viernes, 24 de julio de 2015

Con las Vísperas de esta tarde comienza la fiesta de nuestro gran SANTO PATRÓN y Apóstol SANTIAGO.





¿Donde ha quedado la figura del gran Patrono de España?, ¿dónde sus hazañas y sus milagros?, ¿dónde sus apariciones orientando y guiando a los nobles y valientes castellanos defendiéndoles contra los enemigos de España y de la FE CATÖLICA?

Por más que algunos emergentes politiqueros que están luchando con garras y dientes contra la tradición y contra todo aquello que signifique la UNIDAD DE ESPAÑA  no podrán acallar la historia, muchas veces cargada de gran fe, devoción, milagros y leyendas.

Ahí tenemos a Santiago cabalgando junto a San Millán de la Cogolla, el gran santo de la devoción del  Conde Fernán Gonzáles, el santo que ya en la batalla de Simancas, en el año 923, en la que San Millán aparece en defensa de los cristianos, es nombrado patrón de Castilla, y se comprometen a pagar los Votos de San Millán. Tras la imposición del patronato de Santiago con la unificación de Castilla y de León, los castellanos seguirán invocando a San Millán como a su patrón, y en el siglo XVII, al discutirse de nuevo el patronato de España, lo vuelven a confirmar como patrón de Castilla y copatrón de España.

Al grito de “SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA” los valientes CASTELLANOS llenos de fe y fervor sacaban valor y coraje para poco a poco ir quitando terreno al moro que aplastaba su fe y arrancaba de cuajo su dignidad con injustos impuestos y miles de vejaciones.

Pues no, no callarán las hazañas de nuestro Santo Patrón, no apagarán su fervor, no lo arrancarán de nuestra memoria. Allí donde quede un católico con devoción allí se contará la historia del Patrón de España, con pelos y señales, con verdades como puños y con leyendas que no son tales, son la manifestación del coraje del que tiene fe, que puede ver lo que el incrédulo no es capaz de ver y sentir el valor que el cobarde no puede sentir y verse acompañado de aquellos que vivieron sólo para Cristo y como Señor de nuestras vidas nos manda a aquellos que con tanta fuerza le amaron y se entregaron por Él para guiarnos y protegernos en las duras batallas de la vida, en las de antes y en las de ahora, en las que iban contra el moro y en las que van en nuestros días contra aquellos que quieren romper la unidad de España y ante ellos, ante los que luchan contra la verdad y viven sin fe, yo, otros, muchos seguimos gritando: “Santiago y cierra España”.

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