sábado, 29 de noviembre de 2014

MEDITANDO CON LOS HIMNOS:





Que maravilla el Himno de vísperas del ayer viernes, cómo nos acerca a Dios y nos presenta la realidad humana. Sí, Cristo murió crucificado, pero Cristo muere crucificado por nosotros en cada prójimo que sufre las injusticias del hermano, y por desgracia, en estos tiempos que corren, prójimos de estos, de los crucificados cada día, tenemos a millares en el mundo entero. También a nuestro alrededor aunque pasemos sin darnos cuenta a su lado.

El dolor extendido por tu cuerpo,
sometida tu alma como un lago,
vas a morir y mueres por nosotros
ante el Padre que acepta perdonando.

Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele
tu agonía en el mundo, en tus hermanos.
Que hay hambre, ese resumen de injusticias;
que hay hombre en el que estás crucificado.

Gracias por tu palabra que está viva,
y aquí la van diciendo nuestros labios;
gracias porque eres Dios y hablas a Dios
de nuestras soledades, nuestros bandos.

Que no existan verdugos, que no insistan;
rezas hoy con nosotros que rezamos.

Porque existen las víctimas, el llanto. Amén

miércoles, 26 de noviembre de 2014

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO B.



Lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7


Tú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre de siempre es «Nuestro redentor».
Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos 
y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos 
y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, 
derritiendo los montes con tu presencia! 
Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.
Jamás oído oyó ni ojo vio 
un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica la justicia 
y se acuerda de tus caminos.
Estabas airado, y nosotros fracasamos: 
aparta nuestras culpas, y seremos salvos.
Todos éramos impuros, 
nuestra justicia era un paño manchado; 
todos nos marchitábamos como follaje, 
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre 
ni se esforzaba por aferrarse a ti; 
pues nos ocultabas tu rostro 
y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, 
nosotros la arcilla y tú el alfarero: 
somos todos obra de tu mano.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9
Hermanos:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús.
Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
El os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de que acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo,
Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
________________________________________






¿Qué es el Adviento?

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

El término "Adviento" viene del latín: adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia, 

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Se puede hablar de dos partes del Adviento:
Primera Parte
Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;
Segunda Parte
Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
______________________________________

Mi comentario:
El Señor viene, viene a nuestro encuentro, como nos indica la primera lectura, rasga el cielo y viene a encontrarse con el hombre, a hacerse presente en medio de nosotros, a traernos su paz, a dar impulso a la humanidad, a darnos una esperanza, esperanza nueva pues es Dios con nosotros, Dios con el Hombre. Pero, ¿Cómo es este encuentro con el Dios-Hombre?, el sale al encuentro del que practica la Justicia, el que vive de espaldas a él no se encontrará con él, sólo el hombre bondadoso, el lleno de paz y de amor, el que tiene un corazón puro, el que es misericordioso, el que no es usurero y estima y ayuda al pobre y desvalido. El hombre de gran corazón conocerá al Señor y será parte de ese pueblo nuevo que habitará la tierra nueva que él va a inaugurar. Por último esta lectura concluye con esas hermosas palabras, “tu eres nuestro Padre” y “Nosotros la arcilla y tu el alfarero”, sí, ciertamente somos barro y si somos de Él nos tenemos que dejar moldear por Él para ser COSA suya, posesión suya y no actuar en la vida a nuestro antojo sin tenerle en cuenta a él.
En la segunda lectura damos gracias a Dios pues de Él procede toda gracia, hemos sido enriquecidos con Él, vino a nosotros para colmarnos de dones, su encuentro con el Hombre nos ha enaltecido, nos ha llenado de honor y si somos fieles nos llenará de gloria.
En cuanto al breve Evangelio es una llamada a la vigilancia, el Cristiano tiene que vivir su vida en una constante vigilancia en actitud de espera, aguardamos la gran dicha de la aparición gloriosa del Hijo de Dios, pero mientras tanto llega, aguardamos nuestro personal encuentro con Él cuando nos llame a su Casa, que esta vida nuestra no se pierda entre despistes por falta de interés ni tampoco “deslumbrados” por la luz y el colorido que nos ofrece el MUNDO que busca nuestro engaño. No. Tenemos que estar aguardando y vigilantes para no desaprovechar nuestra pobre vida.
Esta palabra de Dios nos anima, nos ilusiona y nos fortalece: ¡NO TENGAIS MIEDO!, de Él sacamos nuestra fuerza para vencer las contrariedades de la vida, que de esas bien sabemos todos, son muchas las tentaciones y es facil traicionar la confianza y la fuerza que el Señor ha depositado en nuestros pobres corazones, sólo con una actitud valiente podremos resistir firmes en la fe sin vacilar y sin arrojar la toalla ante las presiones y la fuerza de los que buscan ponernos tropiezo en nuestro camino de desierto, pues ¿que es el Adviento?:  Un camino en el desierto de nuestra vida.



sábado, 22 de noviembre de 2014

La Corona de Adviento:




La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos: 

La forma circular
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 

Las ramas verdes
Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas
Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. 
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal. 

