sábado, 7 de febrero de 2015

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO.CICLO B.

Job


En la vida hay mucha gente desesperada, cansada, agobiada, como Job, quieren un resultado palpable, una solución inmediata a los problemas, como si la vida fuera solamente los años en este mundo, como si no contara en la actuación de cada día, en las penas y aflicciones, en las angustias y sufrimientos la otra vida, la que transciende a esta, la que llega a la eternidad. Esa impaciencia de Job nos tiene que hacer pensar que no podemos esperar un resultado inmediato a lo que aferrarnos, tenemos que tener confianza en Dios y dejar que el tiempo pase y aclare las ideas, los pensamientos, que aclare nuestra vida y sus interrogantes. Solamente cuando abandonemos este mundo sabremos de verdad lo que hicimos bien, lo que hicimos mal y aquello que no hicimos y podíamos haber hecho.

Jesús en su Evangelio nos muestra otro camino, no este de la desesperación y de la inmediatez de las cosas, el camino calmado, seguro, pleno, radiante de luz, de amor y de seguridades que es el camino del Evangelio. Pero para llegar a este camino de Jesús hay dos temas fundamentales, la acción y la contemplación. Jesús abarca plenamente los dos temas en el Evangelio de este Domingo.

Para entender este camino nuestra mente tiene que estar conectada con el mensaje de Pablo en la segunda lectura. El cristiano como el Apóstol no ha de buscar el propio gusto o una paga o retribución por los quehaceres de la vida cristiana, tenemos que vivir el Evangelio y proclamarle sí o sí, no cabe otra cosa, "hay de mí si no predicare".

Nuestro paso por la vida ha de estar marcado por un trabajo constante en la viña del Señor, viendo los problemas, las necesidades, los sufrimientos de nuestro mundo, viendo la gente desesperada como Job y buscar soluciones para sus males, curar al enfermo que no es otra cosa que facilitar esa cura, es acompañar, es estar cerca del que sufre, al mismo tiempo que creas esa cercanía de un Dios que se hace presente en medio del dolor a través de tu persona, de tu palabra, de tus manos que acarician, dan confianza, confortan, sanan y salvan. Pero  obrar así como Cristo obró y nos dejó como norma de vida en el Evangelio no es fácil, incluso no es posible si antes no pasas por la etapa de la CONTEMPLACIÓN, la oración, el contacto con el Señor para que el Señor te conduzca al contacto con el Padre, sin este contacto, sin esta vida de oración el trabajo apostólico se queda  sólo en algo tuyo, muy personal, sí,  pero solamente tuyo, para que sea algo de Dios tiene que venir de Él, y viene de Él cuando se da esa comunicación del agente pastoral y el Señor. Esa carencia de contemplar lleva al fracasa de tantos esfuerzos pastorales que quedan infecundos, vacíos y sin sentido, falta lo esencial y eso que es lo esencial no lo aportamos nosotros, es lo que aporta Dios a nuestro trabajo pastoral a través de nuestro esfuerzo, nuestra vida contemplativa, nuestras horas de oración; así  se cambia el mundo y así iremos cambiando nosotros mismos días tras día, a través de la fuerza de su Palabra y de la meditación de esta Palabra con una plena unión al Señor que es lo que llamamos orar. Como Jesús hacía cuando buscaba un lugar tranquilo para comunicarse con el Padre.

La vida se encarga de darnos "oportunidades" para la conversión, para enderezar caminos torcidos por nuestras incomprensiones o nuestra falta de coherencia, por eso este domingo nos ofrece una oportunidad única, cooperar con los más pobres, los más necesitados, desde la Campaña anual de Manos Unidas. Nuestra respuesta de generosidad es respuesta de amor hacia aquellos, que si bien es cierto no les conocemos, también es cierto que no nos es desconocida su angustia ni su desolación; estamos con ellos, compartimos sus penas, colaboramos con "algo de lo nuestro" para poner nuestro granito de arena en este mundo de hermanos -con situaciones tan desiguales- que nos llaman a vivir y ser  solidarios con aquellos que sus vidas, su situación es una pesada losa que aplasta sus anhelos, su bienestar, su deseo de progresar y abrirse un camino en el mundo hacia la esperanza.

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