miércoles, 18 de marzo de 2015

CRISTO PACIENTE


¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Que extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las plantas de las llagas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuanto amor llamar porfía!"
Y ¡cuántas, hermosura soberana:
"Mañana le abriremos" respondía,
para lo mismo responder mañana.
Mira si es paciente, si aguarda, si tiene esperanza en el ser humano que anhela albergarse en él. Sí, que Misterio, todo un Dios que abarca el mundo entero albergarse en el corazón de cada hombre, abajarse a nuestra pobre condición humana. Misterios de un Dios encarnado.

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