viernes, 16 de septiembre de 2016

“NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO”

Domingo XXV del Tiempo ordinario del ciclo C



El dinero, la riqueza, son temas que de vez en cuando salen en la Palabra de Dios proclamada y siempre tiene una buena lección para cada uno de nosotros. De hecho, no es que se condene a priori la riqueza o al rico, lo que sí se condena es el uso que hacemos con los bienes materiales. Lo cierto es que a esta vida todos llegamos de la misma manera y cuando nos vamos a la otra lo hacemos igual que cuando vinimos al mundo, todo se queda aquí, nada de lo que hemos amasado será para nosotros y los que heredan… los herederos o despilfarran lo que por años te costó acumular o se dan la buena vida sin trabajar derrochando lo que para ti fue sacrificio, penalidades y ahorro. No, no es cuestión solamente de tener, tampoco lo que haces con tu dinero siempre que seas generoso con el que no tiene nada, pero lo que Dios no soporta del hombre, y eso se desprende de la Palabra proclamada en la primera lectura y en el Evangelio es que sea usurero.

Tampoco no nos engañemos con los pobres, puede darse muchas razones para que el hombre caiga en una total pobreza, y muchas pueden ser por causas ajenas, pero el que es pobre por desidia, por abandono de las responsabilidades, por dejadez, por vagancia entonces no entra en el grupo de estos “Pobres” que el Señor quiere “levantar de la miseria. Todos, pobres y ricos tienen que hacer un esfuerzo para hacer de este mundo un mundo más justo, más equitativo. Pero hay que esforzarse, hay que trabajar.

San Pablo nos hace una llamada a la plegaria, una plegaria unánime entre todos nosotros, una plegaria confiada, pues Dios es Padre de amor y de misericordia y Cristo el Señor, ha muerto por TODOS PARA RESCATAR A TODOS DE LA MISERIA. Él es el misericordioso, nosotros, si somos de Él tenemos que orar y ser misericordiosos unos con otros.

Que nos esforcemos en apartar de nosotros toda codicio, envidia, egoísmo, avaricia y compartamos en caridad con todos lo que tenemos, que seamos conscientes que no es dar por dar o dar a aquellos que van a hacer un mal uso de tu limosna, bien para vicios, bien para mantenerse en esa situación de miseria sin esfuerzo alguno para progresar. Hay muchos organismos bien fiables como es CARITAS, para que nuestra aportación en caridad sea justa y equitativa, a la vez que confiada.


Que paséis un feliz domingo lleno de amor y de misericordia.

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