a las personas que viven desorientadas, que cuando lo reconocen, lo siguen y se convierten en buscadores de la Verdad y sienten la necesidad de ir a comunicarlo a todos, como la samaritana, sabiendo que hasta se podían reir de ella porque no era un ejemplo de nada...Los samaritanos bebieron del agua viva y observaron la mirada amiga del Mesías Salvadory escucharon su Palabra de vida eterna.

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