jueves, 21 de diciembre de 2017

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO, 24 DE DICIEMBRE Y NAVIDAD, DÍA 25.



MARÍA, NUESTRA MADRE, NOS TRAE LA ESPERANZA. Un niño ha nacido un HIJO SE NOS HA DADO:

En este 4º Domingo de Adviento ya entramos en la Navidad, y la Palabra proclamada nos tiene que llenar de ilusión y esperanza. Ya no necesitamos los “signos” del Antiguo Testamento, no precisamos la de presencia misteriosa de aquel Arca, María es la nueva Arca de una nueva y definitiva alianza de Dios con el Hombre, ella con su SÏ a Dios abrió la puerta de la esperanza a toda la humanidad, ella, que se consideró la “Esclava del Señor” es la Reina de nuestro mundo que mira esperanzado hacia el cielo pues sabemos que gracias a ese sí allí está nuestra casa, nuestra patria definitiva, nuestra salvación.

Esa nueva alianza jurada por Dios a su siervo el Rey David se hizo realidad en Jesús nuestro Señor, él, que se abajó a nuestra condición humilde, ya es abajarse siendo Dios hacerse uno de nosotros, pero además quiso nacer en las condiciones más precarias, más tristes, más desoladoras, en un pesebre de un establo para poder así en él levantar toda la humanidad caída.

Estemos alegres en el Señor, esta esperanza que nos trae María nos tiene que reconfortar, es esperanza que nunca falla, que es firme, fiel, está apoyada en Dios, basada en el plan de Dios para hacernos dichosos, eternamente felices. Cuantas han de ser nuestras muestras de agradecimiento a Dios por su cercanía y generosidad, a Jesús por su amor y entrega por nosotros y a maría por ese saber acatar, en el momento preciso, sin escusas, sin temores, la voluntad de un Dios que con el anuncio del Ángel viene a ponerle las cosas pero que muy complicadas y difíciles, a ella, a San José bendito y a todos los que estaban cercanos a ella, su vida no fue un camino de rosas, tenía más espinas que flor y aún y con todo lo asumió por amor a Dios y por hacer posible su plan de redención.

LA NAVIDAD:

Esta es nuestra noche, la que llamamos familiarmente NOCHE BUENA, sí, la mejor de las noches pues se realizó el gran milagro de amor de Dios para con nosotros, un niño se nos ha dado, un Hijo nos ha nacido, el Señor, el Salvador.

La Palabra que proclamaremos este día es de suma importancia para todos nosotros, toda ella nos invita a la alegría, a la alabanza, a bendecir a Dios, pero como ha de suceder siempre a no quedarnos en este gozo para nosotros en nuestro corazón, escuchamos la Palabra de Dios para que alegres salgamos del templo y comencemos a proclamar lo que hemos escuchado, no solamente con palabras, son más importantes los gestos, las acciones, los testimonios que con nuestra manera de vivir puedan hablar de nosotros, de la fe que tenemos y de lo que significa en nuestras vidas que el Señor naciera en un pobre portal para enriquecernos a nosotros. Una Navidad sin Cristo, sin compartir, sin un corazón capaz de enternecerse ante el dolor del otro es una pobre Navidad, no empobrezcamos lo que Dios hizo tan ricamente, no depositemos tanta gracia que Dios nos da en cestas de mimbre, construyamos en nuestro corazón sólida vasijas que recojan tan preciado tesoro para que nos saciemos con él y saciemos la sed de paz, amor, justicia, libertad de tantas personas que viven esclavizadas, oprimidas, despreciadas, solas, abandonadas por la desidia de nuestros gobiernos y de nuestra sociedad egoísta y ciega que solamente piensa en sí misma, que pasa de los demás y el centro de todo está en ellos mismos.

Recordemos que es esta nuche unos pastores escuchan asustados el anuncio de los ángeles, pero este anuncio no les paralizó, supieron reaccionar bien, como creyeron fueron a buscar lo que les llenaría de paz, en Belén encontraron al niño pobre envuelto en pañales. Cuando lo vieron no se quedaron allí, fueron de prisa a contarlo por pueblos y caminos, para que todos se enteraran de las buenas nuevas que Dios ha traído a la humanidad, es lo que tenemos que hacer nosotros, salir y contarlo.
Que paséis unas felices fiestas de la Navidad, yo pasaré unos días visitando a mi madre, así que estaré ausente de este medio y no me comunicaré con vosotros hasta mi regreso, muchas felicidades y que el Niño Dios de verdad nazca en vuestros corazones y os llene de su amor y su paz.

Fr. Francisco E. García Ortega, O.P.

Santo Domingo de Granada.

1 comentario:

  1. Hoy el protagonismo recae en María.Llama la atención su coraje y su disponibilidad para aceptar sin más la propuesta de ser la Madre del Hijo de Dios. ¿Quién no quedaría aturdido ante semejante responsabilidad...? Pero Ella reaccionó en seguida poniendo si vida en las manos de Dios: "Soy la esclava del Señor: que se cumplan en mí tus palabras" las mismas palabras que repetiría Jesús en Getsemaní en aquel momento de desamparo y de turbación:"que no se haga mi voluntad, sino la tuya"
    Jesús solamente se encarna en nuestras vidas si tenemos esta disponibilidad, si aceptamos que Dios tiene un plan para cada uno mejor que cualquiera de nuestros peroyectos personales, y que nuestra vida irá cobrando sentido a medida que lo vayamos descubriendo y aceptando; incluso si nos propone algo que nos parece superior a nuestras fuerzas...

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