viernes, 12 de mayo de 2017

QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A





“…Yo soy el camino, la verdad y la vida…”


En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, 6,1-7 vemos como la primera Iglesia, con el fin de abarcar todo tipo de necesidades, instituye el diaconado. Esta lectura nos ha de hacer pensar el por qué de la dejadez de nuestros pastores, ante tanta necesidad que tenemos en España por la falta de vocaciones, no ponen más insistencia en formar un DIACONADO PERMANENTE que cubra muchas de las carencias de la misma y asistan, animen y caminen con las pequeñas Comunidades de FE para enriquecer el pastoreo de nuestra cansada Iglesia.

San Pedro en su carta 2,4-9 nos anima en nuestra vida cotidiana, nos llama piedras escogidas que tenemos por misión la construcción del gran TEMPLO DE DIOS, pero al mismo tiempo, también cada uno de nosotros somos templo de Dios, no tenemos que desfallecer ni asustarnos ante los acontecimientos de nuestra vida, al contrario, tenemos que ser conscientes que nuestra realidad, aunque pobre, una simple piedrita en la construcción del gran Templo, somos importantes pues nos ilumina, anima, acompaña y guía nada más y nada menos que el Espíritu Santo, así que si solos somos poca cosa, con el Espíritu cada uno somos inmensidad, plenitud, gracia.

San Juan 14, 1-12 nos anima a vivir sin miedo, sabedores de que si le seguimos a Él estamos en el buen camino, pues Él se nos presenta como el Camino, la Verdad y la Vida.

Sin Él no encontraremos camino alguno que nos lleve hacia Dios, sin su Evangelio o fuera del Evangelio no hallaremos verdad alguna, sin Él nuestra vida no se podrá prolongar, como dijo a orillas del pozo a la Samaritana, en un resorte de agua pura que salta hasta la VIDA ETERNA.

Esta Palabra ha de llamar nuestra atención, ha de situarnos en la Iglesia, saber que tengo yo que hacer, que puedo hacer, que espera el Pastor Santo de mí, y animados trabajar por el Reino de Dios y su justicia, sabiendo vivir en concordia con los demás hermanos de la Comunidad, de la Iglesia, y si en algún momento surgen disputas, malentendidos, incomprensiones, saber solucionarlo pacíficamente, para eso nuestra fe nos llama a descubrir la acción constante del Espíritu que nunca nos abandona, que anima, empuja, sana y todo esto lo hace a través de ti y de mí, el Señor cuenta con todos.


Tengo entendido, según recuerdo de mis años en Puerto Rico,  que este segundo domingo del mes de Mayo es el Día de la Madre en América, para los lectores de ese Continente muchas felicidades a todas las Madres y nuestras oraciones para aquellas madres que ya no están físicamente con nosotros pero que están en nuestros corazones. Oraciones por todas las Madres.

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