viernes, 2 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. CICLO A.



“VEN ESPÍRITU SANTO, RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA”.

Celebramos la fiesta de Pentecostés, el mundo, no solamente la Iglesia, se renueva de alegría pues esta es la hora en que rompe el Espíritu el techo de la tierra y una lengua de fuego innumerable, purifica, renueva, enciende, alegra las entrañas del mundo. Hace nuevas todas las cosas, nos hace nuevos a cada uno de nosotros que abrimos nuestro corazón a Él y ponemos nuestra confianza en Él. Por eso invocamos con fe al Espíritu Santo, por eso nuestra confianza plena en quien todo lo puede, todo lo llena, todo lo invade, todo lo viste de un colorido atrayente, de amor y de paz que llena el corazón del creyente.

La RENOVACIÓN es clave en nuestra vida de Cristianos. Cada Domingo en la misa recitamos el CREDO, este recitar es más que “rezar el Credo”, en el Credo está encerrado todo el misterio de la Fe que como cristianos profesamos, lo que en verdad creemos, lo que nos han transmitido desde la infancia, lo que afirma la Iglesia.

Cuando decimos: “Creo en el Espíritu Santo” estamos afirmando que nuestro corazón y nuestro espíritu están abiertos a un estado permanente de revisión y de renovación. No decimos las cosas por decirlas, afirmamos lo que creemos, lo que en verdad sentimos y abrimos nuestra vida, nuestra existencia a la fuerza renovadora y creadora de Dios, dejando que actúe en nosotros, que nos ayude a hacernos nuevos en cada Eucaristía que celebramos, en la lucha de la vida, en lo cotidiano y también en lo extraordinario, ya lo dijo el Señor con toda claridad: “Sin mí no sois nada”,

Pero quizás la acción más hermosa y constante que debemos realizar con la ayuda del Espíritu Santo es la UNIDAD. Él nos nace UNO con Cristo, por tanto nos hace UNO con el Padre, La Trinidad es unitaria, la misión del Espíritu Santo es hacernos buscar esta unidad con Dios y unidad entre los hombres y mujeres de buena voluntad. Es importante saber que la voluntad del diablo no es otra que romper continuamente esta unidad, sembrar discordia, separar, crear enemigos. Por tanto, siendo conscientes de esta acción maléfica, luchemos con uñas y dientes por adherirnos a la fuerza salvífica del Espíritu Santo, para así estar en Dios y Dios en nuestro corazón, en el corazón de las familias cristianas y en las Comunidades cristianas, en la parroquia, en la diócesis, en la Iglesia Universal. Es fruto del Espíritu Santo esta unión y el deseo de trabajar siempre por lograr esta unión y luchar en contra del rompimiento de la UNIÓN: FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO.

Es este Espíritu quien da la FUERZA a la Iglesia, quien pone en píe en medio de las plazas, en la calle a los mejores hijos de la Iglesia y no se acobardan ante la persecución o la muerte violenta. En estos días son muchos los testimonios de esta poderosa acción del Espíritu en tantos hombres, mujeres, jóvenes y niños que son martirizados por no renunciar a Cristo, sabiendo abrazar la Cruz del Señor y ganando de esta manera heroica el cielo.

Celebramos el nacimiento de la Iglesia con una ilusión siempre renovada, no podría haber alegría ni renovación si la Gracia del Espíritu no nos acompañara después de mas de dos mil años de Cristianismo. Pero la fuerza de Dios viene de lo alto, viene a la Iglesia, viene a los corazones de los que a pesar de los problemas y dificultades no tiran la toalla y dejan de creer, viene a vivificar, a sanar, a dar fuerza, ilusión, esperanza, a poner amor en el corazón, a fortalecer las rodillas vacilantes, a dar consistencia. Viene a unirnos, a ser solidarios, a animarnos a echar una mano, a pesar de nuestras propias cruces a aquellas personas que llevan una CRUZ mucho más pesada que la nuestra. El Espíritu Santo nos hace ser más solidarios, afectivos, generosos puesto que sus siete DONES SON: 1- SABIDURÍA: Nos hace comprender las maravillas de Dios, nos da el impulso que necesitamos en medio de las dificultades a través de nuestra vida. 2- INTELIGENCIA: nos descubre las riquezas de la FE. 3- CONSEJO: Aprendemos a llegar a la santidad, siguiendo aquello que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás. 4- FORTALEZA: Nos ayuda a superar toda dificultad en el camino de la vida para poder llegar a Dios. 5- CIENCIA: Nos lleva a juzgar con rectitud todo lo que realizamos en la vida, especialmente lo referente a Dios. 6- PIEDAD: Nos anima a tratar a Dios con la confianza que el hijo trata a su padre. Y 7- TEMOR DE DIOS: Nos ayuda a abandonar y alejarnos del pecado y evitar todo aquello que pueda contrariar la voluntad de Dios.


Queridos lectores, que esta ACCIÓN CONSTANTE DEL ESPÍRITU esté en vosotros, os de paz y alegría y encamine vuestros pasos a la felicidad plena, que paséis un feliz DOMINGO DE PENTECOSTÉS.

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