jueves, 17 de abril de 2014

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR:



Sagrario del templo de Santo Domingo de Granada.

Parece que el Señor nos está indicando con su Divino Dedo que antes de pasar por el Monumento tenemos que pasar por el Sacramento de la Confesión, y ya limpios acercarnos con devoción al Santo Monumento del Señor Sacramentado. 


Detalle del Monumento de la Iglesia de Santo Domingo de Granada.


Agradezcamos al Señor este Sacramento admirable, milagro diario de amor en el que Jesús se queda con nosotros, es nuestro alimento espiritual, para que nosotros, pobres pecadores, tengamos fuerzas para arrancar el pecado de nosotros y vivir en la Gracia de Dios, siendo en la vida cotidiana aquello que comemos. Otros CRISTOS.

Para celebrar este Misterio de Amor Fraterno de Dios para con nosotros y de unos hacia otros Cristo instituye también el ministerio del Orden Presbiteral por lo que es menester que pidamos también en este día por las vocaciones sacerdotales y religiosas que tanto necesita nuestra iglesia. Que no nos quedemos fijados en los tiempos antiguos donde los seminarios estaban llenos, hacen falta sacerdotes, sí, es una triste realidad, pero lo necesario, lo esencial es que seamos buenos y santos sacerdotes, más, mucho más que el número.



La clave de nuestro compromiso vocacional se da hoy con toda claridad en el gesto del lavatorio de los pies. Jesús en este pasaje evangélico nos da una gran enseñanza, nos indica cómo ha de ser nuestra vocación, nuestro servicio a la Comunidad, nuestra entrega a la Iglesia, no para ser el centro, ni para ser servidos y sí para SERVIR con amor a la feligresía.

En la Institución del Ministerio Sacerdotal, el gesto del lavatorio de los píes y este escrito sobre como debe ser un Sacerdote te hace pensar...
Un Sacerdote debe ser

Muy grande
Y a la vez muy pequeño,
de espíritu noble como si llevara sangre real
Y sencillo como el labriego.

Héroe por haber triunfado de sí mismo
Y el hombre que llegó a luchar contra Dios.
Fuente inagotable de santidad
Y pecador a quien Dios perdonó.

Señor de sus propios deseos
Y servidor de los débiles y vacilantes.
Uno que jamás se doblegó ante los poderosos
Y se inclina, no obstante, ante los más pequeños.

Y es dócil discípulo de su Maestro
Y caudillo de valerosos combatientes.
Pordiosero de manos suplicantes
Y mensajero que distribuye oro a manos llenas.

Animoso soldado en el campo de batalla
Y mano tierna a la cabecera del enfermo.
Anciano por la prudencia de sus consejos
Y niño por su confianza en los demás.

Alguien que aspira siempre a lo más alto
Y amante de lo más humilde…..
Hecho para la alegría
Y acostumbrado al sufrimiento.
 Ajeno a toda envidia.

Transparente en sus pensamientos.
Sincero en sus palabras.
Amigo de la paz.
Enemigo de la pereza,
Seguro de sí mismo.
    

     (De un manuscrito medieval)


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