sábado, 24 de junio de 2017

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO DEL CICLO A:



“El Señor está conmigo, como héroe poderoso”

La primera lectura nos narra la maldad de los corazones que no quieren al Señor y que no tienen paz, tantas situaciones de la vida cotidiana donde vemos como hay personas que piden el mal para su prójimo o se alegran del mal que sufren los demás o peor aún, trabajan para sembrar el mal en los demás y tienes la sensación de que sufren cuando ven a alguien de su entorno que le va bien, que prospera, que es sumamente feliz. Por desgracia esta fea realidad se da en este tiempo que nos ha tocado vivir, como se daba en tiempos de Jeremías y en todo tiempo y lugar.

Pero el que tiene fe es sabedor que el Señor está con nosotros como fuerte soldado, defensor nuestro en el peligro, en más de una ocasión hemos escuchado de la Palabra que el Señor desnuda su brazo, es decir, se arremanga para indicar su fuerza, su amparo su protección, bendito sea en Señor que sale fiador por cada uno de nosotros, por aquellos que ponemos en Él nuestro corazón, que confiamos en él.

Y esto es una realidad porque para el Señor cada uno de nosotros contamos, no somos desconocidos para Él, el sondea nuestros corazones, ha puesto su confianza en nosotros. Dios ha mandado su Hijo al mundo para apostar por la gente de este mundo, no mira la maldad, confía, espera, aguarda siempre la conversión, el cambio de actitud, la corrección. Esto no es otra cosa que una manifestación de la FUERZA DE SU AMOR, pues no ama con egoísmo como nosotros, AMA y CONFÍA y eso le basta.

Y es que el amor de Dios es así, es todo generosidad, esa generosidad tiene nombre para nosotros: JESÚS. Ya lo dice San Pablo en la segunda lectura a los Romanos: “Así como por un hombre entró el pecado en el mundo, refiriéndose a Adán, por un hombre: Jesús nos vino la salvación, es el plan de Dios para vivificarnos arrancándonos de la esclavitud y vivir como HIJOS DE DIOS, donde se desborda sobre todos nosotros el DON maravilloso de nuestro Dios que es PADRE.


El Evangelio tomado de San Mateo, 10, 26-33. es un “empuje” que nos da Jesús hacia la confianza plena en él, un saber aprender cada día a vivir en la confianza, en el amor, en la espera de una vida mejor y más justa que la que podemos experimentar aquí abajo, sabiendo que en la otra todo será distinto, pero mientras llega ese día también este aprendizaje nos lleva a vivir con la frente bien alta, sin acobardarnos de aquellos que nos odian y hacen el mal, Cristo está con nosotros, aquí se une el mensaje que ya hemos escuchado en la primera lectura. Confiemos hermanos y hermanas en este SEÑOR de nuestra vida que todo lo puede y que pondrá un día a cada uno en su sitio.

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