El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. 

Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.

jueves, 20 de noviembre de 2014

XXXIV Domingo del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo. Ciclo A





Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros

Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17

Así dice el Señor Dios:
«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.
Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan, 
así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron 
un día de oscuridad y nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear 
-oráculo del Señor Dios-. 
Buscaré las ovejas perdidas,
recogeré a las descarriadas; 
vendaré a las heridas;
curaré a las enfermas: 
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. 
Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.”

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28

Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.
Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo habla sometido todo.
Y así Dios lo será todo para todos.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-26,16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos le contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá:
"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda:
"Apartaos de mí, malditos, id al fue o eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces también éstos contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Y él replicará:
"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
___________________________________


Comentario por Fr. Francisco E. García, O.P.

Este Cristo que es Rey nos muestra la primera lectura que es pastor, no es un rey al estilo acostumbrado ni en su época ni en la nuestra, es un pastor que cuida, que conoce por el nombre, que acompaña, que va delante porque transmite confianza y le siguen, que cuida y cura. Es Padre, es Hermano, es Amigo, el amigo que nunca falla, es compañero de fatigas y compañero de viaje, está con nosotros, no nos deja, no nos abandona, no nos defrauda, el un Rey que tiene por corona una de espinas, por cetro un palo de pastor, por trono una CRUZ. Este Rey vino a nosotros con una misión, un encargo del Padre Eterno, del Dios Creador, congregar, unir, agrupar. Todo lo que es unificar es suyo, todo lo que es desperdigar es del enemigo.

Acogió como  “trono” ese tronco de la Cruz para que nuestra memoria sea capaz de retroceder en el tiempo, de llegar al árbol de la vida del viejo Adán, aquel que por su ambición trajo la ruina a la humanidad, sí para que recordemos aquel árbol dado lleno de frutos y que quedó baldío por la expulsión del hombre del Paraíso y ahora, en el tiempo preciso Dios manda a su Hijo al mundo para que abandonándose en los brazos del Padre abrazase el tronco seco pero que a pesar de ser seco deja para la humanidad entera el fruto más apetitoso, más deseado por todos, deja por su muerte la VIDA y vida plena para todos los que miramos con fe esa CRUZ redentora del Hijo de Dios, desde la que reina como pastor de las almas. Este es el mensaje que nos transmite el Apóstol Pablo en la segunda lectura. Cristo es la Vida para el mundo, quien está con él vive para siempre porque el es el Viviente, el vencedor de la muerte, el que nos resucita.

Pero el colofón de este Domingo de Cristo Rey es –por supuesto- su Evangelio. En él Jesús nos enseña a cada uno de nosotros no solamente a pertenecer a su REINO y sí también a REINAR con Él. Reina con Él el que se aproxima al otro, el que es capaz de llegar al dolor del prójimo, a llenar su soledad, a saber acompañar en los momentos tristes, a socorrer las necesidades ajenas, a tender siempre la mano amiga hacia los demás.

No es un Rey convencional, de capa y espada, de cetro y corona, de ordeno y mando, es un rey amigo, rey compañero de viaje, rey protector. No tiene oro ni plata, tiene pan y vino para el amigo, para el camino, para el que está cansado, para el que necesita un empujoncito en la difícil vida. No. No está bien colocarle en una estampita o en una imagen con atributos de un estilo de reino que Él nunca asumió ni quiso, que lucho contra ese estilo y los que se lo ofrecían, su reino no es para unos pocos en un reino concreto, su reino es universal y para todos los tiempos, nace en tu corazón y te acompaña hasta la vida eterna, pero la clave para pertenecer a este REINO nos la da con toda claridad el Evangelio de este Domingo. Procura vivir tu vida siguiendo su senda, entonces llegarás a ese final de paz y de dicha, de amor y de felicidad. No olvides que ese REINO DE CRISTO nace cerquita, muy cerquita, nace en el corazón.



