jueves, 7 de junio de 2012

SOLEMNIDAD DEL CORPUS




"Hay tres jueves en el año que relucen más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión". Hoy celebran aún en muchos lugares de España la Fiesta del Corpus, en otros la celebramos el Domingo. Que gran regalo y que gran misterio, todo un Dios que se queda con nosotros de manera tan sencilla, en algo tan vulnerable como es el pan, tan al alcance de todos, tan cercano a todos, pero así es Dios. Un Dios con el Hombre, un Dios para habitar en el corazón del Hombre.

Quizás por esto la humanidad no le da la atención que Él se merece, quizás es que los hombres y las mujeres de nuestra generación no valoramos ya las cosas sencillas, quizás por esto muchos pasan de largo ante tan misterioso Sacramento que vivifica, redime, perdona, ama, se entrega, da...

Oh admirable Sacramento que con tanto acierto y sabiduría el gran Santo Tomás de Aquino hizo para ti un himno tan grandioso, tan maravilloso que perdura hasta nuestros días:






Latín Castellano
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.
Canta, mi lengua,
el Sacramento glorioso del cuerpo
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
Fruto de un vientre generoso,
Derramó como rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito; la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor, poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.






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