“Teman en Sión los pecadores,
y un temblor agarre a los perversos:
¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?
El que procede con justicia y habla con rectitud,
y rehúsa el lucro de la opresión,
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
Ese habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
Con abasto de pan y provisión de agua”.
De laudes de esta mañana. Si meditáramos con profundidad los
Salmos y toda la Palabra
de Dios, el mundo alcanzaría una sabiduría tal que la vida podría ser muy
distinta a como por desgracia es para muchas personas.
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