El buen Pastor:

 
 
27 min · Editado · 

Tato el Obispo como el Presbítero que colabora con él han de ser por encima de todo pastores del pueblo de Dios. Ser Pastor es ser cercano al rebaño, es querer al rebaño, a todo el rebaño, es preocuparse por él, por su situación, por su fe.
Recuerdo estando yo en Puerto Rico, un verano que regresé a España, visité a los Dominicos de Montesclaros (Cantabria) y me encontré al ya anciano P. Dasio -creo era él- llorando mientras caminaba por el frío claustro conventual, le pregunté que pasaba y me contestó: "Una desgracia muy grande, ven conmigo a consolar a la familia", entramos en una casuca pobre, muy pobre y allí estaba toda la familia reunida y llorando. Creo que quedé desconcertado, yo buscaba a alguien muerto y no le encontré, de regreso le pregunto al padre y me dijo que no había muerto, que la desgracia era que el tren había atropellado a tres vacas de esa familia y las había matado, pero que no era solamente la muerte de las vacas que ya era una gran desgracia para una familia que vivía solo de cinco vacas, la desgracia era la multa que tendrían que pagar a la FEVE por haberse metido los animales en la vía del tren.
La foto corresponde al día que Monseñor Cirarda toma posesión del obispado de Santander. Recuerdo de él tanto en Santander como siendo Arzobispo de Pamplona ser un hombre acogedor, cariñoso, cercano, amigo de visitar a las parroquias. Cuan dividió la gran parroquia de San Roque a la que yo pertenecía aunque nunca vimos a su párroco, hizo de un bajo una humilde parroquia en mi barrio, y el día que la bendijo y consagró no se por qué se acercó a mí, que tenía en brazos a mi hermana pequeña de dos años, yo tenía 17, a punto de entrar en la Orden, me pidió que le hablara del Barrio, cogió a mi hermana en sus brazos y escuchando mis explicaciones así entró en la nueva parroquia. Es el que hizo en Santander más parroquias que nadie, al añadir los templos de los religiosos como centros parroquiales. Como pasa siempre, querido por muchos, odiado por otros, pero un gran Obispo y un gran Pastor. Por cierto, aquellos que le odiaban no eran buenos pastores, de eso yo si puedo dar fe.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

CON MOTIVO DE LOS 800 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE LA ORDEN DE PREDICADORES


Oración para el Jubileo de la Orden
La Orden de Predicadores se prepara para celebración del Jubileo con ocasión de los 800 años de su aprobación. Como dominicos, sabemos que la oración es fundamental para entrar en la dinámica de renovación y de metanoia a la que nos llama la celebración del Jubileo. Por eso, queremos invitar a toda la familia dominicana a orar con la plegaria del Jubileo que se encuentra traducida en diferentes idiomas en:http://www.op.org/es/jubilee/oracion


ORACIÓN:
Dios Padre de misericordia, que
llamaste a tu servidor Domingo de Guzmán
a ponerse en camino en la fe,
como peregrino itinerante y predicador de la gracia,
al prepararnos a celebrar el Jubileo de la Orden,
te pedimos que infundas de nuevo en nosotros
el Espíritu de Cristo Resucitado,
para que podamos proclamar con fidelidad y alegría
el Evangelio de la paz,
por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

martes, 18 de noviembre de 2014

HOY CELEBRA LA IGLESIA LA DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS ROMANAS DE SAN PEDRO Y DE SAN PABLO

Basílica de San Pablo Extramuros de Roma

Basílica de San Pedro de Roma

BASÍLICAS DE SAN PABLO Y DE SAN PEDRO DE ROMA:
Hoy celebra la Iglesia la dedicación de las Basílicas de San Pedro y de San Pablo de Roma, los templos dedicados a estos dos grandes Apóstoles de la cristiandad, que nos han legado como herencia nuestra fe Católica y Apostólica.
San Pedro, que en vida y en compañía de Jesús experimentó lo que era el amor, el compañerismo, la entrega, la generosidad, la humildad, la obediencia, pero también el enfado, el negativismo, rondando casi a la traición, el abandono... nos dejó escrito este mensaje -que siempre recitábamos en el rezo de las Completas- y que es muy propio para tiempos difíciles:
"Hermanos, sed sobrios, estad despiertos, mirad que vuestro enemigo el diablo, como león rugiente , ronda mirando a quien devorar. Resistid firmes en la fe". (IP 5,8-9)
Y San Pablo, el Apóstol de los gentiles, el que luchó por y para que Cristo llegara a los corazones de todos los hombres del mundo, sin fronteras de pueblos, razas o color, el que nos ha legado multitud de escritos, entre otras cosas maravillosas nos dice, también para tiempos difíciles: "No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis resquicio al diablo" (Ef.4, 26-27).
Sí hermanos, no es volver a tiempos pasados donde se atemorizaba con el diablo, es simplemente reconocer su existencia, saber que está para hacer caer, para confundir, para sembrar el mal entre los hombres, y tenemos que saber también que la vida es una lucha contra el mal, para que la LUZ de CRISTO brille por encima de todo y lo abarque todo, lo domine todo, al final ese TODO tendrá que someterse a SUS PÍES.
Fr. F.G., OP.

jueves, 13 de noviembre de 2014

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.



