sábado, 9 de marzo de 2019

TIEMPO DE DESIERTO, TIEMPO DE CAMBIAR.



ENTRAMOS EN LA CUARESMA.
 Ciertamente para entrar en este tiempo tan significativo tienes que hacerlo a través de la puerta que el Señor pone en tu corazón. Pues no se trata de ir a ninguna parte a descubrir el desierto de tu vida, no te va a pedir el Señor, que como él, camines 40 días en ayunas por tu desierto para encontrarte ¿con que? o ¿con quien?. la invitación del Señor es para encontrarte contigo mismo.

La gran sorpresa que vamos a encontrar al adentrarnos en nuestro desierto es que este desierto es como la vida misma, aquí encontraremos de todo, bueno y malo, positivo y negativo, depende realmente que estás dispuesto a buscar y con cuantas ganas lo vas a conseguir.

La lectura del Evangelio sobre las tentaciones que el diablo presenta a Jesús podría ser muy bien las tentaciones que sufre la gente de nuestro mundo. "Que estas piedras se conviertan en panes" poder saciarnos, estar satisfechos sin el menor esfuerzo, no carecer de nada. ¿No es lo que ambicionamos?.

"Póstrate ante mí y te daré todos estos reinos del mundo", un poco continuar con la tentación anterior pero mucho más ambiciosa, ya no ambicionamos algo, lo queremos todo, a como dé lugar, sin pararnos a ver las consecuencias ni a quien dejamos abasallado y atropellado por el camino. Ese quererlo "TODO" se contra pone con el Evangelio de Jesús que nos quiere sencillos, pobres, y con un corazón grande y generoso, donde veamos más las necesidades de los demás que nuestras propias ambiciones.

"Tírate de aquí arriba y los ángeles te recogerán", la fama, el espectáculo, lo grandioso, todo lo contrario que los milagros que hizo el Señor, que no buscó nada de esto, su deseo era llegar al corazón del enfermo, del pobre, del despreciado por la sociedad, del excluido, del marginado. 

Cada cuaresma tenemos 40 días para pensar y quizás dos o tres para cambiar, cambiar de verdad, cambiar de corazón, que vivamos la Pasión, muerte y resurrección del Señor y podamos en verdad sentirnos resucitados, transformados, cambiados. Somos hechura De Dios, de barro, y si se lo pedimos de corazón puede hacer de cada uno de nosotros vasos nuevos que acojan toda la misericordia que Dios nos da sin que se derrame por las rendijas de nuestra apatía, nuestro cansancio y nuestros pecados. Dios todo lo hace nuevo, solamente atrevete a pedirle que te transforme.

Feliz Domingo, día del Señor desde el Santuario de la Virgen de las Caldas en Cantabria. 

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