miércoles, 23 de diciembre de 2015

NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DE MEDIA NOCHE. MISA DE NAVIDAD Y LA SAGRADA FAMILIA:




 

“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”


Nochebuena. Noche de Paz, Noche de Amor, se canta en todos los rincones del mudo, ha nacido el Niño Dios. Este es el mensaje que nos trae la liturgia de la Misa de media noche en la Natividad del Señor.
Las lecturas de esta eucaristía están tomadas en momentos diferentes de la Historia de la Revelación. Las tres tienen en común el resaltar el comienzo de un tiempo nuevo, un antes y un después, de la aparición de Jesús en el mundo.
En la primera, tomada del libro de Isaías, escrita muchos años antes del nacimiento de Cristo, el profeta sostiene la esperanza del pueblo judío, en medio del desaliento, recordándole la promesa mesiánica y, con visión profética dice: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló… porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”, pasando después a describir la función del Mesías, liberador definitivo del pueblo de Israel.
La segunda lectura, tomada de la carta de S.Pablo a Tito, está escrita años después del nacimiento de Cristo, cuando la Iglesia daba sus primeros pasos y se establecía en el mundo greco-latino, en ella se refleja la experiencia viva de la fe de estas nuevas comunidades cristianas. Con un lenguaje que evoca el nacimiento de Jesus, nos dice “ Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, exhortándolos a llevar una vida sobria, honrada,… mientras aguardan la dicha que esperan: La aparición gloriosa del gran Dios y salvador nuestro, Jesucristo”.
Finalmente, estos textos nos introducen en el relato evangélico del nacimiento de Jesús y el anuncio a los pastores. Es un relato con una serie de detalles muy significativos que nos llevan a entender, de un modo sencillo, el contenido teológico del nacimiento de Jesús: el Salvador, el Mesías, el Señor, tres títulos que le dan los ángeles al anunciar su nacimiento.
MISA DEL DÍA DE NAVIDAD:

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros


Las lecturas de la misa del día de Navidad tienen un matiz distinto de las que leíamos en la Nochebuena, sin embargo ambas son portadoras de un mismo mensaje. Dios se hace hombre, ya no podemos pensar en un Dios solitario a quien nadie ha visto, sino en un Dios que, al asumir nuestra condición humana, está con nosotros. La Palabra se hizo carne, Dios acampa entre nosotros, asume nuestra condición humana y, al hacerlo, se hace débil, necesitado, como un niño que espera nuestra acogida.
Así nos lo muestra el prólogo del Evangelio de San Juan, que hoy es el centro en la liturgia de la misa de Navidad. Es un texto bello, profundo e intenso, que invita a la reflexión. Como cualquier prólogo nos introduce en el contenido de su evangelio donde, posteriormente, va a desgranar los rasgos de la personalidad de Jesús y la buena noticia de su mensaje que es poner de manifiesto el proyecto de Dios para con los hombres que a la vez, es señalar la capacidad de los hombres para llegar, a través de Jesús, a ser hijos de Dios. Es esta la idea que de una forma u otra está presente en misterio de la Navidad: ”Dios se humaniza y el hombre se diviniza”.

Fr. Jesús Mª Gallego Díez O.P. 
Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid) 

LA SAGRADA FAMILIA:

Jesús iba creciendo en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres


La fiesta de la Sagrada Familia nos recuerda el carácter sagrado de la familia, escuela de amor y humanidad. La vida del ser humano no puede ser sino familiar y el evangelio nos ayuda a vivir en plenitud esta dimensión profundamente humana. La escucha atenta al Espíritu nos permitirá ser fieles al ideal evangélico, especialmente en la familia, en el tiempo presente.
Dios nos ha creado homo familiaris, y en la Encarnación ha asumido también esta maravillosa condición. Reflexionando en torno al conocido relato del niño Jesús perdido y hallado en el Templo descubriremos qué sentido tiene el plante de Jesús a sus padres que nos refiere Lucas, el cual, una vez más, dará especial protagonismo a María, que de nuevo “conservaba todo esto en su corazón”.
D. Ignacio Antón O.P. 

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