A uno le dio tres talentos, a otro dos... a cada cual según su capacidad.

Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. 
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. 
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. 
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6

En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." 
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: 
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. »
 _________________________________________________________


No dejes que tus talentos queden escondidos en la tierra. Sácalos fuera, al servicio de los demás.


Fugaz es la hermosura y engañosa la gracia más sin embargo aquel o aquella que es trabajador, es honrado, es cumplidor vale mucho más que aquel o aquella que presumen de hermosura o de gracia. En la primera lectura te hablan de la mujer, pero es aplicable a todos, hombres o mujeres, mayores o jóvenes.

La segunda lectura nos hace una llamada a la vigilancia, pero no una vigilancia pasiva, de espera con los brazos cruzados, una vigilancia entrelazada con el espíritu de la primera lectura, acción, sí, pero vigilantes para que no nos sorprenda el final de nuestra historia y estemos con las manos vacías. No se trata de acumular tesoros que para el más allá no sirven, se trata de acumular acciones de bondad que merezcan una recompensa en la vida venidera.

Es el tema del Evangelio, la producción de esos tesoros para la otra vida, una producción que nos viene de los dones y talentos que el Señor ha depositado en cada uno de nosotros. No somos pobres hombres y pobres mujeres creados por Dios y “dejados” aquí en este mundo para angustiosamente ver pasar los años de la vida y luego llegar a un cielo donde vamos a encontrar unas exigencias penosas para poder cruzar la frontera del cielo. No.

Dios nos da a cada uno un don, o dos, o tres… no importa la cantidad de dones que recibimos, lo que importa de verdad es nuestra actitud ante los dones recibidos, el qué hacemos con ellos, el empleo que le damos.

Y esto en todo lo referente a la vida del hombre y de la mujer, a nuestro tiempo de trabajo, a nuestro tiempo de ocio, a nuestra relación para con Dios y la relación para con los otros, a los que llamamos “el prójimo”. En todo somos medidos, somos pesados, en todo se nos calcula nuestra valía, aquí no valen los enchufes ni las trampas, el que vale, vale; y el que no vale no vale nada; así de claro, así de sencillo.

Piensa en lo relativo a Dios. Te ha dado dones, conocimientos, valores, talentos no para ti, no para acumular cuadros de títulos universitarios, te los ha dado para que repercutan en Él, o bien directamente o bien a través de los demás, pero para QUE LLEGUEN DE NUEVO A ÉL. No hace otra cosa, cuando llega el momento te pide lo que te dio como un préstamo.

Cuantos domingos no se quedan los cristianos perezosamente durmiendo en vez de levantarse de la cama prontos a la llamada del Señor para ir a la Iglesia y dar ese tiempo que Él te da durante los días de tu vida, tu, que menos que regalarle una hora semanal para Él. Y cuántas personas que van a la celebración de la Misa no lo hacen con espíritu libre y sí cargando el lastre de toda la semana, sin aprender a desconectar para entregarle a Dios un culto reverente, el culto que Él se merece, con una participación activa, que anime desde esos talentos la asamblea y se logre un culto más lleno de vida, de ilusión, de alegría y de esperanza. Si en ocasiones no encuentras en la Misa quien pasa el cestillo de las ofrendas o quien participe en las lecturas o en la oración de los fieles, que lo lógico sería que la hicieran los fieles y no el sacerdote.

Vamos a poner más espíritu en lo que hacemos, más fuerza en hacerlo mejor, más alegría en compartir con los demás, más vida en vivir los Sacramentos de la Iglesia, que parece que en algunos solo se limita en ver que modelito luzco o con que vestimenta puedo "dar el cante" y en eso se queda todo, cuando el centro lo marcas en la medida que te entregas, que participas, te das al Sacramento que celebras, a la vivencia de la Palabra que se proclama y la fuerza -que como en vasos comunicantes- se vive en las asambleas litúrgicas.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Este Domingo: DEDICACION DE LA BASOLICA DE SAN JUAN DE LETRAN:


Es su Catedral, nos unimos a Él, nuestro amado Papa Francisco y pedimos por su complicada misión. Cuesta mucho ser auténticos y querer una Iglesia auténtica, con nuestras oraciones lo puede conseguir.


 

El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.


Lectura de la profecía de Ezequiel 47,1-2.8-9.12:
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante –el templo miraba a levante–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,9-11.16-17):

Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.

Lectura del santo evangelio según san Juan 2,13-22:

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.



Este Domingo celebramos la fiesta de la Dedicación de la Basílica Romana de San Juan de Letrán, la Catedral del Papa. Por tanto esta fiesta nos une entrañablemente a la figura del Santo Padre, como centro y guía de una Cristiandad que, si bien ha de mirar a Roma, signo de unidad y colegialidad entre las Iglesias, la Palabra de Dios que proclamamos nos señala la forma de hacerlo, esta manera de mirar esta unidad de todas las Iglesias es teniendo a Cristo como cimiento de toda nuestra vida.

Cuando viajas y contemplas los grandes edificios –de esto nos habla la segunda lectura- edificios de piedra, quedas maravillado por tanto arte, tanta precisión, tanta belleza, tanto trabajo realizado, lo que ves es el edificio construido, pero este se sostiene, perdura en el tiempo gracias a que ha tenido una sólida cimentación, si falla el cimiento –que es Cristo- el edificio se viene abajo. Por eso Cristo es el cimiento y nosotros somos las piedras vivas del gran templo de Dios.

En la primera lectura se nos habla del agua que corre y purifica. Es la acción constante del cristiano, agua que no corre se pudre, no tiene vida, huele mal, no sirve para nada, es agua muerta. El cristiano “nace” a la vida de Dios o vida en Dios con el agua del Bautismo, y toda su vida ha de estar orientada a este hecho, esta acción, no podemos olvidarnos de que entramos al agua bautismal muertos a la Gracia de Dios y surgimos de ella revividos, resucitados, somos unas nuevas criaturas, no por un tiempo, un momento, en lo que dura la ceremonia, es para toda la vida, para una vida que transciende hasta la eternidad. Pero no hemos sido revividos “para nosotros”, como algo mío, lo ha hecho Cristo para todos, para la asamblea, para la Iglesia, por eso nuestro río tiene que estar siempre fluyendo, siempre manando, siempre aportando para los demás agua viva, no podemos dejarnos secar pues entonces dejaríamos de estar en la línea de salvación de Cristo Jesús.

 En el Evangelio se nos habla de este mismo tema, el Templo. Él es el templo que cuando sea destruido a los tres días aparecerá nuevo, reconstruido; pero Cristo lo cambia inmediatamente señalándote a ti, tú eres el Templo vivo de Dios,  es el hombre, el hombre salvado por Cristo, el hombre lavado por su sangre, y por tanto tenemos que mantener limpio en todos los sentidos de la palabra este templo que somos de Dios y libre de todo “negocio” encaminado al egoísmo, la codicia, la maldad y tantas cosas que nos puede apartar de ese camino que Dios quiere de nosotros y para nosotros.

Otra cosa que también podemos sacar en consecuencia de esta fiesta es el templo material, el que usamos para nuestras asambleas, para la distribución de la riqueza de nuestros Sacramentos. Bien podíamos esmerarnos un poco más por él, sí, somos nosotros el TEMPLO VIVO pero ese otro templo, nuestra parroquia, nuestra iglesia ha de ser motivo de nuestro esfuerzo, esfuerzo en conservarlo digno para el culto del Señor, pero más aún mantener DIGNO por nuestra viveza de la fe, por nuestra participación, en la misa, en los sacramentos en los que participamos, en las acciones que allí realizamos. No es la “casa” de llegar, sentarnos, pasar media hora y marcharnos, es nuestra casa, ahí vamos a alimentarnos, a vivir la proclamación de la Palabra, una palabra que ha de fortalecernos, vivificarnos, alegrarnos, hacernos nuevos cada semana y unos Sacramentos que hemos de poner toda nuestra fe, devoción y esmero para celebrarlos y para vivirlos. De ello depende ni más ni menos que nuestra salvación. Pero aquí nadie te obliga, tú eres el que tiene que obligarte a vivirlo así pues de ti depende que seas piedra viva, agua viva o que decidas colocarte aparte del cimiento sin formar parte del edificio Templo de Dios.